Juegos de confianza religiosos

Por: Albert D. Warshauer M.D.

ESTAFAS RELIGIOSAS

Juegos de Confianza Religiosos
Juegos de Confianza Individuales
Personas individuales, llamadas estafadores, abusan de la confianza que despiertan en sus victimas. Los estafadores utilizan el fraude y los juegos de confianza para obtener dinero y otras cosas de sus credulas victimas.
Los estafadores primero obtienen la confianza de sus victimas. El estafador ofrece una gran oferta la cual puede ser obtenida por la victima.
Mediante su participacion y los deseos de ganar a lo grande, los puntos le dan sus bienes al estafador.
Cuando la gran oferta nunca se materializa el punto pierde su dinero o propiedad.

1. Tipos Varios de Fraudes y Juegos de Confianza
Un ejemplo es el “ven y cambio”, estas tacticas son usadas por las tiendas que ofrecen productos a muy bajos precios para hacer entrar al cliente, solamente para despues venderles algo mucho mas caro en vez del producto barato que es usado como propaganda.
Otro tipo de fraude es la rifa falsa. Todo el mundo que entra a la rifa es declarado ganador.
Las victimas son felicitadas por haber ganado un credito hacia una compra.
El credito es un descuento en la compra de mercaderia, tierras o servicios.
Pero realmente lo que ganan es una oportunidad para comprar algo a precios inflados.
Cuando alguien me informa que yo he ganado un premio sin ningun esfuerzo de mi parte, yo sospecho un juego de confianza y que yo estoy siendo jugado de punto.
Muchas organizaciones de caridad son en gran medida juegos de confianza. El dinero es colectado de los donantes, supuestamente para una obra noble. Pero desafortunadamente la mayoria del dinero se queda en el bolsillo de los colectores como gastos administrativos y solamente una pequeña fraccion llega a su destino. Para mas informacion sobre los juegos de confianza, lea el libro The American Confidence Man (El Estafador Americano) por Maurer (M1) 2.

Las Desventajas de los Juegos de Confianza Individuales
Los juegos de confianza individuales tienen una gran desventaja: la victima se da cuenta del engaño. En lo que se refiere a los juegos de confianza individuales, nadie ha podido encontrar una forma de eliminar el resentimiento del punto al darse cuenta de lo ocurrido.
Esto ocurre con la gran mayoria de los juegos de confianza perpetrados por estafadores.
Despues que la victima se despega de su dinero, se da cuenta que ha sido engañado y se pone en contra del estafador.
Como resultado, la victima:
a. se rehusa a jugar de nuevo,
b. le avisa a sus amigos sobre el engaño y
c. se queja ante las autoridades.

Desde el  punto de vista del estafador, estos resultados son indeseables. Otra desventaja es que a la sociedad en general no le gustan los juegos de confianza.
La sociedad considera al estafador como un criminal y un pillo y no como un ingenioso maestro enseñando lecciones de honestidad a personas avaras y materialistas. El estafador es un artista y vendedor de cosas fantasiosas. Un artista de television o cine con talentos comparables seria aplaudido, pero el se arriesga a terminar en la carcel. Todavia hay mucho por hacer en el perfeccionamiento de estos juegos.

3. Llevando los Juegos de Confianza a un nivel mas Alto
Algunas clases de relaciones pueden ocurrir entre instituciones y sus miembros de la misma forma que ocurren entre personas individuales. Desde que los juegos de confianza comunmente son jugados por pesonas individuales, podria llegar a ser sorprendente que algunas instituciones no hayan desarrollado juegos de confianza para obtener dinero y recursos de sus miembros.
Recursos son necesitados por instituciones de la misma forma que son necesitados por individuos. De la misma forma que alguien hambriento quiere comida, asi tambien una institucion en problemas tiene un incentivo por dinero o recursos.Sin un continuo flujo de recursos una institucion podria morir lentamente. Para sobrevivir y crecer una institucion requiere recursos, preferiblemente por medios justos, pero si no se pudiera asi, mediante cualquier forma disponible. Si una institucion no tiene los suficientes servicios y productos, quizas podria vender algunos beneficios imaginarios. Los supuestos beneficios, tales como milagros o recompensas postumas, facilemte podrian ser ofrecidas si muchas personas estarian dispuestas a pagar por ellas.
La instituciones estan a un nivel mas alto que los individuos; generalmente poseen mas experiencia y conocimiento que personas individuales. Al atribuirse conocimientos superiores, algunas instituciones pueden tomar ventajas de personas individuales.

La Estafa Perfecta
Para que una estafa sea perfecta es escencial que la victima no se de cuenta de que ha sido estafada. Esto puede ser logrado mediante el retraso de los beneficios prometidos hasta el tiempo que la victima no pueda volver para quejarse. La promesa de beneficios despues de la muerte es casi ideal desde el momento que no se conoce a ningun muerto que haya vuelto para quejarse de algo.

Pero supongamos que la victima quiera ayuda para un problema urgente. El estafador puede no ser explicito sobre los detalles del beneficio y le puede decir a la victima por adelantado que tenga paciencia y que tenga esperanza que el beneficio ocurrira.
Como puede ser un punto persuadido para esperar por un beneficio despues de la muerte?
Una variedad de sistemas pueden ser utilizados. Primero, el beneficio, tal como una vida eterna en el cielo o paraiso, pueden ser grandiosos desde el momento que no existen riesgos de que el estafado vuelva para quejarse. Segundo, un Libro Sagrado sin errores puede garantizar los beneficios. Tercero, muchas personas pueden jugar el juego a la vez.
La gente tiende a unirse a grupos para obtener las grandes ofertas. Mientras mas paguen ahora, aun mas esperan recibir los hermosos beneficios en el futuro.

Obviamente una institucion tiene una gran ventaja sobre los estafadores individuales cuando se refiere a tener un libro sagrado y una congregacion que ciegamente cree en ese libro. La estafa ideal tendria los siguientes atributos:

1. El juego de confianza a cambio de pagos (contribuciones) ahora con un gran beneficio (recompensa) en el futuro. El que no crea en el juego no recibira estos beneficios y podrian llegar a ser castigados en el futuro.

2. Los detalles que puedan descubrir la estafa no se mencionan o se ignoran.

3. Las victimas hacen propaganda de la estafa para atraer a otros puntos. Las victimas por voluntad propia proveen testimonios sobre el valor del juego.

4. El punto puede racionalizar que la actividad, aunque mucho a su favor, es basicamente honesta desde el momento que otras personas tienen la misma oportunidad de unirse al juego y ganar.

5. El punto no siente cargo de conciencia porque nadie se perjudica por su participacion en el juego.

6. La victimas cooperan en su propio engaño y contribuyen al juego una o otra vez.

7. Las victimas nunca se dan cuenta que han sido estafadas y por eso nunca se quejan. Si alguna victima ocasional se da cuenta que su dinero y recursos se perdieron sin posilbilidades de beneficios, puede racionalizar que al creer ha contribuido a una causa noble.

8. El juego de confianza fundamental se mezcla con otras actividades. Es escondido por varios beneficios personales y sociales.

9. El resto de la sociedad piensa que la actividad es completamente legitima y respetable. La victima puede obtener estima propia y un sentido de importancia al creer que ha entrado a un grupo admirable. La comunidad podria darle mas reconocimiento.

10. Las personas que administran el juego de confianza no solamente son bien remuneradas por sus esfuerzos sino que tambien son bien vistas y respetadas por la comunidad. Su control sobre el grupo de participantes les da poder e influencia en la sociedad.

11. Los juegos de confianza pueden ser valiosos para los ricos y poderosos de la sociedad al ayudarles a mantener su estatus y privilegios.

os lideres politicos y religiosos no se oponen a los juegos de confianza y hasta los promueven. Algunas instituciones religiosas han desarrollado juegos de confianza que, mientras eliminando las desventajas de los juegos de confianza individuales, poseen muchas de las ventajas de la estafa perfecta. Un juego de confianza con los atributos anteriormente mencionados pueden ser usados continuamente y exitosamente por cientos de años.
Se pueden mantener populares hasta que personas educadas gradualmente se dan cuanta que los grandiosos beneficios ofrecidos eran solamente parte de la estafa.

Como Empezar un Juego de Confianza Religioso
Generalmente , el primer paso de cualquier juego de confianza es ganarse la confianza de los participantes.

En los juegos de confianza religiosos, esto significa que los lideres deben de convencer a los prospectos jugadores que ellos (los lideres y miembros presentes) tienen una relacion con un Dios personalizado. Como prueba los lideres aseguran que:

(a) su religion posee un Libro Sagrado Del Dios y
(b) que muchos miembros creen en esta relacion.

Del punto de vista logico, estas afirmaciones son equivocas porque, primero no existen libros sagrados y segundo, aunque mucha gente crea en esa relacion especial, el creer simplemente no transforma algo en verdadero. Antes que Colon llegara a America mucha gente creia que el mundo era plano, pero el mundo seguia siendo esferico.
Datos y evidencia son mas importantes que numeros de creyentes. No hay ningun dato o evidencia valedera que apoye las afirmaciones de una relacion especial con Dios.

Estafas Religiosas
Al persuadir a los miembros que su lider se puede comunicar o representar a un Dios sobrenatural, la institucion religiosa ha establecido los fundamentos para la estafa perfecta. Un excelente metodo de convencer a los miembros que los lideres del pasado tenian esta habilidad es alabar a un Libro Sagrado, el cual puede ser mostrado como evidencia contundente de la comunicacion con el Dios. Aun mejor, el Libro Sagrado en si mismo es evidencia de los beneficios del juego de confianza.
Los beneficios pueden consisitir en milagros del pasado y beneficios despues de la muerte. Brevemente, la doctrina del Dios personal mantiene la idea de:

(a) lideres perfectos e infalibles,
(b) libros perfectos y sin errores,
(c) maravillosos y perfectos milagros, y
(d) perfecta y eterna felicidad como recompensa despues de la muerte.

Las primeras dos creencias identifican al Dios con una institucion en particular. El Dios usa a los lideres para trasmitir los escritos sagrados al grupo. Las ultimas dos creencias demuestran las intervenciones del Dios para el beneficio de los miembros en esta vida y en la proxima. Juntas las cuatro creencias podrian ser llamadas “La Confianza Religiosa Cuadruple”.
Desde el punto de vista de la logica la confianza cuadruple es una estupidez.
Las instituciones religiosas que poseen un Libro Sagrado pueden ofrecerles a sus miembros recompensas despues de la muerte.
Los lideres religiosos le dicen a sus miembros: “Contribuyan con dinero y recursos a la institucion religiosa ahora y recibiran eterna felicidad“. Dios ordena que nos de a nosotros generosamente.Los pecadores que se niegen a contribuir se quemaran en el infierno para siempre!”
Detalles incorrectos pueden descubrir un fraude. Por ejemplo, detalles como la ubicacion precisa del cielo y el modo de llegada a el, no son mencionados. Las promesas para despues de la muerte son hermosas, pero no se dan detalles los cuales pueden ser verificados en el presente. Porque los beneficios no son recibidos hasta despues de la muerte, no hay riesgo que la persona vuelva y diga: “Los lideres religiosos son unos sinverguenzas.

Confié en ellos y me estafaron.
Por supuesto ningun muerto se queja. La experiencia muestra que los juegos de confianza religiosos estan extremadamente cerca a la estafa perfecta. Para personas con sentido comun las historias de aparecidos despues de la muerte y resucitados (Jesus), relaciones sexuales con espiritus y engendros del aire (Maria), rituales conde se pretende comer carne humana y tomar sangre (la misa) son realmente descabelladas e ilogicas mas alla de ser completamente imposibles.
Pero, para los niños y aquellos que no se han puesto a pensar, las fabulas y las promesas despues de la muerte a cambio de pagos en el presente han sido exitosas por cientos de años hasta el presente. Hay muchos juegos de confianza religiosa, tales como beneficios despues de la muerte, amenazas de castigos, la contestacion a rezos, la promesa que los miembros pasan a ser elegidos de Dios, el perdon de las faltas, la intervencion de los lideres en beneficio del contribuyente, la coneccion directa entre la institucion y el Dios, entre muchos otros.
Una vez que los miembros creen en un Dios personalizado, ellos le pueden pedir al lider que le pida al Dios por el. Entre los pedidos pueden figurar: el perdon de los pecados, la cura de enfermedades, un buen viaje para un viajero, victoria en una batalla, trabajos para los desempleados, descanso para los cansados, lluvia en tiempos de sequia, y mucho mas. Todos estos juegos han transferido dinero y recursos de los miembros a las instituciones religiosas, sus lideres, y quizas a algun miembro pobre. Los miembros en general no sospechan que muchas de sus atesoradas creencias forman parte del juego. Mientras sigan existiendo credulos carentes de educacion y sentido comun, podemos seguir esperando que los juegos de confianza sobrenaturales continuen floreciendo. Los juegos sobrenaturales son los juegos mas efectivos que el hombre ha creado.

Examinando los Beneficios Ofrecidos
Algunos de los beneficios ofrecidos en los juegos de confianza religiosos llegan a lo fantastico. Mientras mas se examinan, menos substancia se encuentra.

  1. Comunicaciones con Dios; proveyendo comida y otras necesidades
    Los lideres religiosos afirman que pueden interceder ante el Dios. El Dios puede hacer milagros y proveer recursos ilimitados. Pero cuando la hambruna viene y los niños se mueren de hambre en Africa, Asia y otros lugares, los lideres religiosos parecen estar incapacitados de llamar al Dios y obtener comida del cielo para darles de comer. No hay Mana, ni multiplicacion de panes y pescados, Quizas el Dios personal esta ocupado por otras partes, escuchando las alabanzas y los rezos de los creyentes gorditos. Los milagros parecen estar confinados a las historias del Libro Sagrado y no a la ayuda de los niños hambrientos de cara cadaverica y vientres hinchados. Aparentemente, los milagros son mas utiles para promover la fe y los juegos de confianza que para ayudar al ser humano.

    2. Mas Alla de la Leyes Naturales
    El milagro de “gente caminando por el agua” ha sido reportado en un Libro Sagrado. Analicemos este reporte. Algunos insectos como el Gerris remigis) pueden caminar en el agua. Estos insectos pesan muy poco. Son tan livianos que pueden ser mantenidos por la tension de la superficie del agua. Una persona es mucho mas pesada que estos insectos y no puedde ser mantenida por la tension de la superficie. Para que una persona camine sobre el agua se requiere una violacion a la ley de gravedad o al principio de Arquimedes o los dos. Las personas pueden nadar en el agua pero no sobre el agua, Counsilman (C1). El texto sagrado afirma que la caminata sobre el agua fue posible mediante la “fe”. pero desde esa vez, millones de personas se han ahogado. No se conoce ni un caso donde se reporte que una persona se haya salvado de ahogarse por poder caminar sobre el agua. Ninguno, ni un fundamentalista fanatico lleno de “fe” se ha podido salvar para poder demostrar este milagro nuevamente cuando fue propicio. No sirve ni para rescatar a alguien en aprietos. Este supuesto milagro fue presentado en un Libro Sagrado. El cuento puede asombrar a un niño, pero por otra parte su unico valor parece estar limitado a promover la “fe” y el juego.

    3. La creacion de las especies animales y vegetales
    Algunos fundamentalistas religiosos no aceptan la teoria de la evolucion. Esta teoria afirma las diferentes especies son el producto de las variaciones naturales y gradual sobrevivencia del mas fuerte. Pero ellos afirman que Dios creo todas las especies de plantas y animales durante unos pocos dias. Dios, si el lo deseara, podria crear a un especie, tal como los elefantes o girafas, en un instante. El pichon pasajero y la cotorra de Carolina eran muy abundantes en Estados Unidos hace 200 años, pero ahora estan extintos. Si los fundamentalistas religiosos se pueden comunicar con Dios como muchos dicen, porque entonces no le piden a Dios que vuelva a crear estas especies? Una demostracion como esa podria establecer las bases como para poder incluir sus ideas en los textos escolares. Con la ausencia de esta demostracion, seria benificioso si los fundamentalistas religiosos pararan de interferir en las clases escolares de ciencia. Aun mas, las mismas instituciones religiosas que se oponen a la instruccion de la ciencia en las escuelas, son ella mismas el resultado de sistemas en evolucion.

    4. Conquistando la muerte de los seres humanos
    Algunos lideres religiosos les dicen a sus miembros que viviran para siempore en el cielo. Para algunos miembros, la esperanza de una vida eterna y feliz es una irresistible tentacion. Ellos son facilmente enganchados como peces que se tragan un anzuelo con lombriz. (el significado de pescadores de hombres toma un nuevo sentido no?)
    Examinemos el tema de la longevidad. Los estudios indican que las posibilidades que un hombre viva mas de 140 anos son de mas de uno en un billon. No se ha conocido ningun er humano que haya vivido 200 anos. Habeces podemos retardar, pero no parar el proceso de envejecimiento.
    Nuestro pelo eventualmente se pone blanco o se cae. En la vejez, nuestra piel se arruga y los sentidos visuales y auditivos disminuyen notablemente. Podemos desminuir algunos tipos o tratar algunas formas de cancer y algunas veces podemos frenar el dearrollo de la arterioesclorosis, pero no podemos para el proceso natural. Tampoco podemos parar las deficiencias endocrinologicas como la diabetes mellitus de aparecer, asi se avanza en edad. Aun asi, con toda la evidencia en contra, los lideres religiosos hablan de una vida eterna y feliz en el cielo.
    La promesa de la vida eterna es una parte de la estafa que nadie ha podido volver para refutar.

