Por: David Van Biema

Traducido por Ricardo Montanía

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Hay dos grandes discusiones bajo el amplio título de la ciencia contra dios. El más familiar durante los últimos años es el más estrecho de los dos: ¿Puede la evolución darvinista soportar las críticas de los cristianos que creen que contradice la historia de la creación del libro del génesis? Estos últimos años, el creacionismo adquirió nueva modernidad como el progenitor espiritual del “diseño inteligente” (D.I), una tentativa científicamente redactada de demostrar que los espacios en blanco en la narrativa evolutiva son más significativos que lo convincente de su totalidad. El DI perdió algo de su calor periodístico el pasado mes de diciembre en que un juez federal la calificó como pseudo ciencia inadecuada para ser enseñada en las escuelas de Pennsylvania.Pero de hecho el creacionismo y el DI se relacionan íntimamente con una interrogante sin resolver más grande, en la cual se invierte el papel del agresor:

¿Puede la religión sostenerse ante el progreso de la ciencia?

Esta discusión la hizo Darwin, pero la posición de la antireligión está siendo promovida con insistencia por los científicos encolerizados por el diseño inteligente y excitados, quizás intoxicados, por el aumento de la capacidad de sus disciplinas de trazar, de cuantificar y de cambiar la naturaleza de la experiencia humana. La proyección de las imágenes del cerebro ilustradas–¡en color!  el asiento físico de la voluntad y de las pasiones, desafían el concepto religioso de una independencia del alma de las glándulas. Los químicos del cerebro indican los desequilibrios que podrían explicar los estados de éxtasis de santos visionarios o, algunos sugieren, de Jesús.
Como el Freudianismo antes, el campo de la sicología evolutiva genera  teorías del altruismo y de la religión que no incluyen a dios. Algo llamado la hipótesis de los multiversos, en cosmología, especula que el nuestro puede ser solamente uno en una cascada de universos, mejorando repentinamente las probabilidades que la vida habría podido generarse accidentalmente, sin la intervención divina. (Si las probabilidades eran 1 en mil millones, y tienes 300 mil millones de universos, ¿porqué no?)

Christoph Schönborn cardenal del Catolicismo romano ha puesto el apelativo de “cientificista” o “evolucionista” a los mas fervientes científicos desafiantes de la fe, puesto que esperan que la ciencia, más allá de ser una medida, sustituya a la religión como  cosmovisión y criterio moral. No es un epíteto apropiado para todos los que manejan un tubo de prueba. Pero una proporción cada vez mayor de profesionales está experimentando, lo que un investigador importante llama “ultraje sin precedentes”, a los insultos percibidos por la investigación y la racionalidad, extendiendo  la influencia  de la derecha del cristianismo en la política científica de la administración  Bush a la fe fanática de los terroristas de 9/11 a las demandas en curso del diseño inteligente.
Algunos son suficientemente radicalizados para hacer pública una Antigua cuestión, la idea que la ciencia y la religión, lejos de ser respuestas complementarias a lo Desconocido, son contradicciones completas–o, como el sicólogo de Yale  Paul Bloom con falta de finura  ha escrito, la “religión y la ciencia chocan siempre.”