    5. El Cielo
    Los lideres religiosos nos dicen que los beneficios despues de la muerte se obtienen en el cielo o paraiso. Les preguntamos a los lideres por la ubicacion de estos maravillosos lugares y no saben donde se encuentran. No saben si el cielo esta en el sistema solar o fuera de el, o si esta en la Via Lactea o fuera de ella. Los miembros estan supuestos a creer que ellos despues de la muerte se iran a un lugar de ubicacion desconocida. Si los lideres religiosos se pueden comunicar con Dios, entonces porque no le preguntan a Dios la ubicacion del cielo asi se la pueden comunicar a los miembros?
    Un lider religioso cuando fue cuestionado sobre el cielo dijo que el cielo no es un lugar sino un estado de existencia, osea una relacion entre el Dios y la persona. No elaboro la idea mas a fondo. Pareciera que el lider religioso substituyo un estado imaginario por un lugar imaginario. Nosotros no sabemos nada sobre ninguno de estos dos estados hipoteticos. La ventaja de los juegos de confianza con promesas despues de la muerte, es por supuesto, que ningun muerto va a volver para quejarse y demandar porque no recibio la gloria prometida. Ningun miembro muerto va a volver a quejarse porque no pudo conquistar a la muerte o que no pudo encontrar el cielo o que no puedo conocer al Dios Detalles sobre el Cielo: La curiosidad sobre los detalles del cielo puede poner en duda todas las promesas sobre la vida en el paraiso. Que pasa despues de la resurreccion? Un bebe va al cielo para crecer o es bebe para la eternidad? Un niño en el cielo sigue la escuela?, y si es asi que estudia? Hay libros y librerias en el cielo? Los espiritus continuan aprendiendo alli? Examinenos otras cosas. Los arboles y lo pajaros van al cielo? Si estan en el cielo como llegan? Van las instituciones al cielo? Siguen los lideres religiosos en posiciones de autoridad o se transforman en miembros ordinarios de la paradisiaca congregacion? Pueden los relojes olvidar el tiempo en el cielo? Si un hombre se caso tres veces y se murio a los 70 años de cancer y Alzheimer, estaria enfermo despues de la resureccion? Si se sana milagrosamente cuantos años tendria? 20, o 40, o 60? Cuanto de su memoria recuperaria? Con cual esposa estaria casado? Mientras mas detalles examinamos mas problemas encontramos con la idea de la resurreccion, hasta el punto que se vuelve ridiculo.
    El triunfo de los juegos de confianza dependen de evitar la curiosidad de los miembros. Los lideres usan el Libro Sagrado para respaldar la existencia de los beneficios despues de la muerte y parar cualquier pregunta indeseable.

    6. Beneficios Postumos o Parlay
    La gente en las carreras de caballos a veces pueden apostar en el resultado de varias carreras. Este tipo de apuesta se llama parlay. Las posibilidades de ganar un parlay son mucho mas remotas que las de ganar una carrera. Por ejemplo si las posibilidades de un caballo de ganar tres carreras son 3 a 1, 20 a 1, y 8 a 1, las posibilidades de que ganen los tres caballos son 480 a 1. Po eso las ganancias tiene que ser mas elevadas para incentivar a la gente a que juegue parlay.

    Supongamos que alguien que este interesado en recibir beneficios despues de la muerte, estos beneficios dependen de varios factores de parlay:
    1. La restauracion fisica del muerto o la continuacion del alma. Dios instalo un alma en cada cuerpo. Si cada cuerpo se descompone despues de morir que informacion llega al cielo?
    2. El alma va al cielo, a un lugar no especifico.
    3. el alma es transportada al paraiso por medios desconocidos.
    4. En diferencia con los residentes terrenales los residentes del cielo ni mueren ni envejesen.
    5. En diferencia con la tierra conde existe el hambre y la enfermedad en el cielo existe la vida eterna y la felicidad con cantidades apreciables de comida y bebida.
    6. Los lideres creen que un omnipotente Dios desea alabanzas y pedidos y que favorece a los creyentes y destruye a los incredulos. los creyentes pueden entrar al cielo mientras los incredulos se les prohibe la entrada o se los tortura en el fuego del infierno.
    7. Los lideres creen que vale la pena ser eternamente remunerado por el Dios. Los lideres religiosos quieren que sus miembros apuesten tiempo y dinero en la institucion para recibir los beneficios despues de muerto. Pero el problema es que el ganar un parlay con varias posibilidades imposibles se transforma en muy improbable. Pueden ser las posibilidades de ganar mas favorables? La formas mas efectiva de esconder las imposibilidades de este parlay es el uso del Libro Sagrado.

    Esta substitucion parece reducir las posibilidades de varios pasos en uno solo. Una vez que el miembro acepta la idea de un Libro Sagrado sin errores, los lideres religiosos pueden usar este libro para evitar las dudas y curiosidad.La improbabilidad del parlay de varios factores puede ser ignorado. El lider religioso puede afirmar que el Libro Sagrado es mas confiable que la ciencia. Si el Libro Sagrado dice que el miembro tiene favoritismo sobre los incredulos en la recepcion de beneficios postumos, entonces asi es, porque el Libro lo dice. Fin de la discusion. Los religiosos han tenido resultados espectaculares con la idea del Libro Sagrado como garantia de los beneficios a recibir. Millones de personas creen en Libros Sagrados y en beneficios despues de la muerte.

    7. La estafa religiosa al estilo parlay
    Los beneficios despues de la muerte no son los unicos juegos de confianza religiosos.
    Los otros juegos son parlays de varios pasos. Un vistazo a los primeros pasos muestran:
    1. Un Dios personal se comunica con personas. El Dios tiene la habilidad sobrenatural de escuchar millones de plegarias y pedidos en forma simultanea en diferentes partes del planeta.
    2. Dios favorece a los humanos sobre otras especies de plantas y animales. Si un elefante o un delfin hubiese inventado la idea de Dios entonces ellos serian los elegidos y Dios los prefiriria a ellos y no a los humanos.
    3. Dios favorece a una institucion religiosa sobre otras. Las intituciones que utilizan la idea del Dios personal generalmente creen que ese Dios los beneficia a ellos solamente. Lo opuesto, por supuesto seria impensable. No seria creible si una religion dijera que Dios favorece a otra religion sobre la propia? Sin contar los casos en que las religiones han torturado y matado a miembros de religiones perseguidas, no se conocen casos donde haya ocurrido.
    4. Dios quiere que los miembros financien la institucion generosamente. El Clero afirma que todo lo que recibe el miembro es procedente del Dios.
    A cambio de la donacion del Dios al miembro , el miembro tiene que donar a la institucion. Fondos los cuales pueden ser usados por los lideres de la institucion.
    5. A Dios les gustan las alabanzas y los rezos. Sin no contamos los Libros Sagrados no existe prueba que al Dios les gusten las alabanzas y los rezos. (A nosotros nos gusta recibir buenas intenciones de otras personas, pero nos gustaria ser alabados por hormigas, ratas o seres invisibles de otro mundo?
    6. Dios puede suspender o violar las leyes naturales para el beneficio de los creyentes. Dios de vez en cuando responde una plegaria. Aparentemente, todas estas estafas sostienen un parlay, aunque la mayoria no tiene tantos pasos como el del beneficio postumo, muchos de los parlays complicados pueden ser reducidos a un paso mediante el uso del Libro Sagrado.
    Esta concentracion de pasos explica porque el Libro Sagrado es mas valioso en cojer miembros que el uso de iconos en los juegos de confianza. A los miembros en buenos terminos con la institucion les son garantizados una variedad de beneficios mediante su membresia en la empresa de Dios.

    Evaluación
    La opinion anterior sobre la estafa religiosa no es nueva.
    Personas honestas e inteligentes han tenido la misma opinion por mucho tiempo. En el siglo pasado, R.G.Ingersoll (I1 p308) dijo: “Yo no deseo ir al cielo mediante las virtudes de otro. Si no me merezco llegar por mis propios medios no quiero ir.”

    1. Creencias Sinceras
    Muchos de los lideres religiosos y miembros sinceramente creen en un Dios personal y en los Libros Sagrados. Estan convencidos que su fe les facilitara el recibimiento de los beneficios despues de la muerte.
    El problema es que el creer en una posibilidad futura no es evidencia de veracidad. Quizas pueda creer sinceramente que un marciano me va a regalar un millon de dolares, pero ningun banquero me daria un prestamo con esas garantias. Las personas pueden creen sinceramente en cosas falsas.
    En el pasado se creia que el mundo era plano y que el sol daba vueltas alrededor de la tierra. Y que tal con el argumento de los martires que han muerto por sus creencias religiosas? No demuestra sus sacrificios la veracidad de las creencias? Como dijo Oscar Wilde, 1856-1900, (W2): “Una cosa no es necesariamente verdad simplemente porque este dispuesto a morir por ello.”
    Una persona podria morir para defender su creencia que el mundo es plano, aunque se sepa que el mundo es esferico. Ingersoll dijo(I3 p315): “En lo general el martirio establece la sinceridad del martir no la veracidad de sus ideas. Las cosas son verdad o mentira independientemente de los pensamientos humanos.”
    La verdad no es afectada por las opiniones; un error no puede ser tranformado en verdad mediante el sincero pensamiento.”

    2. Lideres Religiosos
    Supongamos que el lider religioso sospecha que los beneficios despues de la muerte son una estafa. Como puede mantener su estima propia? El lider en duda puede razonar que, primero estas creencias religiosas no se deben a el, sino que ya existian. El las heredo. Durante la niñez aprendio los beneficios de sus maestros y los Libros Sagrados.
    El no invento estas creencias; asi, que si es un fraude, no es culpa suya.
    Segundo el no puede estar completamente seguro que esta parte de la creencia sea parte de la estafa.
    El realmente no sabe que le pasa a la gente despues de la muerte.
    Tercero, la institucion religiosa tiene muchos beneficios sociales y la estafa es solamente una pequeña parte de las actividades. Cuarto, la estafa es necesaria como unificador del grupo. Si el cuestionara publicamente las creencias religiosas, muy probablemente perderia su posicion como lider y pudiera ser reemplazado por alguien mas estafador que el.
    Finalmente, los miembros quienes aceptan estas creencias estan dispuestos a recibir grandes y magnificos beneficios eternamente por un pequeño pago en el presente. En este caso, los miembros serian tan avaros y egoistas que merecen ser victimas del fraude. Pocos lideres religiosos, una vez encaminados y comprometidos al fraude pueden cambiar publicamente su posicion publicamente.

    3. Libros Sagrados
    Los lideres religiosos afirman que los juegos de confianza estan respaldados por los Libros Sagrados.

    Contienen los Libros Sagrados tal convincente prueba? Sobre los Libros Sagrados, Thomas Paine (P1 v6p292, v7p115, v7p157) dijo:
    (1) “Ud cree en la Biblia por accidente de nacimiento, y los turcos creen en el Koran por el mismo accidente, y se llaman infieles uno al otro.”
    (2) “Libros, sea Biblias o Koran, no contienen ninguna evidencia que no sean el trabajo de ningun otro poder sino el humano.”
    (3) “Ud no tiene evidencia que sus Evangelios sean divinamente revelados como los turcos no la tienen que el Koran lo sea, la unica diferencia entra la de ellos y la suya es que ellos predican su locura y ustedes la suya.”
    Los Libros Sagrados no son la palabra de Dios de la misma manera que las estatuas no son su cuerpo.

    Los libros y los idolos son el resultado del trabajo humano.

    4. Milagros y la Resurreccion
    Se ha dicho que los milagros son prueba que un Dios personal esta interesado en los seres humanos. Thomas Paine (P1 v6p92-3) contesto a este argumento muy bien: “Nosotros nunca hemos visto, en nuestra epoca, a la naturaleza salir de su curso; pero tenemos buena razon de creer que millones de mentiras han sido dichas durante el mismo tiempo; entonces, por consiguiente, tenemos la posibilidad de uno en un millon, que el que reporta un milagro dice una mentira.” P.W.Atkins (A1) describe la actitud de los cientificos. “La gran probabilidad es que el reporte de milagros son exageraciones, rumores falsos, alucinaciones, mentiras, malos entendidos o simples trucos. Como dijo David Hume: es siempre mas probable que el que reporta un milagro sea un mentiroso a que el milagro haya realmente ocurrido.” Imaginese un automobil gastado que es llevado al desarmadero. Las llantas, la bateria, tanque de gasolina y otras partes utiles son removidas.

    Despues la carroceria es prensada y el chasis pierde su forma. Algunos tornillos y otras pequeñas partes quedan, pero el auto se transformo de auto a un pedazo de metal retorcido. La idea de la resurreccion de una persona muerta por varias horas es similar a la idea de que el monton de hierros retorcidos puedan restaurarse asi mismos y que funcionen como un automobil nuevo. No se conoce de ningun caso. 5. Las estafas religiosas comparadas con los vendedores de autos usados Muchos vendedores de autos usados y nuevos son honestos con sus clientes, pero algunos ocacionalmente hacen afirmaciones extravagantes sobre sus productos. El cliente si recibe el auto, pero si el auto no es todo lo esperado, el cliente se puede quejar, o en algunos casos tomar accion legal contra el vendedor. Con las estafas de beneficios postumos, el lider religiosos puede prometer cualquier cosa, sin la preocupacion que el muerto vuelva a reclamar. Los lideres religiosos tienen otra ventaja.

    No tienen inventario y pocos gastos, excepto el mantenimiento de un gran edificio libre de impuestos (o a veces pagado por el pueblo mediante el gobierno si tiene estatus de religion oficial). No tienen que invertir en un producto que se descomponga o pase de moda. Si el cliente no esperaria recibir el auto hasta despues de la muerte, el vendedor podria prometer el auto perfecto. Podrian ofrecer un auto que correria a cualquier velocidad, sin usar combustible, con gomas que no se gastan, que no se puede chocar y dura por la eternidad. Aun mas, el vendedor no tendria que procuparse por los clientes enojados porque ninguno de ellos podria volver.

    Continuidad de las creencias religiosas
    Si las enseñanzas religiosas fueran un fraude, porque tanta gente cree en ellas?
    Hay varias razones:
    a. impresionantes ceremonias religiosas y sermones,
    b. presion social,
    c. la necesidad de ser parte y aceptado por la sociedad,
    d. ignorancia,
    e. falta de oportunidad de estudiar a todas las religiones,
    f. fatiga mental y pasividad; falta de curiosidad,
    g. credulidad y habito,
    h. ansiedades de dudar de las creencias comunes. A las personas no les gustan que les cuestionen las creencias,
    i. la necesidad de optimismo y esperanza,
    j. la necesidad de sentirse util y valedero,
    k. baja estima propia,
    l. respeto por los lideres religiosos, los miembros y sus creencias,
    m. la impresion que la religion es necesaria para la sociedad,
    n. el poder y la influencia de las instituciones religiosas,
    o. amenazas; fuerza y miedo, y
    p. los beneficios personales que se reciben de la institucion. […]

    El origen de las instituciones religiosas
    Al comienzo de la historia humana habia poco conocimiento. Habia poco conocimiento sobre las fuerzas naturales. En estado primitivo el hombre no tenia ni libros ni escuelas ni librerias. No existian las instituciones. Pero el hombre es curioso y tenia imaginacion y comenzo a hacer preguntas como: Que son las estrellas? porque se enferma la gente? que pasa cuando los animales y la gente muere? Algunos se divertian inventando historias explicando porque. Las historias eran coloridas y algunas persistieron como parte de la tradicion oral. La gente , joven y vieja, le tenia miedo a la muerte, a las enfermedades y a los accidentes. Asi las historias y los mitos fueron creados para explicar, tranquilizar y proveer esperanza.

    Asi la religion primitiva comenzo. No paso mucho hasta que se dieron cuenta que la profesion era rentable y se tranformaron en los lideres espirituales de la epoca. Los lideres religiosos se dieron cuenta que mientras mas descabelladas eran las historias mas se podia prosperar. Incursionaron en la medicina y la psicologia. Se incorporaron el uso de objetos milagrosos. Despues que la escritura fue inventada desarrollaron Libros Sagrados y Dioses mentales. Los Libros Sagrados contenian las historias ancestrales e historias que se podian usar para indoctrinar. Para poner fin a la competencia se patento un solo Dios para parar con la competencia y solidificar el poder en una sola institucion (monopolio). Con la creacion del patriarcado se eliminan las deidades femeninas y se crean deidades masculinas para legitimizar la fuerza y liderazgo masculino. Las restricciones de las tradiciones orales no permitian la consolidacion de grandes instituciones y fueron eliminadas mediante la creacion de Libros Sagrados.

    Estos libros permitian una expansion coherente y uniformada de las nuevas doctrinas que podian ser patentadas por la institucion. De esta forma pasaron a ser fuerzas dominantes en la sociedad. El poder magico supremo era poder comunicarse con el ser sobrenatural, asi de esa forma el ser sobrenatural podia interceder por el miembro mediante el representante, el lider religioso. El lider religioso podia cobrar por el servicio. Este negocio continua hasta hoy en dia. Los juegos de confianza de hoy son exactamente los mismos de los diseñados por los primeros estafadores. Las patentes sobre el Dios, los recursos limitados, y la activa competencia y el juego en forma independiente por parte de algunos, creo la intolerancia religiosa y la discriminacion para prevenir la competencia de otros Dioses.

    Al crecer el numero de seres humanos en el mundo los diferentes grupos humanos entraron en conflicto. Considerando grupos iguales, las sociedades con mas fervor religioso estaban mas dispuestas a sacrificarse por el grupo o el Dios, lo cual les daba una ventaja en la guerra. Los lideres religiosos ofrecian beneficios despues de la muerte para los sacrificados y esto transformaba a las fuerzas en fuerzas fanaticas e imparables, teniendo asi una gran ventaja sobre sociedades menos organizadas. Asi comienza el principio de las religiones racistas e intolerantes. Una religion racista e intolerante tipicamente les dice a sus miembros que son superiores a los otros seres humanos y que de alguna forma son preferidos por Dios.

    El incredulo pasa a ser inferior. Los infieles que se niegan a aceptar la “verdadera fe” se ven como enemigos y merecedores de varias formas de castigo. De esta forma las religiones racistas e intolerantes tienen excusas para promover la idea mediante la fuerza y de tomar las propiedades de los infieles en el proceso. Por eso las religiones expansionistas e intolerates han sido las que han triunfado en el mundo. Por otro lado, la tolerancia tiene sus beneficios, las filosofias tolerantes permiten el compartir recursos y educacion entre los seres humanos, especialmente en la resolucion de conflictos pacificamente. En la cooperacion y trabajo con otros las filosofias tolerantes son mejores que las religiones racistas.

    Las religiones fueron afectadas por sus tradiciones y sus mitos, por los recursos disponibles, el poder o sumision de los posibles adversarios, por el comercio, el intercambio cultural, los matrimonios fuera del grupo, la educacion, la ciencia y eventualmente por la necesidad de estabilidad social. Como resultado, la mayoria de las religiones del presente son altamente discriminatorias con algunas excepciones de filosofias tolerantes.

    En oposicion a la intolerancia religiosa
    El lector instruido de esta pagina quizas haya notado que muchas ideas expresadas en este capitulo fueron expresadas simple y convincentemente por Paine(P1) y tambien por Ingersoll (I1-I4). A pesar de sus espledidos escritos, los prejuicios religiosos continuan tan fuertes como siempre.

    La Dificultad de corregir errores
    Como se puede entender la persistencia de los prejucios religiosos y el racismo hasta hoy en dia? En general, las mismas razones por las cuales las personas aceptan creencias religiosas prejuiciosas y racistas son la razon por la cual siguen apoyando tales ideas. Primero, las creencias tradicionales son inertes y resisten los cambios. Muchas personas no ven ninguna razon de cambiar sus creencias, no sienten ninguna necesiddad de hacerlo. Ellos no ven ninguna coneccion entre sus creencias religiosas y los conflictos sociales, el crecimiento de la pobreza y el deterioro del medio ambiente. Aquellos miembros quienes creen completamente en el Libro Sagrado son totalmente ignorantes de sus fanatismos religiosos.
    Otra razon es la tregua que le da la ciencia a la religion. Existe una idea que la ciencia es tan valedera como la religion. Existe un arreglo no escrito entre la ciencia y los religiosos de mutuo respeto. Este arreglo les permite a los religiosos continuar con su fanatismo sin ser opuestos por la ciencia. Las instituciones religiosas generalmente tienen beneficios sociales. Los lideres religiosos muchas veces son activos en obtener derechos civiles, trabajos y oportunidades sociales y economicas para sus miembros. La congregacion contribuye con viviendas, comidas y ropa para los necesitados. La congregacion tambien actua como soporte emocional para los miembros y la compañia de la congregacion muchas veces puede valer mas que la inversion economica del miembro. Por todos los beneficios de ser miembro, este racionaliza que el fanatismo y la intolerancia son solamente una pequeña parte de lo que la institucion tiene que ofrecer.
    Grandes instituciones generalmente tienen mas poder que un puñado de individuos. Estas instituciones tienen el poder de influenciar a la sociedad y al gobierno. La fuerza politica y economica previene que la critica hacia la religion llegue al publico. Los incentivos economicos favorecen a las institucioens religiosas. Los lideres religiosos que promueven las estafas y el fanatismo tienen fuertes incentivos; sus instituciones tienen mucho por ganar al perpetuar las creencias religiosas. Con un pequeño pago de cada miembro la institucion recibe una gran cantidad. Al educar a los jovenes, la ventaja la tiene la institucion religiosa. Los juegos de confianza, el fanatismo y el prejuicio son inculcados semanalmente o diariamente. Los jovenes son indoctrinados mediante la frecuente y entusiasta repeticion.

    En comparacion, las lucidas explicaciones de Paine y Ingersoll reciben poca atencion en las escuelas o en la calle. No existen juegos de confianza basados en los racionamientos de Paine y Ingersoll. Promover lo logico y sus ideas no tienen ventajas monetarias. La ciencia se enseña mediante el estudio y el razonamiento, mientras las religiones se ensañan mediante el fervor fanatico.

    La ventaja de los numeros
    La instituciones religiosas tienen poder e influencia. Los numeros por si mismos favorecen a la continuacion del fanatismo y la ignoracia sobre el razonamiento y la educacion. En el mundo hay dos billones de catolicos romanos, griegos ortodoxos, musulmanes, protestantes fundamentalistas y otras sectas que creen que Dios favorece a sus miembros y no a los infieles.
    En Estados Unidos hay aproximadamente 350,000 iglesias (o edificios donde las congregaciones se reunen). Alrededor de 330,000 pastores lideran a 140,000,000 de miembros.
    Las escuelas dominicales suman alrededor de 27,000,000. Las iglesias reciben al año una ganancia de alrededor de 45 billiones dolares, lo cual nos da un promedio de $120,000 a $130,000 por cada iglesia. La ganancia semanal es de $2,300 a 2,400, o sea alrededor de $5 a $6 por cada miembro. Esto sin contar las ganancias por los rituales como bautismos y casamientos, servicios por los cuales se cobra un promedio de $300 dolares por un servicio de unos minutos que no requiere inversion de materiales. El censo de 1990 muestra uan poblacion de 250,000,000 en Estados Unidos.

    Esto significa que hay una iglesia por cada 700 a 750 personas, o una por cada 400 personas que asisten a una iglesia. Estados Unidos tiene alrededor de 83,000 escuelas publicas, o sea 4 iglesias por cada escuela publica y 30,000 bibliotecas publicas, o sea 10 iglesias por cada biblioteca. Con estos numeros,no por nada la ignoracia crece dia a dia. Los numeros anteriores indican la magnitud de la desgracia, la razon por la perpetuacion de los prejuicios y el problema que enfrentan aquellos quienes le hacen frente al ilogico fanatismo religioso. Si solamente un promedio de 5 miembros por iglesia cree ciegamente en Libros Sagrados, mas de un millon de personas solamente en Estados Unidos tienen la cabeza cerrada al aprender y al cuestionamiento de sus creencias. Mas de 350,000 personas viven de estas iglesias y tienen un interes personal en la promocion de los juegos de confianza.

    En comparacion, nadie vive de la oposicion a los Libros Sagrados. Pocas personas estan activamente involucradas en el desafio de la validez de los juegos de confianza y contrarestando la propagacion del fanatismo religioso y el prejuicio. Las posibilidades son pequeñas de reducir las creencias en Libros Sagrados y la desgracia que ello engendra. En suma Las instituciones religiosas que creen en Dioses Personales y Libros Sagrados tienen por lo general estafas relacionadas con beneficios despues de la muerte, las contestacion de rezos, intercesion directa mediante el lider y el Dios. Estas estafas son beneficiosas para obtener dinero y recursos. Por muchas razones,entre ellas, las conversiones forzadas e indoctrinacion de niños han hecho de estas estafas un negocio grandioso por cientos de años. Aunque muy remunerativo para los lideres, no existe ninguna prueba que lo que ofrecen en estas estafas sea cierto.

    Referencias Autor Albert D. Warshauer M.D. Comentarios Elias Bernard-greenman_92553 [A1] Atkins, PW: The Second Law. New York. Scientific American Inc. c1984. [C1] Counsilman JE: The Science of Swimming. Englewood Cliffs, N.J. Prentice-Hall, Inc. c1968. [I1] Ingersoll RG: Famous Speeches Complete. New York. L.Lipkind. c1906. [I2] Wakefield EI: The letters of Robert G. Ingersoll. Edited with a Biographical Introduction by Eva Ingersoll Wakefield. New York. Philosophical Library c1951. [I3] Complete Lectures of Col. R.G.Ingersoll. Chicago. Regan Publishing Corporation. [I4] Ingersoll`s Greatest Lectures. Containing Speeches and Addresses Never Before Printed Outside of the Complete Works. Authorized Edition. Hackensack, N.J. Wehman Bros. Publishers 1964 [M1] Maurer DW: The American Confidence Man. Springfield, Il. Thomas c1974. [P1) Paine T: Life and Writings of Thomas Paine. ed. DE Wheeler. 10 Vols. New York. Vincent Parke and Co. c1908. [W2] Redman A ed: The Wit and Humor of Oscar Wilde. New York. Dover 1959.

Diez mitos -y diez verdades- acerca del Ateísmo

Por: Sam Harris

LOS ANGELES TIMES – 24 DE DICIEMBRE DE 2006

Traducción de Ricardo Montanía 

Varias encuestas indican que el término “ateo” ha adquirido un extraordinario estigma en los Estados Unidos de tal forma que ser un ateo es ahora un perfecto impedimento para una carrera en la política ( entendida de tal manera en que ser Musulmán u homosexual no lo es). De acuerdo a una reciente encuesta de Newsweek, solo el 37% de los Americanos votarían para presidente a un ateo, que sea calificado en otros aspectos.

A menudo se imagina a los ateos como intolerantes, inmorales, deprimidos, ciegos a la belleza de la naturaleza y dogmáticamente cerrados a la evidencia de lo sobrenatural.

Aún John Locke, uno de los grandes patriarcas de la iluminación, creía que al ateísmo no se debería “tolerar del todo”, porque, decía él, “promesas, acuerdos y juramentos, que mantienen juntas las sociedades, podrían no ser mantenidas por los ateos”.

Eso fue 300 años atrás. Pero en los Estados Unidos hoy, algo parece haber cambiado. Un destacado 87% de la población  afirma “nunca haber dudado” de la existencia de Dios; unos pocos 10% se identifican a sí mismos como “ateos”- y su reputación parece ir en deterioro.

Como es sabido que los ateos suelen estar entre la gente más inteligente y científicamente formada en cualquier sociedad, parece ser importante desinflar los mitos que les impiden jugar un papel mayor en el discurso nacional.

  1. Los ateos creen que la vida no tiene sentido.

Por el contrario, la gente religiosa suele quejarse de que la vida no tiene sentido e imaginan que solo pueden ser redimidos por la promesa de felicidad eterna más allá de la tumba. Los ateos tienden a ser bastante seguros de que la vida es preciosa. A la vida se imbuye de significado viviéndola plenamente. Las relaciones con aquellos que amamos son significativas ahora, no necesitan ser eternas para eso. Los ateos tienden a encontrar este miedo como una insignificancia… bueno… sin significado.

  1. El ateísmo es responsable por los más grandes crímenes de la historia.

La gente de fe suele afirmar que los crímenes de Hitler, Stalin, Mao y Pol Pot fueron el producto inevitable de la no creencia. El problema con el fascismo y el comunismo, sin embargo, no es que sean muy críticos de la religión; el problema es que son demasiado parecidos a la religión. Tales regimenes son intrínsecamente dogmáticos y generalmente hacen surgir cultos a la personalidad indistinguibles de los cultos a los héroes religiosos.

Auschwitz, el GULAG y los campos de la muerte no son ejemplos de lo que pasa cuando los humanos rechazan el dogma religioso; son ejemplos de los estragos que causan los dogmas políticos, raciales y nacionalistas.

No hay sociedades en la historia humana que han sufrido porque su pueblo se haya vuelto demasiado razonable.

  1. El ateísmo es dogmático.

Judíos, Cristianos y Musulmanes afirman que sus escrituras son tan proféticas de las necesidades humanas que solo pudieron haber sido escritas bajo la dirección de una deidad omnisciente.

Un ateo es simplemente una persona que ha considerado esta afirmación, leído las escrituras y encontrado las afirmaciones ridículas. No es necesario tener fe en algo, o ser de alguna manera dogmático para rechazar creencias religiosas injustificadas. Como el historiador Stephen Henry Roberts (1901- 1971) dijo en una ocasión: “ Te reto a que ambos somos ateos. Solamente que yo creo en un dios menos que tú. Cuando entiendas porque desestimaste los otros posibles dioses, entenderás porque desestimo al tuyo”.

  1. Los ateos creen que todo en el universo surgió por azar.

Nadie sabe porqué el universo existió. En efecto, no está enteramente claro que podamos hablar coherentemente acerca del “comienzo” o de la “creación” del universo, estas ideas invocan el concepto de tiempo y aquí hablamos del origen del espacio-tiempo en sí mismo.

La idea que los ateos creen que todo fue creado al azar es también utilizada regularmente como crítica a la evolución darwinista. Como explica Richard Dawkins en su maravilloso libro “El espejismo de Dios”, “esto representa una absoluta mala interpretación de la teoría evolucionista.” Aunque no sabemos precisamente como la química temprana de la tierra engendró la biología, sabemos que la diversidad y la complejidad que vemos en el mundo viviente no es un producto del mero azar. La evolución es una combinación de mutación aleatoria y selección natural. Darwin utilizó la frase “selección natural” por analogía con “selección artificial”, utilizada por los criadores de animales. En ambos casos,  la selección ejerce un efecto altamente no aleatorio en el desarrollo de cualquier especie.

  1. El ateísmo no tiene conexión con la ciencia.

Aunque es posible ser un científico y creer en Dios- como algunos científicos parecen decir- no hay dudas de que un involucramiento con el pensamiento científico tiende a erosionar antes que a apuntalar la fe religiosa. Si tomamos a USA como ejemplo: la mayoría de las encuestas hechas al público en general muestra un 90% de creencia en algún Dios personal; sin embargo el 93% de los miembros de la Academia Nacional de Ciencias no es creyente. Esto sugiere hay pocos modos de pensar menos adecuados a la fe religiosa que el pensamiento científico.

  1. Los ateos son arrogantes.

Cuando los científicos no saben algo- como porqué el universo empezó o como se formó la primera molécula auto-replicante – lo admiten. Pretender que se sabe cosas que en realidad no se saben implica una enorme negativa para la ciencia. Y sin embargo es la sangre que da vida de las religiones basadas en la fe. Una de las monumentales ironías del discurso religioso se ve en la frecuencia con que la gente de fe se auto alaban por su humildad, mientras afirman conocer hechos acerca de la cosmología, la química y la biología que ningún científico conoce. Cuando consideran cuestiones acerca de la naturaleza del cosmos y nuestro lugar en él, los ateos tienden a basar sus opiniones en la ciencia. Esto no es arrogancia; es honestidad intelectual.

  1. Los ateos son cerrados a la experiencia espiritual.

No hay nada que impida a un ateo experimentar el amor, el éxtasis, arrobamiento y sobrecogimiento; los ateos pueden dar valor a estas experiencias y buscarlas regularmente. Lo que los ateos no suelen hacer es hacer injustificadas (e injustificables) afirmaciones acerca de la realidad basados en esas experiencias. No hay dudas de que algunos Cristianos han transformado para mejor su vida leyendo la  Biblia y rezando a Jesús.

¿Qué prueba esto?

Prueba que ciertas disciplinas de atención y códigos de conducta pueden tener un profundo efecto en la mente humana. ¿Sugieren estas experiencias que Jesús es el único salvador de la humanidad? Ni remotamente- porque Hindúes, Budistas,  Musulmanes e incluso ateos tienen experiencias similares-.

No hay en efecto ningún Cristiano en la tierra que sepa si Jesús usaba barba más que si nació de una virgen o que si se levantó de entre los muertos. Estas simplemente no son la clase de cosas que una experiencia espiritual pueda autenticar.

  1. Los ateos creen que no hay nada más allá de la vida y el entendimiento humanos.

Los ateos son libres de admitir los límites del entendimiento humano de una manera en que los religiosos no pueden. Es obvio que no entendemos del todo el universo; pero es aún más obvio que ni la Biblia, ni el Corán reflejan un mejor entendimiento de él.

No sabemos si habrá vida compleja en algún otro lugar del cosmos, pero podría. Si la hubiera, tales seres podrían haber desarrollado un entendimiento de las leyes naturales que excedan vastamente a las nuestras. Los ateos pueden hacer esas suposiciones, incluso pueden admitir que si existieran brillantes extraterrestres, los contenidos de la Biblia y el Corán serían aun menos impresionantes que lo que son para los humanos ateos.

Desde el punto de vista ateo, las religiones del mundo trivializan completamente la belleza real de la inmensidad del universo. Nadie debe aceptar algo que no tenga suficiente evidencia para aceptar tal observación.

  1. Los ateos ignoran el hecho de que la religión es extremadamente beneficiosa para la sociedad.

Aquellos que enfatizan los buenos efectos de la religión parecen nunca percibir que tales efectos fallan en demostrar la verdad de cualquier doctrina religiosa. Es por eso que tenemos términos como “pensamiento deseoso” y  “auto-decepción”. Hay una profunda diferencia entre un espejismo consolador y la verdad.

En cualquier caso, los buenos efectos de la religión pueden ser discutidos. En la mayoría de los casos, parece que la religión da a la gente malas razones para comportarse bien, cuando hay buenas razones disponibles. Pregúntese a sí mismo, si qué cosa es más moral, ayudar a los pobres preocupados por su sufrimiento, o hacerlo así porque el creador del universo desea que lo haga, que lo recompensará por hacerlo o lo castigará si así no lo hiciere.

  1. El ateísmo no provee bases para la moralidad.

Si una persona aún no comprendió que la crueldad está mal, ciertamente no descubrirá eso leyendo la Biblia o el Corán—esos libros desbordan de crueldad humana y divina.

No obtenemos moralidad de la religión. Nosotros decidimos que es bueno en nuestros buenos libros recurriendo a las intuiciones morales que (en cierto nivel) están impresos en nosotros y que han sido refinados por miles de años de pensar acerca de las causas y posibilidades de la felicidad humana.

Hemos hecho un considerable progreso moral a través de los años y no lo hicimos leyendo la Biblia o el Corán más atentamente. Ambos libros condonan la práctica de la esclavitud— mientras todo humano civilizado reconoce que la esclavitud es una abominación. Cualquier cosa que sea buena en un escrito —como la regla dorada— puede ser valorada por su sabiduría ética sin que debamos creer que nos fue traída por el creador del universo.