El mercado esta inundado con los libros de científicos que describen  la muerte del debate entre la ciencia y  dios–con la ciencia que gana, o por lo menos superando de  lejos a las verdades subyacentes de la fe.Encontrar a un portavoz para este lado no era difícil, desde que Richard Dawkins, quizás su primer polemista, acaba de salir con el “The God´s Delusion (Houghton Mifflin), raro ejemplar cuyo título es tan claro que no amerita un subtítulo. El  best-seller por cinco semanas del The New York Times (ahora en N° 8) ataca la fe filosófica, histórica  y científicamente, pero se apoya pesadamente en la teoría darvinista, que fue la maestría de Dawkins como científico joven y más recientemente como portavoz de la sicología evolutiva, tan lúcido, que ocupa la cátedra de Charles Simonyi para la comprensión pública de la ciencia en la universidad de Oxford.Dawkins está montando la cresta de una onda literaria atea.
En 2004, The End of Faith, una afilada  acusación de SAM Harris estudiante graduado de neurología, fue publicado (más de 400.000 copias  impresas). Harris ha escrito una carta recordativa de 96 páginas, Letter to a Christian Nation, que ahora es N° 14 en la lista del Times. El pasado mes de febrero, el filósofo Daniel Dennett de la universidad Tufts produjo Breaking the Spell: La religión como fenómeno natural, que ha vendido menos copias pero ha ayudado a la discusión en la arena pública. Si Dennett y Harris son casi-científicos (Dennett trabaja en  un programa científico-filosófico multidisciplinario), los autores de la media docena de agresivos volúmenes  seculares son portaestandartes: Mentes Morales, Marc Hauser  biólogo de Harvard explora los –no divinos–orígenes de nuestro sentido de lo correcto y de lo incorrecto (septiembre); en Six imposible things before Breakfast (lanzado en enero) por el biólogo auto descrito como “ateo-reduccionista-materialista” Lewis Wolpert, la religión es una de esas cosas imposibles; Victor Stenger, físico-astrónomo, tiene un libro  God; The Failed Hypothesis  . Mientras tanto, Ana Druyan, viuda del astrofísico archi escéptico Carl Sagan, ha corregido las conferencias inéditas de Sagan sobre la ausencia de dios en un libro, The Varietes of Scientific Experience, que se publicará hacia fin de mes.   Dawkins y su ejército tienen un enjambre de opositores teológicos articulados, por supuesto. Pero los más ardientes de éstos realmente no tienen mayor interés en la ciencia, y una discusión en la cual una parte se apoya inamovible en las escrituras y la otra  en la tabla periódica no lleva muy lejos.
La mayoría de los americanos ocupan la tierra de en medio: lo  queremos todo. Deseamos participar en los grandes pasos de la ciencia y todavía humillarnos en el Sabbath. Deseamos el acceso a MRIs y a los milagros. Deseamos discusiones sobre asuntos como las células madre sin la concesión de que las posiciones sean tan intrínsecamente hostiles que hacen la discusión infructuosa.
Para balancear a los formidables porta estandartes científicos como Dawkins, buscamos a los que posean la convicción religiosa pero también los logros científicos suficientes para argumentar con credibilidad la diseminada opinión de  que la ciencia y  dios están en armonía, que, de hecho, la ciencia es de Dios.Los conciliadores informados se han hecho  recientemente más locuaces. La biólogo Joan Roughgarden de la universidad de Stanford acaba de salir con Evolution and Christian Faith, que proporciona lo que ella llama una “defensa cristiana fuerte” de la biología evolutiva, ilustrando los conceptos principales de la disciplina con pasajes bíblicos. El entomólogo Edward O. Wilson, escéptico pero de fé común, ha escrito The creation: An Appeal to Save Life on Earth   urgiendo  a creyentes y no creyentes a  unirse en pro de la conservación. Pero el primero de éstos en este campo es Francis Collins.La dedicación de Collins a la genética es, si eso fuera posible, mayor a la de Dawkins. Director del instituto de nacional de investigación del genoma humano, desde 1993, dirigió al equipo de 2.400 científicos que mapeó las 3 mil millones de letras bioquímicas de nuestro modelo genético, un jalón científico que el entonces presidente Bill Clinton honró en el 2.000 con ceremonias en la casa blanca, comparando la carta del genoma al mapa de Meriwether Lewis de su exploración continental.
Collins continúa conduciendo a su instituto en estudiar el genoma y prepararlo para cuestiones médicas.Él es también un cristiano, al cual se convirtió del ateismo a la edad 27 años y ahora encuentra tiempo para aconsejar a los científicos evangélicos jóvenes en cómo declarar su fe ante los logros en su mayor parte agnósticos de la ciencia.
En su best seller del verano, The Language of God: A Scientist Presents Evidence for Belief (Free Press), presenta algunas de las discusiones que él mantuvo en un debate de 90 minutos que la revista TIME arregló entre Collins y Dawkins en nuestras oficinas en el edificio Time and Life Building de la ciudad de Nueva York el 30 de setiembre de 2.006.
Algunos extractos de su interesante  intercambio se dan a continuación:
TIME: ¿Profesor Dawkins, si uno entiende realmente la  ciencia, es entonces Dios una ilusión, como el título de su libro sugiere?