La Ciencia frente a las creencias religiosas

Por: Juan Antonio Aguilera Mochçomn

El viejo debate sobre las relaciones entre ciencia y religión, lejos de extinguirse por ausencia de novedades, ha cobrado vigor en los últimos años, sobre todo en el ámbito anglosajón. En Estados Unidos, los ataques a la enseñanza de la evolución por parte de activistas religiosos se están recrudeciendo, y han merecido una portada y un editorial de la gran revista científica Nature (2005). Como ha ocurrido en este caso, la respuesta desde las instancias científicas a los ataques directos a la ciencia por parte de algunos creyentes religiosos suele ser conciliadora con la religión en general, una respuesta que recibe el visto bueno de la mayor parte de los pensadores y autoridades religiosos. Habitualmente, en efecto, se defiende una posición próxima a esta:

«La religión ya no es enemiga de la ciencia. Ciencia y religión no son incompatibles, sino complementarias, y entre ellas se espera una “mutua armonía”. Cuando -por ejemplo- los creacionistas niegan la evolución se trata de una invasión inaceptable del terreno científico, y cuando algunos científicos pretenden que la ciencia diga algo sobre lo sobrenatural o quieren que la ciencia guíe todas las actividades humanas estamos ante una intromisión improcedente en el terreno religioso.»  Este espíritu conciliador se ha alentado en los últimos años desde diversos frentes. Tuvo una inusitada repercusión el número de 20 de julio de 1988 de la revista estadounidense Newsweek, cuyo titular de portada rezaba “Science Finds God” (“La ciencia encuentra a Dios”). Otras revistas recogieron el tema de forma similar y dieron cuenta de las crecientes iniciativas de diálogo entre “las dos vías de conocimiento”. Un incentivo no desdeñable de este diálogo “constructivo” en el mundo anglosajón lo supuso la creación de la Fundación Templeton, financiada por el multimillonario sir John Templeton. En 1972 convocó el premio Templeton para el progreso en la religión, dotado en 2005 con 795.000 libras esterlinas (aproximadamente un millón doscientos mil euros que se ha embolsado el premio Nobel de Física de 1964 Charles Townes): más que el propio premio Nobel, de hecho es el mayor premio monetario anual otorgado a un individuo. Pero son múltiples las iniciativas de esta Fundación; en 2004 apoyó en Barcelona la décima Conferencia Europea sobre Ciencia y Teología. Animados o no por estos reclamos, lo cierto es que son numerosos los científicos que han escrito en torno a esta idea de la “mutua armonía”. Destaquemos por su alcance estos libros de los ganadores del premio Templeton en 1995, 1999, 2001 y 2002, respectivamente: La mente de Dios, de Paul Davies (1992),Religión y Ciencia, de Ian Barbour (1997), God and Science, de Arthur Peacocke (1996) y Ciencia y Teología, de John Polkinhorne (1999). Pero ha tenido mayor impacto popular el libro que publicó, pocos años antes de morir, Stephen Jay Gould, el gran divulgador evolucionista y combatiente activo contra el creacionismo en Estados Unidos: Ciencia versus religión (Gould 1999). En él proclamaba -en línea con lo que ya propusiera Kant- el fin del viejo contencioso entre la ciencia y la religión, en particular la católica: cada una tendría un “magisterio” independiente. La ciencia se ocuparía del reino empírico, de los hechos del universo y de por qué éste funciona como lo hace; la religión, de los valores morales, los fines y el significado último. Según Gould, la religión católica y otras respetan esta división de tareas. Muchos otros científicos (y, por supuesto, muchos teólogos) han manifestado públicamente su coincidencia con Gould en esta visión armoniosa, no conflictiva, que no obstaculizaría el que los científicos coherentes fueran creyentes religiosos no menos coherentes.Sin embargo, en mi opinión, Gould llega a esa percepción de ausencia de conflicto sin atender en ningún momento al contenido doctrinal de las religiones: no hace el análisis de las creencias religiosas concretas. Así, no alcanza a ver este posible lugar conflictivo: el de la percepción y explicación de la realidad, el del “reino empírico”, en sus propias palabras. En efecto, encontramos una serie de creencias religiosas fundamentales en las que se hacen afirmaciones de gran calado sobre cómo es y cómo funciona el mundo, y, por tanto, sobre aspectos de la realidad de los que se ocupa la ciencia.Como al fin y al cabo quien esto escribe no es más que un científico, quiero empezar recogiendo lo que dicen los científicos en general sobre las creencias religiosas; más aún: respecto a las mayores creencias religiosas -como la relativa a Dios-, ¿son los científicos creyentes, o incrédulos?

Los científicos y Dios
La pregunta ya se la hecho un prestigioso físico español, Antonio Fernández Rañada, en su libro Los científicos y Dios (Rañada 2000). En la pág. 40 defiende la tesis de que “la ciencia y la religión son plenamente compatibles”, y en la pág. 44 se adscribe a la idea de que “por sí misma, la práctica de la ciencia ni aleja al hombre de Dios, ni lo acerca a Él”.
En la pág. 45 sostiene Rañada:“Desarrollaré la tesis de este libro siguiendo los testimonios de grandes científicos. Me parece necesario hacerlo así. La experiencia de personas como Maxwell, Einstein, Planck, Darwin o Monod está hondamente arraigada y expresa un compromiso vital profundo que les hace estar por encima de estereotipos, de modas o de interpretaciones superficiales.”

Rañada recuerda a los más grandes científicos de los siglos anteriores y llega a la conclusión de que casi todos eran “religiosos”. La palabra “religión” es polisémica y gracias a ello Rañada puede incluir entre los religiosos a autores como el pionero evolucionista Wallace o Einstein. Pero la creencia a la que se adhiere queda muy clara cuando concreta esta definición (pág. 59):Lo que se suele entender por Dios en nuestra cultura es el Dios personal de las religiones monoteístas, judaísmo, cristianismo o islamismo. Es un ser creador y mantenedor del mundo, que administra justicia en una vida futura. Es posible tener una relación personal y directa con Él: se le puede adorar, rezar, amar, agradecer o hablar.”

Me parece una definición muy acertada, que apoyarían las autoridades oficiales y la inmensa mayoría de los creyentes de esas religiones. Pero, comoquiera que Rañada ciñe su estudio casi totalmente a científicos pretéritos, convendría saber qué piensan (qué creen) los actuales. Por fortuna, se han hecho al respecto en Estados Unidos unas encuestas muy acreditadas (sus resultados han aparecido en Nature y en Scientific American).En 1914 y 1933, el psicólogo James H. Leuba se propuso poner a prueba la hipótesis de que cuanto más instruida es la gente, menos probable es que crea en Dios. Para ello, realizó una encuesta entre científicos estadounidenses, y sus respuestas confirmaron la idea de que es mucho menos probable que crean en Dios los miembros de este colectivo que el público general. Leuba atribuyó esto a la mejor educación de los científicos, y se aventuró a predecir que con el paso del tiempo y el presumible aumento en la educación del público general, las creencias religiosas se harían cada vez más raras. En 1997 y 1998, Edward J. Larson y Larry Witham (el primero historiador de la ciencia en la Universidad de Georgia, el segundo periodista del Washington Times) publicaron dos artículos en Nature (Larson, Witham 1997, 1998) mostrando los resultados de sendos estudios en los que se repitieron las encuestas de Leuba. Éste había indagado sobre las actitudes de los científicos, concretamente, de los biólogos y físicos (incluyendo entre éstos a los matemáticos) estadounidenses, en lo referente a lo que él denominó “las dos creencias centrales de la religión cristiana”: la existencia de un Dios influenciado por la oración (en la que centraremos nuestro análisis), y la otra vida (afterlife). Abrevió como “creencia en un Dios personal” la fe en “un Dios en comunicación intelectual y afectiva con la humanidad, es decir, un Dios a quien uno puede rezar en espera de recibir una respuesta”: esta es la definición de Dios que aparecía en la encuesta; como vemos, muy acorde con la de Rañada. Ya en tiempos de Leuba hubo protestas por la naturaleza de las preguntas; por ejemplo, alguien decía que creía en Dios pero no esperaba que respondiese a las plegarias. Pero Leuba mantuvo que el Dios de su pregunta es el que postulan todas las ramas de la cristiandad. Y Larson y Witham no modificaron las preguntas para poder comparar los resultados con rigor.Leuba hizo sus encuestas entre científicos “normales”, por una parte, y “grandes científicos”, por otra. La distinción la hacía el propio American Men of Science, de donde obtuvo la lista de científicos. Larson y Witham, por su parte, han buscado biólogos, físicos y matemáticos en el ahora llamado American Men and Women of Science, pero éste ya no distingue a los grandes científicos, así que han tomado como tales a los miembros de la mucho más elitista National Academy of Sciences (NAS).Veamos en primer lugar qué pasa con los científicos “normales”. Como vemos en la Tabla 1, tanto en 1914 como ahora, aproximadamente el 40% de los científicos creen en un Dios personal. En cambio, la creencia en la inmortalidad ha caído de algo más del 50% a algo menos del 40%, y se ha duplicado sobradamente la increencia.En lo que respecta a la creencia en Dios, estos datos no corroboran una de las predicciones de Leuba, que esperaba que, gracias al progreso científico y educativo, la increencia religiosa crecería tanto entre los científicos estadounidenses como entre los estadounidenses en general. Como vemos, los científicos “normales” son hoy casi tan creyentes en Dios como entonces, y las encuestas Gallup sugieren lo mismo respecto a la población general: siempre más del 90 % de estadounidenses creyentes en Dios. (Sí parece haber un descenso en el caso de los españoles: un 79 % de creyentes en 1987, pero un 72,9 % en 2005; este porcentaje es la suma de las respuestas a “creo firmemente” (41,7 %) y “más bien creo” (31,2 %) frente a “más bien no creo” (5,4 %), “no creo, en absoluto” (9,2 %) o no contestan (0,8 %). Datos de Pérez-Agote y Santiago, 2005). Hay que señalar que en las encuestas no suele darse una definición precisa de Dios, del tipo de la que se empleó para los científicos; en este sentido nos interesa la encuesta publicada por Tom Rice (2003), según la cual el 83 % de los estadounidenses cree que Dios responde a las plegarias. En todo caso, los datos de unas y otras encuestas permiten decir algo más: el título del artículo de Larson y Witham es “Los científicos mantienen su fe”, pero, siguiendo a Máximo Pigliucci (1998), biólogo de la Universidad de Tennessee, más bien debería decirse que “Los científicos mantienen su poca fe”, pues tanto en 1914 como en 1996 el porcentaje de científicos que creen en Dios (40 %) es significativamente menor que en la población general (más del 80 %).Pero ¿lleva razón Pigliucci cuando explica el mantenimiento de los porcentajes de creyentes diciendo que el nivel de educación de la mayoría de los científicos es hoy probablemente comparable al que tenían en 1914, y que nuestra visión global del universo no ha cambiado dramáticamente desde entonces? Pigliucci concluye que “claramente, no hay mucha correlación entre el nivel de educación general y la capacidad para discriminar ficción y realidad”, pero creo que este autor no considera otros datos sociológicos y psicológicos que pueden empujar al pensamiento irracional. Esto permitiría entender lo que también señala el autor: a pesar de que ahora muchos más estadounidenses han estudiado más, no han descendido tampoco sus creencias en astrología, parapsicología u ovnis.En la segunda parte de su estudio, Leuba encontró en la elite científica mucha más increencia y duda (véase la Tabla 2).La “creencia en un Dios personal” cayó casi a la mitad en 19 años: un 27,7 % creían en 1914, y sólo un 15 % en 1933. El estudio de 1998 no hizo sino confirmar esa tendencia, pues la “creencia” bajó hasta el 7%, mientras que la “increencia” subió al 72,2 % y la “duda o agnosticismo” permaneció cerca del 21 %. (Véase la Tabla 2, y la Figura 1, donde se resumen los datos recientes sobre creencia en un Dios personal de los científicos y la población general de los Estados Unidos).La creencia en la inmortalidad bajó de manera similar, aunque en este caso el aumento en la increencia fue mayor (se triplicó de 1914 a 1998) y hubo además un fuerte descenso en el porcentaje de dudosos o agnósticos.La mayor propensión a la increencia de los “grandes” científicos, Leuba la atribuyó a su “superior conocimiento, entendimiento y experiencia”, y los resultados de 1998 confirmarían sus predicciones. Larson y Witham, a pesar de ser creyentes ellos mismos -Larson asiste a una iglesia metodista y Witham declara sentirse confortable con el Dios definido por Leuba-, no dejan de reconocer que el resultado de su encuesta es coherente con otros datos estadísticos, y citan al historiador Paul K. Conkin (1998): “Hoy, cuanto mayor es el nivel educativo de los individuos, o mejores sus resultados en test de inteligencia o de rendimiento, menos probable es que sean cristianos”. Los datos de que disponemos en España apuntan en el mismo sentido (Pérez-Agote, Santiago 2005, pp. 43 y 82): conforme aumenta el nivel de estudios, disminuye la creencia en Dios; el 90,4 % de los españoles sin estudios creen en Dios, pero sólo el 55,5 % de quienes tienen estudios superiores. Entre éstos, no reza nunca el 43,7 %, pero sólo el 15,8 % de quienes carecen de estudios. Los autores de este importante estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas llegan además a esta conclusión:”La sociedad española tiende a crecer en su nivel medio de estudios y, con ello, a decrecer en su nivel de religiosidad” (p. 124).Volviendo a las respuestas de los grandes científicos, cabe pensar que se deben a convicciones personales y no a una adhesión a una especie de toma de postura colectiva antirreligiosa -como alguien ha llegado a sugerir-. De hecho, un grupo de científicos de esa elite (NAS) proclamó públicamente en 1998, en un escrito en defensa de la enseñanza de la evolución en la escuela pública, que la ciencia es neutral sobre la cuestión de Dios. Bruce Alberts, presidente del NAS, declaró que “hay muchos miembros muy destacados de esta Academia, muchos de ellos biólogos, que son muy religiosos y creen en la evolución”. El biólogo Richard Dawkins, de la Universidad de Oxford, achaca este tipo de declaraciones a “cobardía”. Lo cierto es que, mientras en la encuesta confidencial los científicos de elite se revelan mayoritariamente ateos, suelen guardarse de manifestarlo en declaraciones públicas.Como vemos, el camino tomado por Rañada acaba volviéndose en contra de su tesis. Es muy significativo que en la p. 46 de su libro haga mención de los estudios estadísticos de Leuba, Larson y Witham sobre los científicos “normales” pero, en cambio, ¡ignore por completo los datos de los científicos “eminentes”!, que son mucho más pertinentes según su propia reivindicación del especial valor de las opiniones de éstos.Cabe añadir que, puestos a evaluar el peso de las opiniones de grandes científicos del pasado y actuales, deberían ganar nuestros contemporáneos sencillamente porque, por el propio desarrollo científico, disponen de mucha más información. Casi todos los grandes científicos de épocas pasadas creían en Dios, es cierto, pero también tenían otras creencias que se han demostrado falsas (por ejemplo, antes de Pasteur daban por cierta la generación espontánea). Es el caso de pensadores tan importantes como Descartes y Newton. Newton era alquimista y creía en la Biblia hasta tal punto que pensó el mundo acabaría con el Apocalipsis en 2060. En realidad, esto es aún posible, pero es que, además, creía que el Sol estaba habitado, que se podía obtener oro a partir del antimonio…Llegados a este punto, que podría parecer favorable para mis tesis posteriores, quiero hacer borrón y cuenta nueva, prescindiendo del mero recurso a la autoridad de personas “eminentes”.En efecto, una manera muy común de enfrentarse a un asunto conflictivo consiste en dejarse llevar por las autoridades en la materia. La falacia de la autoridad, también llamada argumento de autoridad, se produce cuando se proclama una tesis como verdadera sólo porque una persona de reconocido valor intelectual o moral (autoridad) la afirma. Esto tiene sentido práctico cuando uno no está capacitado para entrar en el fondo de una cuestión; así, si no entiende la mecánica cuántica, quizás sea lo más conveniente aceptar lo que dice un experto en esta disciplina si se está discutiendo un asunto que la atañe. Pero aunque en general es mucho más probable que sean ciertas las opiniones de un especialista que las de un lego, no es raro que el especialista se equivoque, y en las ciencias experimentales y en la filosofía el argumento de autoridad es muchas veces un obstáculo para la investigación.
Dijo Richard Feynman -¡toda una autoridad!- que la ciencia enseña que se debe dudar de los expertos. En definitiva, la opinión de una autoridad no es suficiente: deberá fundamentarla con razones y pruebas.Menos valor aún tiene el “efecto de halo”, tan común en nuestra sociedad, por el que una autoridad en una materia (o una persona simplemente “famosa”) es considerada autoridad en otra materia en la que no es experta. Y una última falacia a la que nos puede conducir el resultado de las encuestas es el “argumento de la mayoría”: lo que la mayoría crea debe ser verdad.En el tema que aquí nos ocupa, el posible conflicto con la ciencia de ciertas creencias religiosas, mi intención es que el lector llegue a sus propias conclusiones. Pero como antes de escribir, es obvio que yo he analizado el caso y he alcanzado una conclusión, quiero hacerla explícita para que se mantenga alerta y crítico conmigo: existen conflictos irresolubles entre la ciencia y algunas creencias religiosas fundamentales.Para poder opinar con conocimiento de causa, conviene empezar por comparar brevemente las características del conocimiento científico y del religioso.