DAWKINS: La cuestión de si existe un creador supernatural, un dios, es una de las más importantes que tenemos que contestar. Pienso que es una pregunta científica. Mi respuesta es no.

TIME: Dr. Collins, usted cree que la ciencia es compatible con la fe cristiana.

COLLINS: Sí. La existencia de Dios puede ser verdad o no. Pero llamarla una pregunta científica implica que las herramientas de la ciencia pueden proporcionar la respuesta. Desde mi perspectiva, dios no puede ser contenido totalmente dentro de la naturaleza, y por lo tanto la existencia de dios está fuera de la capacidad de la ciencia de sopesarlo.

TIME: Stephen Jay Gould, paleontólogo de Harvard, ha hecho una famosa argumentación acerca de que la religión y la ciencia puedan coexistir, porque ocupan cátedras  separadas herméticamente. Ambos parecen discrepar.

COLLINS: Gould instala una valla artificial entre las dos que no existe en mi vida. Porque creo que la energía creativa de dios ha dado origen a todo en primer lugar. Encuentro que estudiar el mundo natural es una oportunidad de observar la majestad, la elegancia, lo intrincado de la creación de dios.

DAWKINS: Pienso que los compartimientos separados de Gould eran un trabajo puramente político para ganar a gente religiosa del medio camino al campo de la ciencia. Pero es una idea muy vacía. Hay un montón de lugares en donde la religión pisa el césped científico. Cualquier creencia en milagros no es solo contradictoria a los hechos de la ciencia sino al espíritu de la ciencia.

TIME: Profesor Dawkins, usted piensa que la teoría de Darwin de la evolución hace más que simplemente contradecir la historia del génesis.

DAWKINS: Sí. Por siglos la argumentación de mayor peso acerca de  la existencia del dios del mundo físico era la llamada argumentación del diseño: Las cosas vivas son tan  hermosas y elegantes y al parecer tan útiles, que solamente habrían podido ser hechas  por un diseñador inteligente. Pero Darwin proporcionó una explicación más simple. Su manera es una mejora gradual, incremental a partir de principios muy simples y trabajando paso a paso incrementar minúsculamente a más complejidad, más elegancia, más perfección adaptiva. Cada paso, es poco significativo pero cuando los vas agregando  acumulando pasos durante millones de años, llegas a estos monstruos de improbabilidad, como el cerebro humano y la selva tropical. Esto debería advertirnos acerca de asumir que, porque algo es complicado, dios debe haberlo hecho.

COLLINS: No veo que la idea básica del profesor Dawkins acerca de la evolución sea incompatible conque dios la haya diseñado.

TIME: ¿Cuándo habría ocurrido esto?

COLLINS: Estando fuera de la naturaleza, dios está también fuera del espacio y del tiempo. Por lo tanto, en el momento de la creación del universo, dios habría podido también activar la evolución, con conocimiento completo de cómo resultaría, quizás incluyendo, nosotros teniendo esta conversación. La idea que él podría prever el futuro y también darnos espíritu y libre albedrío para realizar nuestros propios deseos llega a ser enteramente aceptable.

DAWKINS: Pienso que eso es una enorme falta de responsabilidad. Si dios deseara crear vida y crear seres humanos, sería absurdo que decida  esperar 10 mil millones años antes del comienzo de la vida y entonces esperar otros 4 mil millones años hasta conseguir seres humanos capaces de adorarlo y de pecar  y de todas las cosas en las que la gente religiosa está interesada.

COLLINS: ¿Quiénes somos nosotros para decir que esa es una manera absurda de hacerlo? Pienso que dios no tiene el propósito de hacer que sus intenciones sean absolutamente obvias para nosotros. Si le satisface ser una deidad  a la cual debemos buscar sin ser forzados, ¿no habría sido lógico que utilice el mecanismo de la evolución sin la fijación de marcas obvias en el camino, para revelar su papel en la creación?