El conocimiento científico

La ciencia es un conocimiento y un modo de conseguir conocimiento sobre la base de pruebas objetivas, que busca explicar de forma rigurosa cómo es y funciona el mundo. La ciencia incluye, en primer lugar, una serie de métodos empíricos y lógicos para la observación sistemática de fenómenos con el objetivo de entenderlos y explicarlos. Es lo que englobamos bajo el nombre genérico de método científico. En segundo lugar, la ciencia comprende el conjunto organizado y sistemático de conocimientos que derivan de aplicar los anteriores métodos. Lo podemos dividir en una serie de ciencias específicas -cada una con unas metodologías características- según el tipo de fenómenos empíricos que investigan: física, astronomía, geología, química, biología, …La ciencia trata de fenómenos y hechos de la realidad empírica (natural, que podemos percibir directa o indirectamente con los sentidos), se basa en la razón y no en sensaciones, opiniones infundadas o dogmas, es sistemática (busca constituir un cuerpo de proposiciones entrelazadas) e intenta ser explicativa, no sólo descriptiva (véase Bunge 1979 y Carrier 2001). En esta labor explicativa, que supone que el conocimiento y la metodología científicos son comunicables, resalta la búsqueda de coherencia, claridad y precisión. Se rechazan el gusto, la intuición o la conveniencia (tan decisivos en otros terrenos) como criterios de verdad. Hay que dejar constancia, no obstante, de que sigue habiendo controversias en las reflexiones teóricas sobre el método científico, pero donde sobre todo las hay es en el análisis del avance de la ciencia: las aportaciones clásicas de Popper, Khun, Lakatos, Feyerabend, Polanyi o Bunge siguen discutiéndose acaloradamente.Últimamente se insiste mucho en que la ciencia presupone unas creencias, lo que la hace similar a las religiones. Es cierto que para que la ciencia funcione son necesarios algunos presupuestos filosóficos. En la ciencia se acepta de entrada que hay una realidad externa, que nuestros sentidos nos dan una indicación al menos parcialmente aproximada de ella, y que esa realidad es inteligible. Asimismo se asume que el pasado es (o fue) real y que podemos confiar un mínimo en la memoria de la mayoría. Por fin, la asunción sobre el futuro es que los patrones y principios que han existido en el pasado probablemente continuarán existiendo, que hay una continuidad de los fenómenos. Son unas asunciones tan básicas que las necesitamos para sobrevivir. Pero, en ocasiones (¿en la mecánica cuántica?) incluso estos presupuestos pueden contravenirse desde la propia ciencia; ésta es capaz de superar las limitaciones y posibles errores de los sentidos… incluido el “sentido común”.Sobre estas bases tan elementales, la ciencia se construye gracias a un modo de hacer tan simple como extraordinario en la actividad humana. Para que algo se califique como ciencia, las observaciones deben ser verificables independientemente por otros. La mayor fuerza de la ciencia viene de que sus hallazgos están bajo sospecha, sujetos a prueba. Se deben eliminar de la consideración científica las impresiones subjetivas y los fenómenos sin pruebas. Una verdad “objetiva” es aquella sobre la que se pueden poner de acuerdo todos los observadores (en su caso, que estén completamente enterados del tema). El que esto se consigue se manifiesta en que hay una sola ciencia, independientemente del lugar de origen o de las creencias de los científicos. En resumen, el truco es usar estrategias que permitan un conocimiento lo más objetivo posible de la realidad. Se busca eliminar toda una serie de fuentes de error en nuestro entendimiento del mundo: superstición, pensamiento mágico, pensamiento guiado por el deseo (wishful thinking), pensamiento reprimido, autoengaño, refuerzo grupal, explicaciones ad hoc y post hoc, distorsión de los recuerdos, alucinación, ilusión, fraude… Se desarrolla un escepticismo que favorece un máximo de objetividad.Otro rasgo extraordinario de la ciencia, íntimamente ligado al anterior, es la asunción de provisionalidad. Se considera que el conocimiento científico es provisional porque es siempre susceptible de cambiarse o modificarse sobre la base de nuevas evidencias. Fue Karl Popper quien mejor defendió la falsabilidad como una característica esencial de las hipótesis científicas -aunque su papel en la historia real de la ciencia sea muy discutible-. Paradójicamente, la provisionalidad de la ciencia la hace enormemente fuerte, es una de sus grandes virtudes: el camino hacia la verdad no sería posible sin el cambio, sin la rectificación. La ciencia ha redondeado así el mayor y más efectivo control contra los errores, y progresa espectacularmente a pesar de las debilidades de los científicos.Decía antes que hay quienes acusan a la ciencia de no ser más que otro sistema de creencias. No podemos aceptarlo, pues tales “creencias” no se forman por “fe ciega o intuitiva”, sino que se basan en observaciones múltiples e independientes, en la aportación de pruebas rigurosas, en la resistencia a los intentos de falsación. En la ciencia se unen la supuesta fe (creencia) con la justificación empírica de modo que el resultado no es una fe, pues se está en las antípodas del “creer sin ver”.La ciencia no sólo somete a prueba hipótesis, sino también métodos, de forma que cada vez encuentra las mejores formas para acercarse a la verdad. Este es otro factor que añade fiabilidad a los conocimientos adquiridos vía científica. La ciencia se basa en la observación, y los experimentos son sólo una manera especialmente valiosa de llevarla a cabo. La contrastación (sometimiento a prueba) de las predicciones que generan nuestras hipótesis se puede hacer con experimentos, que tienen el interés de añadir controlabilidad, pero no siempre es posible hacerlos. Apenas podemos hacer experimentos con montañas, astros, ecosistemas naturales o personas: puede resultar imposible o ser carísimo, podemos interferir demasiado en los fenómenos, o simplemente pueden frenarnos los impedimentos éticos. En estos casos se hacen predicciones (o retrodicciones) de lo que se debería encontrar si la hipótesis es cierta… y la observación será lo que nos servirá para contrastar si se cumple o no lo que predecimos.Los objetivos principales de la ciencia son generar descripciones generales, pero también predicciones y explicaciones (a través de hipótesis, leyes y teorías). Los hechos son aquello que cuidadosamente hemos observado (a menudo como consecuencia de una hipótesis), y las teorías son explicaciones a esos hechos. Las leyes identifican y describen las relaciones entre los fenómenos observables, su conducta. Las leyes describen, las teorías expli-can: revelan las causas. Por ejemplo, Newton expuso leyes de la gravedad, pero no propuso ninguna teoría al respecto. Recordemos que una teoría científica no es lo que se entiende por teoría en el lenguaje coloquial; por el contrario, es una explicación que tiene una considerable cantidad de pruebas que la sustentan y que resiste los intentos de refutarla.El caso de Newton nos recuerda el carácter creativo de la innovación científica: la imaginación y la creatividad son esenciales para la actividad científica más interesante. Se necesitan para elaborar hipótesis, para idear metodologías concretas, para buscar aplicaciones prácticas, etc. La fuerza de la ciencia procede también, pues, de la conjugación de la creatividad con el rigor de la razón y la exigencia de pruebas.También hay que decir que la ciencia ni tiene la exclusiva de la racionalidad ni debe considerarse el único instrumento de conocimiento objetivo y verdadero. De hecho, habrá quedado claro que el conocimiento científico no se considera a sí mismo necesariamente “verdadero”.Por fin, conviene dejar claro que está fuera del alcance de la ciencia el emitir juicios de valor u opiniones estéticas, no importa que pueda llegar a explicar los mecanismos moleculares del goce estético o de las decisiones morales. En este último terreno, la ciencia puede decirnos qué puede hacerse -y qué consecuencias pueden tener nuestros actos-, pero no qué debe hacerse. Y puede aclararnos si las afirmaciones sobre la realidad en las que se fundamenta una moral son falsas, probablemente ciertas o inverificables.

El conocimiento religioso

¿Qué caracteriza, por su parte, al conocimiento religioso? ¿No busca conocer la verdad, como la ciencia? En principio, es claro que sí, incluso -según se declara- verdades de más envergadura, podríamos decir. La diferencia está en el procedimiento que se sigue para alcanzar las verdades. En las religiones, este procedimiento se basa en la tradición y en la autoridad.Por la tradición, la gente suele creer ciertas cosas nada evidentes porque los antepasados del lugar han creído lo mismo durante siglos. Además, las creencias se sostienen en que las sostienen personas importantes (autoridades).La tradición y la autoridad confluyen en la familia, en los padres. Como resalta Richard Dawkins (1995), millones de personas creen una serie de cosas posiblemente porque se les dijo que las creyesen cuando todavía eran suficientemente pequeñas como para ponerlas en duda. A los niños musulmanes, por ejemplo, se les dicen cosas distintas a las que se dicen a los niños cristianos, y ambos grupos crecen absolutamente convencidos de que ellos tienen razón y los otros se equivocan. Incluso entre los cristianos, los católicos creen cosas diferentes de las que creen los anglicanos, los adventistas, los testigos o los mormones, y todos dicen estar totalmente seguros de que son ellos quienes poseen la verdad. Cuando los niños crecen, otras autoridades toman el relevo de los padres: en la religión católica, curas, maestros y catequistas, bajo el control doctrinal de los obispos, y, por encima de todos, del Papa. En otras religiones encontramos autoridades como imanes, ayatolás, rabinos, pastores, gurús, diversos tipos de sacerdotes,… Pero no sólo en las religiones mayoritarias: en la inmensa mayoría de los casos las autoridades son masculinas, no pueden ser mujeres.También encontramos la tradición y la autoridad unidas en el singular crédito de la fuente de conocimiento característica de las grandes religiones occidentales: la llamada revelación escrita, los libros sagrados. Sobre estas bases, las religiones suelen hacer afirmaciones dogmáticas y pretendidamente “inmutables”. Por la fe religiosa, no sólo se deben creen cosas sin pruebas, sino que, en ocasiones, hay que creerlas aunque haya pruebas en contra: se considera que esto precisamente pone a prueba y refuerza la fe. No es que se rechace abiertamente la razón, sino que, como se dice en la encíclica Fides et ratio, la razón está “iluminada” por la fe. Para entender qué significa esto baste analizar un texto oficial reciente de la Iglesia: en la Nota del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española del 5 de mayo de 2005 contra la ley de los matrimonios homosexuales, en tres ocasiones se arguye una contradicción, no ya con la moral católica (que es simplemente “la ley moral”), sino con la razón o la “recta razón”. Es evidente que se entiende que la razón está subordinada a la fe.Como se ve fácilmente, estamos en las antípodas de la provisionalidad y la exigencia de constatación independiente que caracteriza a la ciencia. Pero hay que señalar que las religiones, a su pesar, no logran escapar al carácter revisable y caducable de sus creencias.
El Dios del Viejo Testamento parece ahora un tipo colérico y vengativo. O repárese en las fechas de instauración de los dogmas católicos sobre María: la virginidad de María no fue un dogma hasta la Constitución apostólica del 7 de agosto de 1555; el dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854; y la tradición que afirma que el cuerpo de María fue elevado al cielo se declaró que era una creencia oficial de la Iglesia católica en 1950.Resumiendo, tenemos de un lado datos, leyes y teorías científicas: muy contrastados, muy resistentes a los intentos de refutación, “universales”… y de otro creencias y dogmas religiosos: no verificados, sin pruebas, múltiples e incompatibles entre sí…Hay personas dispuestas a morir por defender unos “conocimientos”, unas aseveraciones; o a matar a quien no los crea. Se podría pensar que tienen muy buenas razones -evidencias- para mantenerlos. ¡Lo que ocurre es justo lo contrario!: normalmente, estas aseveraciones que desencadenan odios y guerras son las más carentes de pruebas, las de tipo religioso. Las diferencias de opiniones científicas, el abatimiento de teorías… rarísima vez llevan la sangre al río, jamás mueven turbas vengadoras. Dice Dawkins (2001):“Etiquetar a las personas como enemigos merecedores de la muerte a causa de desacuerdos en la política del mundo real es bastante malo. Hacer lo mismo a causa de desacuerdos sobre un mundo ilusorio habitado por arcángeles, demonios y amigos imaginarios es ridículamente trágico.”

En nuestras propias sociedades modernas occidentales y democráticas, uno puede burlarse de Einstein y sus postulados -apoyadísimos en la razón y la evidencia- sin mayor peligro que el desdén, pero ay de quien se atreva contra un dogma religioso -nunca verificado-. Incluso personas y organizaciones que arremeten con furor y sarcasmo contra las pretensiones de conocimiento de astrólogos o futurólogos, callan en público ante las religiosas. Sin duda las personas religiosas están en su derecho de serlo: merecen todo el respeto, pero no creo que pueda decirse otro tanto de las propias creencias religiosas, si eso quiere decir que se prohíbe discutirlas públicamente. Quiero reclamar el derecho (¡y el deber!) de someter a duda escéptica, a escrutinio científico, también las creencias religiosas, y aquí lo haré con las católicas, si bien pienso que llegaría a conclusiones similares con las de cualquier otra religión teísta.Me centraré exclusivamente en aquellas creencias religiosas que se refieren a la realidad física, material. Puesto que esta realidad es el terreno propio (no digo exclusivo) de la ciencia, cabe preguntarse si aquí hay colisión. En mi opinión, este es el punto de posible conflicto profundo entre ciencia y religión; otros desencuentros entre científicos y religiosos, con ser todo lo importantes que se quiera para las vidas de los afectados, pues son conflictos de intereses, no tienen ese calado y alcance. Dice Polkinghorne (1998, p. 12 de la trad. española) que “durante los últimos años, ningún otro asunto ha despertado tanto interés… en los escritos de la comunidad de estudiosos de las relaciones entre ciencia y religión” como el de si “es posible concebir que, en el universo ordenado que nos describe la ciencia, tengan lugar acciones divinas singulares”. Pero este asunto es, en mi opinión, donde el propio Polkinghorne, Peacocke, Barbour, Gould y tantos otros mantienen una posición oscura, elusiva, ambigua, o netamente anticientífica, y es el asunto que ahora quiero tratar.Desde el punto de vista científico, hay todo un grupo de creencias religiosas especialmente retadoras, desde su propia definición, para la ciencia: las que afirman la realidad de los milagros.

¿Qué supone un milagro?

 Aceptemos la definición de milagro de la Real Academia Española de la Lengua, que es esencialmente con la que ya trabajaron autores de la talla de Hume y Spinoza, y que coincide con lo que entiende la mayoría y las autoridades católicas: “Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino”. Permítanme que no entremos en mayores consideraciones teóricas, sino que, para que se comprenda claramente lo que suponen los milagros desde el punto de vista científico, tratemos un par de ejemplos, los sugeridos por Polkinghorne (1998, p. 124). Empecemos por el milagro quizás más intrascendente, incluso frívolo, de Jesús, el primero que hizo, según los Evangelios: la conversión, a regañadientes y a instancias de su madre, de unos cientos de litros de agua en vino en las bodas de Caná. Ciertamente, parece insignificante en todos los sentidos, no parece un gran alarde esa transformación.Pero veamos. Un litro de vino puede tener aproximadamente 100 gramos de etanol, que incluyen unos 2.600.000.000.000.000.000.000.000 (más de dos cuatrillones y medio) átomos de carbono… átomos que no estaban en cada litro de agua cananea (en el agua hay algo de carbono, en forma de bicarbonato, por ejemplo, pero es una cantidad insignificante frente a la que estamos considerando; además, recuérdese que en este cálculo sólo estamos teniendo en cuenta la aparición de etanol). ¿Cómo se puede obtener ese carbono de nuevas? Si no haycreación absoluta (véase luego) y partimos de agua, habría que usar los átomos de ésta, hidrógeno y/o oxígeno. Nos puede proporcionar una pista el origen natural de los átomos de carbono en la historia del universo (véase Mason 1991). No mucho después del big bang, según los muy verosímiles modelos actuales del origen y evolución del universo, sólo se formaron los elementos ligeros hidrógeno, deuterio, litio y helio. Se necesitaron algunos cientos de millones de años para que se formaran estrellas, se fusionara el hidrógeno en el  interior de estr hasta generar elementos pesados, y, finalmente, éstos se esparcieran por el espacio impulsados por los estallidos estelares conocidos como supernovas. Es decir, no pudieron formarse planetas con carbono (y otros elementos pesados) como el nuestro hasta que esos elementos procedentes de supernovas quedaron disponibles para la construcción de nuevos sistemas estelares.Toda esa tremenda historia que hubo que recorrer a lo largo de cientos de millones de años para que estuvieran disponibles los átomos de carbono la recapituló Jesús en un santiamén, para que no decayera una fiesta trivial. Sin embargo, Dios no había hecho nada por adelantar la disponibilidad de carbono y el surgimiento de la vida; tuvo que esperar miles de millones de años hasta que pudo aparecer la Tierra… Como se ve, es una pretensión de un calibre descomunal. (Si en vez de formarse el carbono a partir de hidrógeno… se postula otra posibilidad, como una creación absoluta, la violación de las leyes naturales es mucho mayor, si cabe). Y eso sin tener en cuenta que además de carbono tuvieron que formarse otros elementos, como nitrógeno, y que había que formar con ellos una gran cantidad y diversidad de moléculas: además de etanol, azúcares, ácidos, vitaminas, aminoácidos, otros compuestos nitrogenados…Como vemos, no sólo se trata de que se “suspendan” las leyes naturales, según tantas veces se dice en un intento de no afrentar a la ciencia, sino de que se contravienen de una forma muy profunda, como ya señalaron desde distintas posiciones los citados Hume y Spinoza (en todo caso, suspender esas leyes no es más que una forma de transgredirlas.) Un verdadero milagro no debe ser sólo un hecho extraordinario actualmenteinexplicado por la ciencia, sino que ésta nunca podrá explicarlo.El ejemplo analizado es un milagro intrascendente, que de hecho muchos teólogos que discriminan en los evangelios entre milagros verídicos e improbables, sitúan en este último grupo. Veamos pues otro milagro mucho más central en la religión católica, que nos permitirá otras consideraciones.

La resurrección de Jesús

Si la conversión de agua en vino choca contra lo que sabemos científicamente, imagínense lo que significa que un cadáver de varios días vuelva a la vida. Infinidad de microprocesos físicos, químicos y biológicos tendrían que ocurrir de una forma que jamás se ha constatado con rigor.Sin embargo, por extraordinariamente improbable que parezca un hecho, si se produce hay que admitirlo, no importa que ocasione una crisis científica descomunal. Aunque para Hume ninguna prueba podría demostrar un milagro, pues siempre sería éste más improbable que el error en los testimo-nios aportados, creo que sí sería posible registrar fehacientemente unos hechos que violaran las leyes naturales (aunque otra cosa sería probar su origen sobrenatural). Podríamos estar aquí ante un caso, pues se aducen pruebas de la resurrección de Jesús. Recordémoslas brevemente.La creencia en la resurrección de Jesús se basa sobre todo en los testimonios evangélicos. Esos testimonios, en primer lugar, fueron escritos bastantes años después de la muerte de Jesús y no por testigos de los hechos. Pero es que, además, hay muy considerables contradicciones entre ellos. Si esos testimonios se llevaran a un juicio normal, el juez no dudaría en considerarlos carentes de fuerza probatoria.Conviene recordar la máxima que popularizó Carl Sagan: “afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias”. Si lo que se afirmara fuera que Jesús murió como consecuencia de la crucifixión, aún habría dudas, pero no habría motivo para sospechar que no pudo ser así.Además de los debilísimos testimonios evangélicos, muchos creyentes cristianos han hecho una fuerte apuesta al decir que hay una prueba física contrastable de la resurrección de Jesús: la llamada sábana santa.En España fue el conocido ufólogo Juan José Benítez quien popularizó el asunto. En 1978 dijo que “Científicos y técnicos de la NASA -después de tres años de estudio- han aportado datos suficientes como para deducir que Cristo resucitó”. Recientemente ha tenido oportunidad de defender la autenticidad de la sábana santa en una serie suya en la televisión pública estatal. La NASA no ha examinado nunca el lienzo de Turín. La investigación corrió en realidad a cargo del Proyecto para la Investigación del Sudario de Turín (STURP), de la que formaban parte, a título particular, algunas personas vinculadas a la NASA. Un miembro muy notable del equipo era Walter McCrone, considerado a la sazón el microanalista forense más competente del mundo, pero fue expulsado del grupo. La razón fue que, tras analizar los rastros de supuesta sangre, McCrone llegó a la conclusión de que lo que había era bermellón y ocre rojo en un medio de témpera al colágeno, materiales comunes para los artistas del siglo XIV: la imagen era una bonita pintura medieval.Estos resultados fueron demoledores, pero faltaba un estudio que para muchos era crucial (pocas veces mejor dicho): la determinación objetiva de la edad de la sábana. Vittorio Pesce, antropólogo de la Universidad de Bari, mantenía que la sábana había sido confeccionada entre 1250 y 1350. Y es que los documentos históricos, la iconografía, los materiales y las técnicas empleadas coincidían en situar la aparición de la sábana en Francia a mediados del siglo XIV. En 1988 el Vaticano aceptó al fin que se sometiera la sábana santa a la datación mediante radiocarbono. Los análisis científicos fueron llevados a cabo de manera independiente por tres laboratorios de Estados Unidos, el Reino Unido y Suiza. Unánimemente concluyeron que el tejido del sudario de Turín había sido confeccionado entre los años 1260 y 1390 (margen estadístico establecido con más del 95 % de confianza). “Los resultados proporcionan pruebas concluyentes de que el lino del sudario de Turín es medieval”, establece el informe publicado por veintiún científicos en la revista Nature (Damon et al. 1989).La Iglesia acató el veredicto de la ciencia; pero el cardenal Anastasio Ballestrero confirmó “su respeto y su veneración a esta imagen de Cristo, que sigue siendo objeto del culto de los fieles”. El Vaticano no asegura que la sábana envolvió el cuerpo de Jesucristo, pero la considera una obra que refleja el sufrimiento de la Pasión de forma coherente con la tradición cris-tiana. El mensaje, a menudo, es ambiguo. El papa Juan Pablo II visitó en Turín la sábana santa el 24 de mayo de 1998. Su discurso ante ella se tituló muy significativamente “La Sábana santa, espejo del Evangelio”, y en él dijo que “la sábana santa es una provocación a la inteligencia”.En la actualidad, numerosos autores católicos cuestionan todos los resultados científicos y he podido constatar de manera directa que hay profesores de religión que en los centros escolares españoles siguen defendiendo ante sus alumnos las insensatas tesis de Juan José Benítez (algunas, pues otras, no menos insensatas, son incompatibles con el catolicismo). Sólo me queda añadir algo obvio que suele olvidarse: aunque la sábana tuviese casi dos milenios, aunque realmente hubiera envuelto el cuerpo de Jesús, ¿dónde estaría la demostración de su resurrección?