TIME: Ambos libros suyos sugieren que si las constantes universales, las seis o más características de nuestro universo, hubieran variado, esto hubiera hecho la vida imposible. Dr. Collins, ¿puede proporcionar un ejemplo?

COLLINS: La constante gravitatoria, si fuera menor por una fracción en  cientos de millones de millones, entonces la expansión del universo después del Big Bang no hubiera ocurrido en la manera que era necesaria para que ocurra la vida. Cuando miras esa evidencia, es muy difícil adoptar la idea de que fue solo casualidad. Pero si estás dispuesto a considerar la posibilidad de un diseñador, esto se convierte en una explicación plausible para algo que de otra manera es un acontecimiento excesivamente improbable–a saber– nuestra existencia.

DAWKINS: La gente que cree en dios concluye que debe haber sido un divino manipulador el que giró las perillas de esta media docena de constantes para hacerlas correctas. El problema es que esto implica que, porque algo es altamente improbable, necesitamos a dios para explicarlo. Pero ese dios sería aún más improbable. Los físicos han creado otras explicaciones. Una es que estas seis constantes no pueden variar. Una teoría unificada demostrará eventualmente que están tan relacionadas  como la circunferencia al diámetro de su círculo. Eso reduce las probabilidades que tienen de variar independientemente y ajustarse sólo para “pagar la cuenta”. La otra manera es la del multiverso. Esto dice que quizá el universo en que estamos es uno más de un número muy grande de universos. La gran mayoría no contendrá vida porque tienen la constante gravitatoria incorrecta, o mal esta o aquella constante. Pero como el número de universos aumenta, las probabilidades aumentan de manera  que una minoría minúscula de universos podrá tener la constante correcta.

COLLINS: Esa es una opción interesante. Salvo una resolución teórica, que pienso es inverosímil, todavía tienes que decir que hay chorro cientos universos paralelos por ahí que no podemos observar actualmente, o tienes que decir, había un plan. Encuentro realmente más aceptable la existencia de un dios que planeó todo antes que el burbujear de todos estos multiversos. El rasero de Occam dice que debes elegir la explicación que es la más simple y directa, lo que me conduce más a creer en dios que en el multiverso, que se parece a un forzamiento de la imaginación.

DAWKINS: Acepto que puede haber cosas, de lejos, más magníficas y más incomprensibles que las que podemos imaginar. Lo que no puedo entender es porqué invoca la improbabilidad pero no admite que socava su argumento al postular  algo tan  improbable, estableciendo por arte de magia la palabra dios.

COLLINS: Mi dios no me es improbable. Él no tiene ninguna necesidad de una historia de la creación de sí mismo o de ser ajustado por  algo más. Dios es la respuesta a todos los  “¿cómo habrá sido?”.

DAWKINS: Pienso que eso es la madre y el padre de todas las irresponsabilidades. Es una búsqueda científicamente honesta descubrir de dónde proviene esta aparente improbabilidad. Ahora el Dr. Collins dice, “bien, dios lo hizo. Y dios no necesita ninguna explicación porque dios es exterior a todo esto.” Bien,  qué evasión increíble de la responsabilidad de explicar. Los científicos no hacen eso. Los científicos dicen, “estamos trabajando en ello. Estamos luchando para entender.”

COLLINS: La ciencia debe continuar ciertamente considerando si podemos encontrar la evidencia para los multiversos que pudieran explicar porqué nuestro propio universo parece estar finamente ajustado. Pero me opongo a la asunción de que cualquier cosa que pueda estar fuera de naturaleza debe ser sacada de la conversación. Eso es una visión empobrecida de las clases de preguntas que los seres humanos pueden hacer,  por ejemplo “¿por qué estoy aquí? ”, “¿qué sucede después de que muramos? ”, “¿hay un dios?” Si rechazas reconocer su conveniencia, terminas  con una probabilidad cero de  dios después de examinar el mundo natural porque no te convence sobre las bases de la     prueba. Pero si tu mente está abierta a la posibilidad de dios, puedes señalar  los aspectos del universo que son consistentes con esa conclusión.