Milagros contemporáneos

Los milagros son importantes para la religión católica -y otras- no sólo para apoyar el carácter divino de su mensaje, sino para atraer a la gente con la esperanza de que Dios -o un intermediario- alivie sus cuitas o le proporcione bienes de diverso tipo. Si interesa tanto que en el pasado haya intervenido Dios en los asuntos humanos es porque alienta lo que un creyente religioso común quiere: que le ayude a él en esta vida y que le garantice la otra. Y, en efecto, se cuentan numerosas historias de intervenciones divinas, milagros, realizados por Dios mismo o por intermediación de al-guno de sus santos siervos pretéritos o contemporáneos. Se cuenta… pero nunca se ha probado un milagro con rigor científico.Es evidente que se dan curaciones espontáneas extraordinariamente infrecuentes y llamativas, y que en algunos de esos casos no llega a saberse el mecanismo de la curación. Pero eso no basta para proclamar que se han violado las leyes naturales mediante una intervención sobrenatural. En muchos casos, esta supuesta intervención ni siquiera se ha solicitado.Los milagros no son el único tipo de fenómenos de los que se dice que contravienen las leyes naturales: están también muchos de los llamados fenómenos mágicos y paranormales. Alguna Universidad, como la de Edimburgo, ha hecho frente directamente a estas pretensiones, rechazándolas en todos los casos de estudios controla-dos. Pero destaca la muy acreditada labor del CSICOP (Comité para la Investigación Científica de los Supuestos Hechos Paranormales), creado en Estados Unidos en 1976: la investigación científica de los supuestos hechos paranormales invariablemente ha probado la falsedad o la normalidad de éstos. Sin embargo, parece que ningún centro científico de prestigio se decide a afrontar sin reservas el asunto de los milagros, aunque sí hay científicos y médicos que, a título particular, se pronuncian -en uno u otro sentido- sobre fenómenos tales como las curaciones inesperadas.Pocas veces hay declaraciones tan claras como esta de Paul Davies (1999, p. 65 de la trad. española): “la ciencia rechaza los milagros genuinos”. Es llamativa la tarea de un afamado ilusionista, James Randi, como experto en desenmascarar farsantes. Randi creó una fundación para diferenciar el ilusionismo de los fenómenos paranormales y milagrosos. De hecho, instauró hace años un premio de un millón de dólares para quien consiga demostrar, en un entorno controlado, ese tipo de fenómenos. De momento nadie ha pasado de las pruebas preliminares. Al margen de la cuestión de las pruebas, con todos los milagros hay un problema de fondo desde el punto de vista del alcance de la ciencia. Se dice que los milagros están causados por Dios, la Virgen o los santos, quienes están en un mundo trascendente, más allá del dominio de la ciencia, de la realidad física. Pero entonces estamos ante una causa no física (fuera del ámbito de la ciencia) que produce un efecto físico (dentro del ámbito de la ciencia), lo cual es un contrasentido, un absurdo. O bien ese mundo trascendente no puede conectar con el mundo físico, con lo cual los milagros son imposibles, o bien sí son éstos posibles porque sí hay conexión entre los dos mundos, y entonces el llamado mundo trascendente sí sería objeto de indagación científica. En otras palabras: Dios no es objeto de la ciencia… mientras no se diga que Dios actúa sobre la realidad material.Se han hecho intentos de sortear estas dificultades apelando (véase Pol-kinghorne 1998 o Guitton et al. 1991) a un Dios que intervendría a través de fenómenos cuánticos no-deterministas y/o a través del caos determinista, en el que en ocasiones se produce el popular ‘efecto mariposa’ (gran sensibilidad a pequeñas alteraciones). Es un intento obvio de encontrar lagunas en la descripción científica de la realidad material donde hacer actuar a Dios sin problema. Parecería una especie de Dios que actúa donde no se le pueda coger in fraganti, no un Dios que juega a los dados, sino que truca los dados y se esconde. Realmente estas hipótesis no se han formulado con un rigor intelectual que reclame aquí mayor atención.En definitiva, acerca del “Dios personal” con capacidad de intervenir sobre el que se preguntó a los científicos, sí tiene que hablar la ciencia. En mi opinión, esto explica los resultados de los sondeos de Leuba, Larson y Witham, explica que el mayor conocimiento científico vaya habitualmente acompañado de una menor creencia en ese Dios capaz de alterar los procesos naturales.Hoy ya hay muchos teólogos más o menos conscientes de este conflicto de la religión con la ciencia a causa de las intervenciones divinas, y llegan a hablar de fe “a pesar de los milagros”, de los milagros como un obstáculo para la fe. Pero habría que preguntarse qué sería de las religiones, qué quedaría de la religiosidad popular sin los milagros, sin la esperanza de intervenciones desde el más allá en la vida personal. ¿No se invocan estas intervenciones en las prácticas religiosas, como las misas? Conviene conocer que en EE UU -ya que lo venimos tomando como referencia-, el 89 % de la población cree en los milagros (Winseman 2004); este valor sube al 95 % entre los cristianos (Harris Interactive 2003). En España, aunque sólo cree “con seguridad” en los milagros el 33 %, hay otro 30 % que “tiene dudas” (Pérez-Agote, Santiago 2005).Incluso entre quienes rechazan la idea de un Dios interviniendo providencial y frecuentemente en los asuntos humanos, abundan quienes no pueden prescindir de al menos unas pocas intervenciones divinas en la historia del universo. El origen de la vida, el origen del hombre y el propio origen del universo han sido y son momentos irrenunciables para el catolicismo oficial y popular.

El origen de la vida y del hombre

Es muy triste que en países avanzados como el nuestro la evolución apenas sea conocida, entendida y aceptada por una gran parte de la población. No parece haber datos estadísticos sobre los españoles, pero puede orientarnos -considerando los datos comparados de otras creencias religiosas- saber que un gran porcentaje de la población estadounidense sigue creyendo al pie de la letra las historias bíblicas sobre nuestros orígenes.En la encuesta de ABC News publicada el 15 de febrero de 2004, la mayoría dice creer que los relatos bíblicos -como el de Noé y el Diluvio (60%), o el de Moisés y el Mar Rojo (64%)- son “literalmente verdaderos”: están convencidos de que ‘el mundo’ tiene menos de 10.000 años. Después de casi 150 años desde Darwin, la historia de la creación en la que Dios creó el mundo en seis días es creída por el 61%. En la encuesta aparecen como mucho más creyentes en esos absurdos mitos los protestantes (creen en torno al 88 %) que los católicos (en torno al 48 %). En otra encuesta (Newport 2004), sólo el 35 % piensa que la evolución está bien apoyada en pruebas y sólo el 13% cree que en la aparición del hombre no intervino directamente Dios. Eso explica que el 76 % no se sentiría contrariado si en las escuelas públicas se explicara la teoría creacionista según la cual la especie humana procede de creación directa por Dios, no de la evolución (Carlson 2005). Con ese respaldo popular, extrañan menos los incesantes intentos de que no se explique la evolución adecuadamente en las escuelas: a los 80 años del célebre juicio contra el profesor John Thomas Scopes por enseñar la evolución, se ha celebrado un nuevo proceso en Kansas para llevar el antievolucionismo a la enseñanza. En definitiva, en Estados Unidos la mayoría aceptaría sin dudar el llamado “argumento del diseño”, y cabe pensar que en España el respaldo sería mucho menor, pero considerable. El argumento del diseño ha sido utilizado, junto a los argumentos ontológico y cosmológico, como prueba de la inevitable existencia de un creador del universo. El teólogo del siglo XVIII William Paley lo exponía en un pasaje muy conocido al comienzo a su Teología natural, o pruebas de existencia y atributos de la divinidad recogidas a partir de los aspectos de la naturaleza, de 1802. Básicamente decía que si la complejidad y precisión del diseño de un reloj nos fuerzan a concluir que tuvo un fabricante inteligente, las obras de la naturaleza nos fuerzan con mucho más motivo. Sin embargo, David Hume, en su Diálogos sobre la religión natural, publicado en 1779, ya había hecho una crítica demoledora a la lógica de la utilización del aparente diseño de la naturaleza como prueba positiva de la existencia de Dios: el argumento del diseño es sólo una analogía, que puede servir de guía para formular una hipótesis, pero no es un criterio válido de prueba; además, es una analogía débil si atendemos con detenimiento a las similitudes entre los seres vivos y los objetos diseñados por el hombre.A pesar de la contundencia de los argumentos de Hume, no había una explicación satisfactoria de la complejidad del mundo, sobre todo de la vida, ni pruebas de la aparición natural de los seres vivos. El principio de esta explicación y esas pruebas vino de la mano de Alfred Russel Wallace y, sobre todo, de Charles Darwin, cuando publicó en 1859 El origen de las especies. Desde entonces las pruebas del hecho evolutivo son abrumadoras, y sólo discuten la existencia de la evolución, conociendo esas pruebas, personas obcecadas (véase una buena divulgación evolucionista en Dawkins 1986).

Los defensores del “diseño inteligente” (una nueva versión del viejo creacionismo que evita hablar de una Tierra de 6.000 años de antigüedad), muchos de ellos en el Discovery Institute de Seattle, aceptan la evolución pero declaran que es imposible sin la mano guiadora de un impulsor. Intentan contar con un fundamento científico demostrando aquella imposibilidad, y están siendo cada vez más activos en los campus universitarios. De hecho, la revista Nature, pregunta desde su portada del 28 de abril de 2005: Is intelligent design coming to your campus? (¿Está llegando el diseño inteligente a tu campus?) Y en el editorial pide a los científicos que no se ignore esta “amenaza al mismo corazón de la razón científica”, que defiendan esta razón ante los estudiantes.Las “demostraciones” que propone el diseño inteligente lo que suelen probar es falta de conocimiento de los procesos evolutivos y, en general, de los mecanismos generadores de complejidad. Sus defensores desconocen, aparte de los mecanismos evolutivos biológicos que está desentrañando la genética, la biología molecular y la biología teórica en general, los mecanismos de alcance general que estudia la termodinámica de sistemas alejados del equilibrio, el caos determinista y otras aproximaciones a los fenómenos de autoorganización (véase Lewin 1999). En el mejor de los casos, nos las vemos con el viejo “Dios de los huecos” o “Dios tapaagujeros”, el que hace siglos valía para explicar tantas cosas, pero que ha ido retrocediendo empujado por el avance del conocimiento científico. Ese Dios que surgió de la ignorancia es un anacronismo que se mantiene por el peso de la tradición y por la propia ignorancia científica actual.Los defensores deldiseño inteligente parecen ignorar que la arquitectura y funcionamiento de los seres vivos, aun siendo sobrecogedores, distan, como señaló el propio Darwin, de la perfección. El gran biólogo francés François Jacob (1981) dejó claro que la evolución -si se quiere una imagen antropomórfica- actúa como una gran oportunista sin planes de futuro, aficionada al bricolaje, no perspicaz diseñadora. ¿No es notable, por ejemplo, que ningún animal haya incorporado el enormemente ventajoso movimiento rotatorio de las ruedas? (Holliday 2003).Los avances en el conocimiento de la evolución no han eliminado las fuertes controversias sobre aspectos concretos de los procesos y los mecanismos implicados, pero, dada la enorme coincidencia de todos los seres vivos conocidos sobre la Tierra en el plano celular y molecular, pocos dudan de que tienen un origen común. Es decir, cada célula de cada ser vivo (incluyéndolo a usted) procede de otra célula (omnia cellula ex cellula), que a su vez procede de otra… Esto nos lleva a un viaje ininterrumpido hacia el pasado en el que finalmente nos encontraríamos con una célula, o mejor, una población celular, que sería el ancestro común a todos los seres vivos (se la conoce en la literatura científica como LUCA, de Last Universal Common Ancestor).Incluso para muchos de quienes aceptan la evolución, y entienden que una especie se moldea mediante una acumulación de cambios a partir de organismos ancestrales y en ocasiones mucho más simples, la aparición de los primeros organismos sobre la Tierra supone un problema sin solución. Desde luego, es un problema que no resuelve la teoría evolutiva convencional, pues ésta se ocupa de las transformaciones de especies ya existentes. Pero el cómo pudo emerger la vida es un problema genuinamente científico, aunque con dificultades excepcionales: la ciencia podrá demostrar cómo pudieron ocurrir probablemente los hechos (el origen de la vida), e incluso probarlo en el laboratorio, pero parece que nunca podrá certificar que ocurrieron de esa manera. Desde que Alexander I. Oparin y John B. S. Haldane propusieron las primeras hipótesis científicas en torno al origen de la vida en los años 1920, y desde que Stanley L. Miller demostró en el laboratorio, en 1953, que la simulación de las condiciones de la Tierra primigenia originaba espontáneamente compuestos característicos de los seres vivos (aminoácidos), se ha avanzado mucho en la comprensión del problema y en el planteamiento de soluciones. Hoy es un campo activo y apasionante de investigación en el que quedan importantes asuntos que resolver para entender, sobre bases sólidas, cómo pudieron ensamblarse las primeras células; sin embargo, no son hipótesis científicas lo que falta (véase la de Günter Wächtershäuser (1988) como hipótesis modélica, y una perspectiva general en Aguilera (1993)). Por tanto, no se puede sostener -si no es por ignorancia o mala fe- que el origen de la vida es un problema que la ciencia no puede ni podrá explicar. Pocos científicos informados dudan de que el origen de la vida fue un suceso natural, espontáneo, aunque haya diversidad de pareceres en cuanto a la probabilidad del suceso dadas las condiciones adecuadas (lo que afecta también a la probabilidad de vida extraterrestre).Lo que sabemos del origen de la vida permite decir, una vez más, que la hipótesis de Dios es innecesaria. Pero yo añadiría -en la línea de François Jacob- que, si aceptáramos al Dios creador y diseñador como hipótesis de trabajo, concluiríamos que se trató (trata), aparentemente, de un ignorante en Biología molecular. El propio código genético, con el que se traducen los mensajes genéticos al lenguaje de las proteínas, parece fácilmente mejorable. De hecho, los humanos, que apenas hemos empezado a avanzar en Biología molecular, ya estamos proyectando la mejora de ese código en especies existentes… o en especies desarrolladas casi de novo. El último episodio de la evolución biológica donde las religiones suelen invocar la intervención divina es la aparición de la especie humana. La Iglesia católica, que acabó aceptando en 1992 que “la evolución es algo más que una hipótesis”, sigue manteniendo fuera del alcance evolutivo la aparición de los humanos: hubo Dios de intervenir para insuflar el alma. Este mito del alma, refutado de manera implacable y exhaustiva por Gonzalo Puente Ojea (2000), es uno de los últimos refugios del Dios tapaagujeros… sólo que, desde el punto de vista científico, cuesta ver qué agujero es el que se pretende tapar. Con los conocimientos científicos actuales, la hipótesis del alma no es solamente innecesaria o metafísica. La ciencia no sólo no la contempla por su materialismo metodológico, pues si se dice que el alma afecta a las funciones cerebrales, cae en las redes científicas: es una hipótesis del ‘reino empírico’. Pero como tal, está incluso pendiente de formulación rigurosa, me temo que porque la formulación clara choca de inmediato con los hechos y la razón. En estos tiempos es difícil imaginarse a alguien documentado que crea que Dios dirigió la creación y la evolución del universo y de la vida en la Tierra con el objetivo de llegar al hombre. La historia evolutiva que condujo a nuestra especie estuvo -como ha explicado convincentemente Gould- plagada de contingencias; la caída de un gran meteorito hace 65 millones de años, decisiva para el fin de los dinosaurios y tantas otras especies y para la prosperidad de nuestros antepasados, es sólo una de ellas. El conocimiento cada vez más profundo de la evolución (por ejemplo, a nivel genético y molecular) deja cada vez más clara la no singularidad de nuestra especie.La visión anticientífica, por motivos religiosos, de la especie humana y sus orígenes, tiene a veces consecuencias desgraciadas. Veamos como ejemplo el caso de la homosexualidad. Diversas religiones la consideran “contra natura” sobre la base de asignar a la naturaleza, y especialmente a los humanos, los propósitos divinos. Sin embargo, es evidente que la homosexualidad es natural, se observa en multitud de especies animales (véase Bagemihl 1999). Otro caso de creencias religiosas anticientíficas con efectos morales graves son la existencia de alma en los zigotos y embriones humanos -recordemos que hablamos de un alma capaz de afectar, en su momento, a la acción cerebral- y la virginidad de la madre de Jesús… además de las ya consideradas, como los hechos milagrosos en general (y la resurrección de Jesús en particular) y la evolución dirigida por Dios. En todos los casos se pone de manifiesto que la ciencia no puede dictar normas morales, pero sí señalar la verosimilitud de sus fundamentos.Ante las dificultades para defender una evolución guiada por Dios, y las intervenciones de seres trascendentes en general sobre el funcionamiento del mundo, muchos de los defensores de una acción divina orientada a la aparición de la especie humana han encontrado una solución en la cosmología: Dios habría generado el universo con sus leyes y ya no intervendría más. Dios actuaría de forma inmanente a través de las leyes naturales: no tiene que ir haciendo ajustes (incluso no debe), se soslaya el problema de la existencia del mal siendo Dios omnipotente e infinitamente bueno (teodi-cea) y se evita el conflicto con la ciencia. Más aún: la ciencia ofrecería indicios de esa acción divina primigenia. Veamos esto.

El origen del universo: ¿último refugio para Dios?

 Salvo los ofuscados creacionistas, pocas personas informadas rechazan la evolución del universo desde su explosivo principio, aunque haya apasionantes controversias sobre el proceso. Lo que ha resultado sorprendente ha sido la constatación de que, si en esos inicios se hubieran impuesto unas constantes físicas (la constante de Planck, o la intensidad de las cuatro fuerzas fundamentales del universo) ligeramente diferentes a las existentes, el universo no habría evolucionado de forma compatible con la vida que conocemos… con la existencia humana, por tanto. A esta constatación se la conoce con el nombre de «principio antrópico» (expresión introducida por Brandon Carter en 1974; véase Davies 1992). Hay una versión «débil» del principio que no es mucho más que el desarrollo lógico de la constatación señalada. Pero una versión «fuerte» añade que aquellas constantes fundamentales se seleccionaron para que apareciera la vida. En otras palabras, al comienzo del universo hubo un ajuste fino de las constantes, un ajuste intencionado. ¿Cómo explicar si no tamaña coincidencia? Es curioso que algunos defensores del diseño apelen a un Dios creador cósmico para generar un universo que hiciera la vida probable o necesaria y, al mismo tiempo, apelen a un Dios creador biológico para explicar el origen de la vida porque es sumamente improbable. ¿Es admisible, desde la ciencia, esa intervención única de un Dios, hace unos 14.000 millones de años? Un Dios que no sería aquel ser providente que ha guiado cuidadosamente la evolución de la especie humana, ese a quien se puede rezar para que obre milagros… Para empezar, lo evidente: apelar a un Dios creador para explicar el origen del universo no hace sino retrasar el problema hacia el origen de Dios mismo. No deben valer los trucos de asignar a ese Dios propiedades físicas, como la eternidad, y negárselas al propio universo físico. En definitiva: ese Dios no es que no parezca una explicación satisfactoria, simplemente no parece una explicación. El origen de todo, la cuestión de Leibniz (¿por qué hay algo en vez de nada?) es el problema de los problemas, pero desde la Física ha aparecido una propuesta de solución; se trata de la hipótesis de Alexander Vilenkin acerca del origen del universo a partir de una fluctuación cuántica aleatoria de la nada, pero no parece que eso sea posible sin violar los principios de conservación. Menos evidente es el asunto del aparente ajuste de las constantes físicas. Sin embargo, cuando lo que se plantea es la necesidad de recurrir a un ajuste intencionado, se está ignorando lo que la física hipotetiza, y lo que sabe (y no sabe), a saber:

  • No se conocen los mecanismos mediante los que esas constantes se generan. No se percibe ninguna razón por la que no podamos llegar a conocerlos algún día. Si llega ese día -como cabe esperar-, podremos discutir el asunto sobre bases más firmes.
  • No está demostrado que alguna forma de vida -o de inteligencia- sólo sea posible en un rango muy estrecho de parámetros físicos.
  • En el caso de que al generarse un universo existan varias (quizá infinitas) posibilidades de elección de constantes, hay diversas hipótesis puramente físicas que quieren explicar la existencia de este nuestro universo con las constantes adecuadas. Remito al lector a la lectura -en Internet puede encontrar exposiciones asequibles- de las hipótesis acerca de la existencia de una infinidad de universos -o un multiverso- aleatorios con todas las posibles combinaciones de leyes y constantes físicas (André Linde), lo que quizás sea más fácil de explicar que la existencia de un solo universo; la hipótesis relacionada del citado Vilenkin -desarrollada con variantes por Sean Carroll y Jennifer Chen- que opina que hay buenas razones para pensar que el universo es infinito, con infinitos big bangs; y la propuesta de una evolución por selección natural de universos (Lee Smolin, Quentin Smith). Victor Stenger (2003) ha hecho una magnífica labor divulgativa de estas “extrañas” hipótesis. Pero caben dudas sobre si en su estado actual son realmente hipótesis científicas: ¿son susceptibles de falsación? (requisitopopperiano).

En definitiva, el último reducto del Dios tapaagujeros empieza a verse inseguro. En cualquier caso, la negación desde la ciencia, más allá de dudas razonables, de la existencia de milagros y de almas, de un Dios providente y de otros seres trascendentes capaces de afectar a la realidad material sin ser objetos de la actividad científica, está siendo muy dura de asumir, incluso por buena parte de los científicos. Pero este reconocimiento de la realidad me parece un gran paso, y un paso necesario, en el tránsito de la infancia a la edad adulta. Especialmente si se quiere mejorar esa realidad.

Más allá de la ciencia

Como se ha dicho, la ciencia no nos da un sentido de la vida, una moral. Esto no es lo mismo que decir que, siguiendo a la ciencia, la vida carezca necesariamente de sentido, incluido el moral. La moral y el sentido son creaciones humanas que están fuera del ámbito científico, aunque, en mi opinión, tienen que estar muy atentas a la ciencia porque no deben ignorar los conocimientos sobre la realidad material. Pero, además, quizás el método científico pueda sugerir algunos comportamientos deseables en las relaciones sociales, en los conflictos: el rigor en la expresión, el rechazo de las falacias argumentativas, el mantenimiento de la duda razonable… La cultura científica y la razón crítica pueden ser emancipadoras, herramientas que nos permiten ser dueños de nuestra voluntad y nuestro pensamiento, auténticamente responsables. Nos sirven para evitar la irracionalidad en forma de percepciones falsas, errores lógicos, decisiones incoherentes, malas apuestas. Y para detectar manipulaciones y engaños. Los grandes males de nuestro tiempo (piénsese en los siguientes, ligados entre sí: la pobreza, el deterioro ambiental, la explotación laboral, las diversas formas y grados de terrorismo -incluido el ejercido desde el poder oficial-, el imperialismo, el militarismo, la colonización cultural…) no vienen de un exceso de racionalidad, como nos dicen los oscurantistas, sino, en buena medida, de su defecto. Vienen de que se sustituyen o disfrazan en parte las viejas formas de manipulación y dominio por otras que se alimentan de las nuevas tecnologías. Frente a todas, el conocimiento, la razón y la crítica son nuestras mejores armas. Y deberán emplearse a fondo a la hora de decidir los objetivos de las investigaciones científicas, de promover una ciencia al servicio de la humanidad, no preferentemente de los poderes económicos y militares, como hoy sucede.

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(1) Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada (España).
Publicado originalmente en la revista Mientras Tanto (publicación trimestral de ciencias sociales de la Fundación Giulia Adinolfi – Manuel Sacristán), vol. 95 (verano 2005), pp. 125-153.

“Los Monoteísmos detestan la Inteligencia”

Por: Luisa Corradini – La Nacion – Argentina

ENTREVISTA AL FILÓSOFO MICHEL ONFRAY, AUTOR DE “TRATADO DE ATEOLOGÍA”

La experiencia traumática de la infancia marcó para siempre su percepción de la realidad y selló su aversión por las religiones. Ateo sin concesiones y apóstol del materialismo, desde que empezó a escribir, a los 30 años, diseca con empeño de entomólogo la forma en que el idealismo ascético platónico, después cristiano y por fin alemán, sigue influenciando nuestra forma de pensar y relacionándonos con el mundo. Para Onfray, no hay filosofía sin psicoanálisis, sociología y ciencias: “Un filósofo piensa en función de los útiles de los que dispone. De lo contrario, piensa fuera de la realidad”, argumenta. El primero y más importante de esos útiles es el propio cuerpo. “Toda teoría es reflejo del cuerpo y no el producto de una influencia venida del más allá -escribe-. La opción, el deseo, la idea, el alma son solo efectos de un proceso fisiológico, neuronal y nervioso, exclusivamente ligados a los músculos y al cerebro. El libre albedrío no existe, la trascendencia tampoco.”Antes de llegar a ser filósofo, Michel Onfray tuvo que morir varias muertes. Fue primero el hijo malquerido de una mucama y de un pobre obrero agrícola de Argentan, un pueblo perdido de la Normandía francesa. Nacido en la pobreza, criado en la humillación y abandonado en un orfanato salesiano a los 10 años, Onfray fue después empleado en una fábrica de quesos, candidato fracasado a conductor de tren y profesor en un liceo técnico de Caen. Sufrió un infarto a los 28 años y, más tarde, dos derrames cerebrales. Pero, en vez de llevarlo a la tumba, todas esas desventuras le inocularon una necesidad colosal de vivir, de amar, de hablar, de escribir, de luchar, de provocar, de denunciar, de compartir, de emocionar y -con mucha frecuencia- de exagerar, que no tiene ningún otro pensador de su generación.

Tanto en sus treinta y cinco libros como en las cátedras que dicta en la Universidad Popular de Caen, que creó y anima desde 2003, celebra el hedonismo, los sentidos, el libertinaje, el materialismo, el individualismo y el ateísmo. Según él, las religiones son únicamente instrumentos de dominación y de alienación. “Los tres monoteísmos profesan el mismo odio a las mujeres, los deseos, las pulsiones, las pasiones y la sexualidad. También detestan la libertad, todas las libertades: la de disponer de sí mismo, de su vida y de su cuerpo sin pedir permiso a la autoridad eclesiástica”, sostiene. Onfray reivindica la herencia intelectual de Nietzche, Freud y Marx, que tienen “la cualidad de invitar al hombre a una superación permanente”. “Lo importante no es lo que dijeron, sino el proceso que los llevó a decirlo”, asegura.

Escritor de excelente estilo, prolífico y buen divulgador, sus libros suelen ser éxitos populares que venden centenares de miles de ejemplares en el mundo entero. Sin embargo, este doctor en filosofía de 49 años, que vive con la misma mujer desde los 19, en una anodina casa de su pueblo natal, rodeado de sus libros y con su gato, se parece más a un anacoreta que al libertino que reivindica. Según Jean-Paul Enthoven, su editor en Grasset desde que publicó su primer libro en 1989, todo el dinero que ganó hasta ahora está bloqueado en una cuenta: “Apenas quiere recibir una suma mensual que nunca debe superar la jubilación que percibía su padre como obrero agrícola”, precisa. “Trato de que mi vida sea coherente con mis pensamientos”, resume Onfray.

La entrevista que sigue no es una conversación clásica con un filósofo, que admite interrupciones, preguntas y derivaciones. Onfray solo aceptó dialogar con LA NACION a condición de que fuera a través de correo electrónico. Ese recurso eliminó la espontaneidad de la discusión, pero le otorgó quizás una mayor precisión conceptual. Este es, en todo caso, el resultado de esa experiencia periodística poco frecuente:

-¿Cuál es la pregunta que usted se hace con más frecuencia: qué, cómo o por qué?

-Rara vez me hago preguntas filosóficas existenciales, pues creo haber hallado las respuestas que me permiten vivir una vida que me conviene, en relación íntima con mis principios. No tengo angustias existenciales, no le temo a la muerte, vivo tratando de que el presente y los instantes que lo constituyen sean lo más densos posibles. Las cuestiones filosóficas que me planteo son específicas y están relacionadas con los libros que preparo. Y las preguntas más triviales que me hago son cómo escapar a los parásitos, a los devoradores de mi tiempo, para poder trabajar tranquilamente.

-En uno de sus libros usted inventó el concepto de “hápax existencial”. Es decir, ese momento fundamental en el que, en un segundo, la vida cambia para siempre. ¿Cuál fue ese hápax para usted?

-Hubo un hápax extremadamente violento que fue mi infarto, cuando tenía 28 años. Una experiencia que conté en el prefacio de El arte del placer . Pero creo que hubo otro, casi tan violento como el primero y probablemente más constructor, más determinante, que relato en La fuerza de existir : haber sido abandonado por mi madre en un orfanato a los diez años. Creo, en todo caso, que ambos acontecimientos tienen una relación íntima, compleja y particular.

-Justamente, ese libro comienza diciendo: “Morí a los diez años, una hermosa tarde de otoño, en una luz que provocaba deseos de eternidad ” ¿Murió para siempre? ¿Qué sucedió después? ¿Algo consiguió salvarlo?

-Esa frase evoca el momento en que fui abandonado en el orfanato. ¿Qué pasó después? Digamos, siete años de sufrimientos. Y después, el descubrimiento de la filosofía que, efectivamente, me salvó, al proponerme cómo dar un sentido a mi existencia que, de lo contrario, no tenía ninguno o, por lo menos, lo había perdido.

-Usted afirma que no fue el orfanato lo que lo convenció de que Dios no existe porque a los diez años ya lo sabía. Sin embargo, suele decir también que los adultos que creen en Dios se equivocan. ¿Qué tenía usted a los diez años que un adulto -incluso analfabeto- no tenga a los cuarenta? ¿No es un poco pretencioso de su parte?

-No veo por qué debería ser pretencioso o qué es lo que yo tendría de más. Yo no hablo en esos términos. Son los suyos y es su propio juicio de valor. Para ser claro: creí en Dios mientras creía en el Papá Noel. A partir de cierta edad, todo eso me pareció irracional, sin sentido. Eso no quiere decir que fuera un superhombre o un genio precoz. Probablemente solo se trate de temperamento, de carácter inadaptado a las fábulas.

-Usted escribe “los monoteísmos detestan la inteligencia”. Pero entonces, ¿qué hacer con todos los genios de Occidente que practicaron alguna de las tres religiones del Libro?

-Yo hablo de “monoteísmos” y no de “monoteístas”. El monoteísmo es una ideología que, en sus principios, detesta que la gente piense o reflexione y prefiere que obedezca y que se someta a la Ley, a la palabra de Dios y a sus Mandamientos. Que hay monoteístas inteligentes, no esperé su pregunta para saberlo. Y tampoco he dudado de la inteligencia de ciertos monoteístas cuando son inteligentes.

-Dejemos a un lado la Iglesia como institución e incluso la Biblia. ¿Cómo sabe usted que, en verdad, Dios no existe? Podría perfectamente existir. ¿Cómo saberlo? ¿No cree que aceptar la duda sería una actitud más filosófica?

-La duda no es filosófica, es metodológica y prepara el terreno a la solución filosófica. En otras palabras, se duda un momento en un movimiento que debe concluir en una certeza. Descartes solo utilizó la duda de esa forma. Conformarse con la duda es detenerse a mitad de camino. Además, la duda es una deshonestidad intelectual. Aquellos que reivindican la duda no tienen problemas en reivindicar la certeza de esa duda. La coherencia del escéptico debería llevarlo hasta a dejar de hablar. Un filósofo tiene la obligación de hacer llegar su pensamiento a algún lado. En todo caso, aquellos que afirman algo (por ejemplo, la existencia de Dios) son quienes deben demostrarlo. De lo contrario, bastaría con afirmar cualquier cosa (que los unicornios existen, por ejemplo), pedir a su interlocutor que pruebe que lo que uno dice es una necedad y, frente a su incapacidad para demostrarlo, concluir que lo que se está diciendo es verdad. De esa forma se podría afirmar que las mesas giran solas, que los platos voladores existen, que los horóscopos dicen la verdad.

-Usted critica a “los hombres que se embriagan de ilusiones”. ¿Está mal? ¿Y si eso les permite ser menos infelices? Usted escribe: “El camino de la verdad filosófica es largo y difícil”. Pero hay muchísima gente que nunca tendrá la posibilidad de hacer ese camino. ¿Por qué negarles su propia forma de consuelo a aquellos que creen en algo superior?

-Prefiero una verdad que duele a una mentira que calma. Pero cada uno puede preferir el opio de la ilusión a la realidad. Yo le reprocho a la ilusión enemistarnos con la única certeza que tenemos: la vida es aquí, aquí y ahora. Las religiones nos invitan a vivir en la expiación, con el pretexto de que vivir como si uno estuviera muerto aquí nos abrirá la vida eterna una vez muertos. Yo consagro gran parte de mi tiempo -sobre todo cuando creo universidades populares abiertas a todos-, a ofrecer una alternativa filosófica a la propuesta religiosa. Creo que es necesario popularizar la filosofía para reconciliar al hombre consigo mismo, con su cuerpo, su vida, los otros y el mundo, sin que tenga que pasar por todas esas ficciones religiosas.

-Cuando un creyente piensa en el universo, imagina una suerte de más allá, donde pone a todos sus seres queridos, sus divinidades y sus ilusiones. Esa dimensión debe de ser imposible de borrar una vez adquirida. ¿Qué hay en la imaginación de un ateo total?

-Un mundo exactamente igual de vasto. ¡Qué extraña idea tiene usted del ateo! ¿Lo cree incapaz de imaginación? ¿De vida espiritual? ¡Es curioso que piense en el ateo como una especie de idiota de cerebro limitado, con escasas posibilidades estéticas, emocionales, afectivas y espirituales!

-En todo caso, tengo la impresión de que la desaparición de lo sagrado no es inminente. ¿Cree usted en una humanidad sin religión?

-Siempre habrá religiones, porque las religiones viven de la angustia y del miedo de los hombres, y porque estamos lejos de haber terminado con los temores existenciales. El ateo está condenado a militar por una causa perdida. Pero poco importa que esté perdida, si es una causa justa. Lo irracional, lo irrazonable, la ilusión, las ficciones disponen de un futuro grandioso, pues el mundo liberal que se prepara en nuestro planeta odia la cultura, que hace retroceder a los mitos, entre ellos, la religión.

-Usted escribe: “La autoridad me resulta insoportable; la dependencia, invivible. Las órdenes, invitaciones, pedidos, propuestas, consejos me paralizan ” ¿Cómo hace para organizar su relación con los demás, sobre todo con sus allegados?

-Desde los 17 años, (cuando dejé mi familia para vivir sin ayuda alguna) construí mi vida a fin de tener que obedecer -¡y mandar!- lo menos posible. No me pida detalles porque tendríamos que consagrar la entrevista a esta cuestión. Digamos que es necesario evitar el matrimonio y los hijos, los honores, la riqueza y las situaciones de poder. Soy soltero, sin hijos, me importan un bledo las condecoraciones, los puestos honoríficos en instituciones universitarias. Vivo muy bien con o sin dinero, porque el dinero nunca fue una obsesión en mi vida, no soy representante de esto ni de aquello. Trato de no deberle nada a nadie. Vivo de mi pluma, y mis lectores, comprando mis libros, hacen posible esta situación social magnífica, casi una vida de rey.