DAWKINS: Para mí, la aproximación correcta es decir que somos profundamente ignorantes de estas materias. Necesitamos trabajar en ellas. Pero decir repentinamente — la respuesta es dios—eso me parece cerrarse a la discusión.

TIME: ¿Podría ser la respuesta  dios?

DAWKINS: Podría haber algo increíblemente magnífico e incomprensible y más allá de nuestra actual comprensión.

COLLINS: Ése es dios.

DAWKINS: Sí. Pero podría ser cualquiera de mil millones de dioses. Podía ser el dios de los marcianos o de los habitantes de alfa-centauri. La posibilidad de ser un dios particular, Yahvé, el dios de Jesús, es tan pequeña que se desvanece–, cuando menos, la responsabilidad está en ud. de demostrar porqué piensa que ese es el caso.

TIME: El libro del génesis ha conducido a muchos Protestantes conservadores a oponerse a la evolución y a otros a insistir en que la tierra tiene solo 6.000 años.

COLLINS: Existen creyentes sinceros que interpretan el génesis 1 y 2 de una manera muy literal que contraría francamente nuestro conocimiento de la edad del universo o de cómo los organismos vivos se relacionan unos con otros. San Agustín escribió que básicamente  no es posible entender qué está descrito en el génesis. No fue pensado como libro de texto de   ciencias. Fue pensado como descripción de quién era  dios, de quienes somos y lo que se supone debe ser nuestra relación para estar con dios. Agustín advierte explícitamente contra una perspectiva muy estrecha que ponga nuestra fe en riesgo de parecer ridícula. Si aceptas esa interpretación, lo que la biblia describe es muy consistente con el big bang

DAWKINS: Los físicos están estudiando el big bang, y un día pueden o no resolverlo. Sin embargo, lo que el doctor Collins ha –¿puedo llamarte Francis?

COLLINS: Oh, por favor, Richard, hazlo.

DAWKINS: Lo que Francis ha dicho acerca del génesis es, por supuesto, una pequeña batalla entre él y sus colegas fundamentalistas…

COLLINS: No es tan privado. Es algo público. [Risas.]

DAWKINS: … Sería inapropiado para mí sugerirle que se ahorraría un desagradable problema si simplemente dejara de darles la hora. ¿Por qué incomodarse con estos payasos?

COLLINS: Richard, pienso que no hacemos un servicio al diálogo entre la ciencia y la fe al caracterizar negativamente a gente sincera. Eso inspira una posición aún más cerrada. Los ateos son a veces un poco arrogantes en este aspecto, y caracterizar la fe como algo a lo que solamente un idiota se uniría es poco probable que ayude a tu caso.

TIME: ¿Dr. Collins, la resurrección es un argumento esencial de la fe cristiana, pero acaso esto, junto con el nacimiento virginal y algunos milagros, no invalida fatalmente el método científico, que depende de la constancia de las leyes naturales?

COLLINS: Si estás dispuesto a contestar sí a un dios fuera de la naturaleza, entonces no hay nada contrario a dios en las raras ocasiones que elige invadir el mundo natural de una manera que aparezca milagrosa. ¿Si dios hizo las leyes naturales, por qué no podría él violarlas cuando es un momento particularmente significativo para él que lo haga así? Y si aceptas la idea que Cristo era también divino, como es mi caso, entonces su resurrección no es en sí misma un gran salto lógico.

TIME: ¿La misma noción de los milagros, no invalida la ciencia?

COLLINS: En absoluto. Si estás en mi campo, un lugar en donde la ciencia y la fe podrían tocarse está en la investigación de acontecimientos supuestamente milagrosos.

DAWKINS: Siempre que se cierran las puertas en la cara para la investigación constructiva, la palabra es milagro. A un campesino medieval, una radio se le habría parecido a un milagro. Toda clase de cosas pueden suceder, que, debido las luces de la ciencia de hoy, clasificaríamos como milagro tal y cual como la ciencia medieval calificaría a un Boeing 747. Francis dice cosas como “desde la perspectiva de un creyente”. Una vez que te sitúas en una posición de fé pierdes repentinamente  todo tu natural escepticismo  y credibilidad, tu verdadera credibilidad científica. Lamento ser tan áspero.