-Usted se declara a favor de un hedonismo del ser y no del tener. ¿Me puede explicar?

-Es muy difícil en dos palabras. Digamos que todas las cosas que tienen que ver con la posesión (dinero, situación social, riquezas, propiedades, bienes habituales de la sociedad de consumo) no son un fin en sí mismas. Por el contrario, lo que depende del ser (libertad, amistad, amor, afección, dulzura, serenidad, paz consigo mismo, los otros y el mundo) constituye el ideal de sabiduría hacia el que hay que tender. Disfrutar de una cosa no presenta demasiado interés, disfrutar de un momento de sabiduría es uno de los grandes instantes de la vida.

-¿Y cuál es la diferencia entre ese hedonismo y el estoicismo?

-La oposición entre ambas escuelas suele ser una cuestión de universitarios. Hay que leer las Cartas a Lucilio de Séneca, el estoico. Allí hay cantidad de argumentos epicúreos. En mi libro Contra-historia de la filosofía explico cómo esta oposición entre dos sensibilidades filosóficas fueron instrumentalizadas por Cicerón con fines políticos: era necesario desacreditar a los candidatos epicúreos al Senado, y Cicerón, el estoico, los estigmatizó como voluptuosos e incapaces de ocuparse de la cosa pública. Después, el cristianismo se apoderó de esos argumentos que perduran hasta hoy.

-Usted es un filósofo decididamente orientado hacia la modernidad. ¿Qué lugar reserva en su reflexión al psicoanálisis y a las neurociencias? ¿No cree que estas últimas están terminando con Freud?

-Tengo el proyecto de escribir un libro sobre el psicoanálisis que evitará dar poderes absolutos tanto a Freud como a las neurociencias. Rehabilitaré el psicoanálisis como un chamanismo posmoderno, precisando que el cuerpo no es una cuestión de inconsciente psíquico, sino de inconsciente neurovegetativo.

-¿Está usted satisfecho de su vida? Quizás sea ridículo preguntarle a un filósofo si es feliz, pero

-¡Pero yo soy absolutamente feliz! De lo contrario dejaría de escribir lo que escribo, de enseñar lo que enseño y de dar las conferencias que doy por el mundo. A menos que fuese un estafador. Y yo sé que en filosofía también existen los estafadores.

 

Dios para niños

Por: Francisco Viturro

Hola, queridos niños.
Lo primero que quiero hacer es presentarme: Mi nombre es Dios.

Así es como me llaman ahora y aquí, porque como sabréis, en otras épocas tenía otros nombres (Yavé, Jehová, Zeus) y en otros lugares también (Alláh, Manitú…).

Pero lo importante es que todo el mundo me conoce.

Para que todos los hombres tuvieran noticias mías, se me ocurrió el método del “libro sagrado”.Consiste básicamente en hacerles creer a algunos pobres infelices que les estoy hablando.
De esa manera, se tragarán cualquier cosa que les cuenten, porque es una “revelación”.
Acordaos bien, ya que la revelación es el único modo en que dicto mis normas a los humanos.

Podría hacerlo de otras formas -como sabéis soy omnipotente- pero encuentro que así es muy divertido. Además, en cada tiempo y lugar imparto normas diferentes, para que se peleen entre ellos intentando averiguar quién tiene razón.
No sabéis qué bien me lo paso cuando se matan en mi nombre… A veces, algunas personas se niegan a creer en la “revelación” de otras. Quizá porque me paso en lo absolutamente estúpido de las normas que les dicto (¡y aún así las cumplen!), je, je, el caso es que se me rebelan contra la revelación.
Pues bien, nunca he tenido problemas con eso. Si tenéis curiosidad, leed las vidas de los Papas (mis representantes oficiales, como dicen ellos), o de muchos santos.
Veréis cómo hay que hacer para “convencer” a los que se muestran un tanto escépticos.

Pero eso es otra historia. Estamos aquí para que veáis quién soy en realidad, porque desde que envié a mi hijo –todos lo conocéis, se llama Jesús- la religión se ha convertido en cosa de flojos y debiluchos, todo el tiempo predicando chorradas como lo del amor al prójimo, la bondad, la piedad, la misericordia, y cosas así.
Es la parte de la Biblia que menos me gusta, el Nuevo Testamento.
Por culpa de esas ideas se me ha perdido totalmente el respeto.
Ya no se me teme, no se me hacen sacrificios decentes, ni se condena al infierno hasta el fin de la eternidad.
Así no hay quien gobierne un Universo.
Los viejos tiempos eran otra cosa. El Antiguo Testamento, ¡eso sí era orden divino!. Teníais que ver cómo se me obedecía, con qué fe. Y rapidito, no como ahora, que todo se pone en duda y se piensan las cosas dos veces (ay, esos ateos…).

Qué tiempos aquellos, en que exterminaba naciones enteras: [1] Yavé, tu Dios, te introducirá en la tierra adonde vas y que pasará a ser tuya; arrojará delante de ti a muchos pueblos, al heteo y al guergaseo, al amorreo y al cananeo, al fereceo, al jeveo y al jebuseo, siete naciones mucho más numerosas y poderosas que tú. [2] Cuando las entregue en tus manos y tú las derrotes, los exterminarás según la ley del anatema. No harás alianza con ellas ni les tendrás compasión. (Dt. 7) ¿Qué os parece?.

El problema era que yo les había prometido a mis elegidos (los judíos de entonces) unas determinadas tierras, y resulta que ya estaba ocupadas. Así que hubo que exterminar a unos cuantos miles de inocentes. ¿Y qué? Al fin y al cabo yo los creé, ¿no?.
Y Moisés, qué gran hombre. Los militares de ahora deberían aprender de él: Moisés les dijo: «¿Así, pues, han dejado con vida a las mujeres? [16] Precisamente ellas fueron las que, siguiendo el consejo de Balaam, indujeron a los hijos de Israel a que desobedecieran a Yavé (en el asunto de Baal-Peor) y una plaga azotó a la comunidad de Yavé. [17] Maten, pues, a todos los niños hombres, y a toda mujer que haya tenido relaciones con un hombre. [18] Pero dejen con vida y tomen para ustedes todas las niñas que todavía no han tenido relaciones. (Núm. 31)

En ocasiones, tenía que asesinar a tanta gente, que me era prácticamente imposible hacerlo en persona.

Menos mal que tengo ayudantes: [36] Esa misma noche el Angel de Yavé hirió de muerte a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio. A la hora de levantarse, en la mañana, no había más que cadáveres. (Is. 37)
Es posible que a estas alturas os estéis preguntando: Pero ¿qué Dios es éste, que mata a sus hijos como si fueran cucarachas?. ¿No era el Dios padre bueno, amoroso, misericordioso, bla, bla, bla?.

La respuesta es obvia: NO.

A ver si os enteráis de una vez, queridos niños.

Soy la creación de un grupo de nómadas primitivos, apenas unos criadores de cabras, que plasmaron en unos cuantos libros todas las leyendas que durante miles de años les contaron sus antepasados, que a su vez eran también criadores de cabras. Y me hicieron así de sanguinario, feroz, cruel, injusto, mentiroso y prepotente.

Las madres tuvieron que comerse a sus hijos, a sus niños de pecho. Fueron asesinados en el santuario de Yavé sacerdote y profeta. [21] Por tierra yacen en las calles niños y ancianos; mis vírgenes y mis jóvenes cayeron a cuchillo; mataste en el día de tu cólera, mataste sin compasión. (Lam. 2)

Qué le vamos a hacer. Claro que no todo va a ser enfados, cabreos y mala leche. Si queréis una prueba de mi sentido del humor, mirad lo que le hice a Abrahán, el padre de la patria israelita:
[1] Tiempo después, Dios quiso probar a Abrahán y lo llamó: «Abrahán.» Respondió él: «Aquí estoy». [2] Y Dios le dijo: «Toma a tu hijo, al único que tienes y al que amas, Isaac, y vete a la región de Moriah. Allí me lo ofrecerás en sacrificio, en un cerro que yo te indicaré.» [3] Se levantó Abrahán de madrugada, ensilló su burro, llamó a dos muchachos para que lo acompañaran, y tomó consigo a su hijo Isaac. Partió leña para el sacrificio y se puso en marcha hacia el lugar que Dios le había indicado. [4] Al tercer día levantó los ojos y divisó desde lejos el lugar. [5] Entonces dijo a los muchachos: «Quédense aquí con el burro. El niño y yo nos vamos allá arriba a adorar, y luego volveremos donde ustedes.» [6] Abrahán tomó la leña para el sacrificio y la cargó sobre su hijo Isaac. Tomó luego en su mano el brasero y el cuchillo y enseguida partieron los dos. [7] Entonces Isaac dijo a Abrahán: «Padre mío.» Le respondió: «¿Qué hay, hijito?» Prosiguió Isaac: «Llevamos el fuego y la leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?» [8] Abrahán le respondió: «Dios mismo proveerá el cordero, hijo mío.» Y continuaron juntos el camino. [9] Al llegar al lugar que Dios le había indicado, Abrahán levantó un altar y puso la leña sobre él.

Luego ató a su hijo Isaac y lo colocó sobre la leña. [10] Extendió después su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo, [11] pero el Ángel de Dios lo llamó desde el cielo y le dijo: «Abrahán, Abrahán.» Contestó él: «Aquí estoy.» [12] «No toques al niño, ni le hagas nada, pues ahora veo que temes a Dios, ya que no me has negado a tu hijo, el único que tienes.» (Gn. 22)
¿Os dais cuenta?.
Le pido al tío que mate a su hijo para ofrecérmelo en sacrificio (algo que me encanta) y ni siquiera protesta.
Eso es obediencia, y lo demás son tonterías.

Reconozco que ahí estuve sentimental y le paré la mano, pero os juro que su idea era matarlo para mí. Gran persona, este Abrahán… y muy leal.

Hasta hizo cargar a su hijo con la leña!!!.

Como veis, el asesinato y la masacre no es algo extraño ni anómalo en mi comportamiento.
Que los hombres me teman es muy productivo en determinadas circunstancias. Y no importa si son amigos o enemigos míos, todos deben estar bajo un horror tan agudo que les impida siquiera pensar en rebelarse contra Dios.
Una costumbre muy extendida entre las religiones actuales es sostener que las calamidades que ocurren en el mundo se deben a los hombres, que son pecadores, imperfectos, etc.
Cuando los ateos les dicen a los creyentes: ¿Porqué Dios no evitó tal o cual desgracia, siendo como es, omnipotente?, éstos responden muy serios algo referente al “libre albedrío” (o sea, la libertad de hacer lo que se quiera, bueno o malo).

Pues bien, recordad lo que dije hace ya muchos años: [7] Yo soy Yavé, y no hay otro más; yo enciendo la luz y creo las tinieblas, yo hago la felicidad y provoco la desgracia, yo, Yavé, soy el que hace todo esto. (Is. 45)

Después de haber provocado tantas muertes, exterminios, pestes y enfermedades en la antigüedad, no me importa nada seguir machacando a la humanidad, por mí creada. Los pobres judíos todavía se creen el pueblo elegido, y mira que les mando desgracias (lo de los nazis aún está reciente). ¿Qué tengo que hacer para que se decidan a repudiarme de una vez?.

Yo creo que son masoquistas, les gusta sufrir un montón. Y ante eso nada puedo hacer, la estupidez humana es lo único infinito de este Universo mío.
Si no, ved lo que dicen de mí, incluso después de achicharrarlos con azufre, matarlos y despedazarlos sin miramientos a miles, a millones: [8] El Señor es ternura y compasión, paciente y lleno de amor. [9] El Señor es bondad para con todos, sus ternuras están en todas sus obras. (Sal. 145)
¿Os dais cuenta, queridos niños?.

Mmmm, niños.

Eso me recuerda aquello que dijo Jesús: “Dejad que los niños se acerquen a mí”.
Deberíais tener en cuenta que yo no soy tan indulgente con vosotros, pequeñas criaturas indefensas.

Esto les pasó a los egipcios, por tener a los judíos como esclavos: [29] Sucedió que, a media noche, Yavé hirió de muerte a todo primogénito del país de Egipto, desde el primogénito del Faraón que está sentado en el trono, hasta el del preso que está en la cárcel, y a todos los primeros nacidos de los animales. [30] Faraón se levantó de noche, y con él toda su gente y todos los egipcios. Se oyó un clamor grande por todo Egipto, pues no había casa donde no hubiera algún muerto. (Ex. 12)
Una gran hazaña, lo reconozco.
Maté a todos los primeros hijos de cada familia y de cada animal en una sola noche.
Desde aquél día, los judíos celebran la Pascua sacrificando un cordero en mi nombre.

¡Sólo un cordero, con lo que me agrada un buen sacrificio de un niño pequeño, o de una virgen!. Pero las buenas costumbres se van perdiendo, como podéis ver.

Otro botón de muestra de cómo me las gasto yo con los niños, lo tenéis en la orden que le di a Samuel: Esta es la palabra de Yavé de los Ejércitos: [2] He decidido castigar a Amalec por lo que le hizo a Israel, puesto que no lo dejó seguir su camino cuando regresaba de Egipto. [3] Ahora, vete y castiga a Amalec; tú lo declararás anatema con todo lo que le pertenece. No le tendrás compasión, sino que matarás a todos, hombres y mujeres, jóvenes y niños, bueyes y ovejas, camellos y burros.» (I Sam 15)

¿Qué os parece?.

Impresionante, ¿verdad?.
Si es que no hay nada como ser Dios Todopoderoso, ya que nadie te protesta.
Y si lo hace, lo matas y “a otra cosa, mariposa”.
A él y a toda su descendencia, por supuesto.

Y para terminar con el asunto de los niños (que, reconocedlo, a veces sois muy pesaditos), leed este pequeño detalle de cómo reacciono cuando me enojo: [23] De allí subió a Betel. Iba subiendo (Eliseo) por el camino cuando unos niños pequeños salieron de la ciudad y se burlaban de él, diciendo: [24] «¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!» El se dio la vuelta, los vio y los maldijo en nombre de Yavé. Salieron dos osas del bosque y destrozaron a cuarenta y dos de ellos. [25] De allí Eliseo partió para el monte Carmelo, y regresó a Samaria. (II Re. 2)
Como si tal cosa.

Así que tened cuidadito de lo que decís y sobre todo de lo que pensáis sobre mí, vuestro Dios.

Porque si algo tengo claro, es que la mejor forma de que los niños aprendan respeto y buenas costumbres, es gracias al castigo duro.
Y no me refiero a quedaros sin postre, o no ver la tele. Mirad, mirad…

[24] No usar la vara es no amar al hijo: el que lo ama no demora en corregirlo.

(Pr. 13) [13] No vaciles en corregir a un niño: el haberlo azotado no lo hará morir.

(Pr. 23) [15] Los azotes y las correcciones llevan a la sabiduría, el niño que lo dejan hacer todo será la vergüenza de su madre.

(Pr. 29) [6] Una palabra dicha en mal momento es como música en momentos de duelo, pero los azotes y las sabias reprensiones convienen en cualquier momento.

(Ecl. 22) [1] El que ama a su hijo no le escatima los azotes, más tarde ese hijo será su consuelo. [2] El que educa bien a su hijo, tendrá sus satisfacciones; se sentirá orgulloso de él delante de sus parientes.

 (Ecl. 30) [9] ¿Quieres mimar a tu hijo? un día te hará temblar; juguetea con él, y te causará tristeza. [10] No te rías con él si no quieres un día afligirte con él y tener al fin que rechinar los dientes. [11] No le des rienda suelta en su juventud, [12] Pégale en las costillas cuando sea pequeño, no sea que se empecine y se te rebele. (Ecl. 30)

Pero a veces, los golpes no son suficientes.

Por ello doy el siguiente consejo:
[18] Si un hombre tiene un hijo rebelde y desvergonzado, que no atiende lo que mandan su padre o su madre, ni los escucha cuando lo corrigen, [19] sus padres lo agarrarán y llevarán ante los jefes de la ciudad, a la puerta donde se juzga, [20] y les dirán: «Este hijo nuestro es rebelde y desvergonzado, no nos hace caso, es un vicioso y un borracho.» [21] Entonces todo el pueblo le tirará piedras hasta que muera. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti, y todo Israel, al saberlo, temerá. (Dt. 21)

Creo haber dejado claro cuál es mi actitud con relación a la infancia.

En otro orden de cosas, para que podáis comprobar cómo cambian los tiempos, ahí va un ejemplo de legislación en materia de derechos humanos:
[44] Si quieres adquirir esclavos y esclavas, los tomarás de las naciones vecinas: de allí comprarás esclavos y esclavas. [45] También podrán comprarlos entre los extranjeros que viven con ustedes y de sus familias que están entre ustedes, es decir, de los que hayan nacido entre ustedes.
Esos pueden ser propiedad de ustedes, [46] y los dejarán en herencia a sus hijos después de ustedes como propiedad para siempre. (Lv. 25)

Con relación a la venta de esclavos, no hace falta que sean extranjeros. ¡Los familiares valen!.
[7] Si un hombre vende a su hija como esclava, ésta no recuperará su libertad como hace cualquier esclavo. [8] Si la joven no agrada a su dueño que debía tomarla por esposa, el dueño aceptará que otro la rescate; pero no la puede vender a un extranjero, en vista de que la ha traicionado. (Ex. 21)

Es posible que a estas alturas, después de lo que habéis leído (y que seguramente, nunca nadie os había contado) estéis algo asustados y confusos.

¿Dónde está aquél Dios bueno y justo del Catecismo?.

Si vuestro desasosiego os lleva a dirigiros a un cura, una monja, o un profesor cristiano practicante para preguntar si todo esto es cierto, con casi total seguridad os responderán:

“Si, pero eso eran otros tiempos, otras gentes y hoy en día las cosas son de otra manera…”.
O bien: “Bueno, la Biblia no hay que tratar de entenderla literalmente…”

Ni que decir tiene que tanto una cosa como la otra son falsas.

Mis leyes son eternas e inmutables, valen para allí y para aquí, para entonces y para ahora.
Y podéis estar seguros de que si digo “todo el pueblo le tirará piedras hasta que muera”, no quise decir “todo el pueblo le dirá que fue malo, malísimo”… ¿me habéis entendido?.

Ya para finalizar, os recomendaré que leáis mucho la Biblia –al fin y al cabo es mi Palabra- y que seáis muy buenos.
Aunque después de leer esto, entenderé que no deseéis estar conmigo en el cielo toda la eternidad…