COLLINS: Richard, convengo realmente con la primera parte de lo que dijiste. Pero desafiaría la declaración que mis instintos científicos son menos rigurosos que los tuyos. La diferencia es que mi presunción de la posibilidad de dios y por lo tanto de lo supernatural no es cero, y la tuya lo es.

TIME: Dr. Collins, ha descrito el sentido moral de la humanidad no sólo como un regalo de dios sino como indicador de su existencia.

COLLINS: Hay un campo entero de la investigación que ha surgido en los últimos 30 o 40 años–algunos lo llaman sociobiología o sicología evolutiva–que concierne a de donde proviene nuestro sentido moral y porqué valoramos la idea del altruismo, y ha localizado ambas respuestas en las adaptaciones del comportamiento para la preservación de nuestros genes. Pero si crees, y Richard ha articulado esto, que la selección natural funciona de individuo a individuo, no en un grupo, entonces ¿por qué el individuo arriesgaría su propia ADN, haciendo algo desprendido,  para ayudar a alguien de una manera que pudo disminuir sus posibilidades de reproducción? Concedido, podemos intentar ayudar a nuestros propios miembros de la familia porque comparten nuestro ADN. O ayudar a algún otro con la expectativa de que nos ayudarán más adelante. Pero si te fijas  en las más admiradas manifestaciones del altruismo, éste no se basa en la selección o la reciprocidad de los parentescos. Un ejemplo extremo pudo ser Oscar Schindler que arriesgaba su vida para salvar a más de mil judíos de las cámaras de gas. Esto es lo contrario de cuidar los genes. Vemos versiones menos dramáticas diariamente. Muchos de nosotros pensamos que estas cualidades pueden venir de dios–especialmente debido a que la justicia y la moralidad son dos de las cualidades que identificamos más rápidamente con dios.

DAWKINS: ¿Puedo empezar con una analogía? La mayoría de la gente entiende que la lujuria sexual tiene que ver con propagar genes. La copulación en la naturaleza conduce a la reproducción y así a más copias genéticas. Pero en la sociedad moderna, la mayoría de los cópulas implican la contracepción, diseñada exactamente para evitar la reproducción. El altruismo tiene probablemente orígenes como los de la lujuria. En nuestro pasado prehistórico, habríamos vivido en familias extendidas, rodeadas por los parentescos cuyos intereses podríamos haber querido promover porque compartían nuestros genes. Ahora vivimos en ciudades grandes. No estamos rodeados de parientes ni de gente que tratará nuestras buenas acciones con reciprocidad. No importa. Justamente igual que la gente involucrada en el sexo con contracepción no es conciente de su motivación  por un impulso de tener bebés, no pasa por nuestra imaginación la razón por la cual hacer buenas cosas está basada en el hecho de que nuestros ancestros primitivos vivían en grupos pequeños. Esa, me parece que es una razón altamente plausible para explicar de donde proviene el deseo de moralidad, el deseo del bien.

COLLINS: Para ti argumentar que nuestros actos más nobles sean un fallo del comportamiento darvinista no hace justicia al sentido que todos tenemos sobre los absolutos que están implicados aquí de bueno y de malvado. La evolución puede explicar algunas características de la ley moral, pero no puede explicar porqué debe tener una significación real. Si es solamente una conveniencia evolutiva, no hay realmente cosa tal como bueno o malvado. Pero para mí, es mucho más que eso. La ley moral es una razón de pensar en dios como plausible–no apenas un dios que pone el mundo en  movimiento sino un dios que cuida de los seres humanos, porque parecemos ser las únicas criaturas en el planeta en tener este sentido, de lejos, desarrollado de la moralidad. Lo que has dicho implica que fuera de la mente humana, ajustado por los procesos evolutivos, el bien y el mal no tienen ningún significado. ¿Estás de acuerdo?

DAWKINS: Incluso la pregunta que estás haciendo no tiene ningún significado para mí. Bueno y malvado–No creo que está colgando allí afuera, en ningún lado, algo llamado bueno y algo llamado malo. Pienso que hay buenas cosas que suceden y malas cosas que suceden.

COLLINS: Pienso que esa es una diferencia fundamental entre nosotros. Estoy contento de que la hayamos identificado.

TIME: Dr. Collins, sé que favorece la apertura de nuevas líneas de experimentación con células-madre. Pero el hecho de que la fe ha hecho que se legisle en contra de ello ¿no arriesga que se cree una opinión acerca de que la religión impide a la ciencia salvar vidas?

COLLINS: Permítame primeramente decir, como descargo, que hablo como ciudadano privado y no como representante de ninguna rama ejecutiva del gobierno de los Estados Unidos. La impresión de que la gente de fe se opone uniformemente a la investigación de las células-madre no está documentadamente establecida. De hecho, mucha gente de fuerte convicción religiosa, piensa que esto puede ser una aproximación moral aceptable.

TIME: ¿Pero hasta el punto de que una persona argumente  la fe o las Escrituras antes que  la razón, cómo podrían responder los científicos?

COLLINS: La fe no es contraria a la razón. La fe se apoya en ángulo recto sobre la razón, pero con el componente agregado de la revelación. Por tanto  tales discusiones entre   científicos y creyentes ocurren muy fácilmente. Pero ni los científicos ni los creyentes incorporan siempre los principios exactos. Los científicos pueden tener su juicio nublado por sus aspiraciones profesionales. Y la verdad pura de la fe, en la que puedes pensar  como en esta agua espiritual clara, se vierte en los recipientes oxidados llamados seres humanos, y así a veces los principios benévolos de la fe pueden ser quedar distorsionados cuando las posiciones se endurecen.

DAWKINS: Para mí, las preguntas morales tales como investigación de las células-madre giran acerca de si se causa algún sufrimiento. En este caso, claramente no se causa ninguno. Los embriones no tienen ningún sistema nervioso. Pero eso no es discutido por el público. ¿La discusión es, son humanos? Si eres un absolutista moral dices, “estas células son humanas, y por lo tanto merecen una cierta clase de tratamiento moral especial.” El absolutismo moral no siempre proviene de la religión pero usualmente así es.Matamos animales no humanos en granjas, y tienen sistemas nerviosos y sufren. La gente de fe no está muy interesada en su sufrimiento.

COLLINS: ¿Los seres humanos tienen una distinta significación moral que las vacas en general?

DAWKINS: Los seres humanos tienen quizás más responsabilidad moral, porque son capaces de razonar.

TIME: ¿Algún pensamiento conclusivo de ambos?

COLLINS: Sólo quiero decir  que después de  más que un cuarto de siglo como científico y creyente, no encuentro absolutamente nada en conflicto en convenir con Richard en prácticamente todas sus conclusiones sobre el mundo natural, y también decir que todavía puedo aceptar y abrazar la posibilidad que hay respuestas que la ciencia no puede proporcionar sobre el mundo natural–las preguntas sobre porqué en vez de las preguntas sobre cómo. Estoy interesado en los porqués. Encuentro muchas de esas respuestas en el reino espiritual. Eso no compromete de ninguna manera mi capacidad de pensamiento riguroso como científico.

DAWKINS: Mi mente no es cerrada, como has sugerido ocasionalmente, Francis.
Mi mente está abierta a la gama más maravillosa de posibilidades futuras, sobre las cuales ni siquiera puedo soñar, ni tú puedes, ni nadie puede. De lo que soy escéptico es acerca de la idea de que alguna revelación maravillosa en la ciencia del futuro, resultará ser una de las religiones históricas particulares con que algunos pueblos han soñado. Cuando comenzamos  y hablábamos de los orígenes del universo y de las constantes físicas, proporcioné lo que pensé eran argumentos fuertes contra un diseñador inteligente supernatural. Sin embargo me parece una idea digna. Refutable–pero sin embargo magnífica y bastante digna de respeto. No veo a los dioses Olímpicos o a Jesús  bajando a tierra y muriendo en la cruz como digno de esa grandeza.
Si hay un dios, va a ser algo mucho más grande y mucho más incomprensible  que cualquier cosa que cualquier teólogo de cualquier religión haya propuesto alguna vez.

Este artículo se encuentra (en inglés) en:

http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,1555132,00.html

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