10df9be814bc1e442620de32a47e541e_articleLa creencia tradicional de que “no es posible demostrar la inexistencia de Dios” es solo cierta cuando se define a Dios en la categoría de “irrefutables” que menciona Popper, refiriéndose a conceptos de tal amplitud que no hay forma de rebatir. No es tal, sin embargo, la condición del dios Cristiano-Judeo-Musulmán. Este dios se encuentra en cada nanómetro cúbico del universo,  participando nanosegundo a nanosegundo de los avatares de su creación, conociendo (¡vaya ancho de banda!) los pensamientos de todas sus criaturas.

La existencia de tal dios es una afirmación de orden natural-empírico y como tal es susceptible de ser analizada como cualquier otra hipótesis del campo científico.

El método consiste en observar si las consecuencias derivadas de la existencia de un dios que posea las tres Oes con que se describe al dios mencionado (a saber Omnisciente, Omnipotente y Omnibenevolente) son consistentes con las observaciones y concuerdan o no con las predicciones del modelo científico estándar.

Primero citaré las observaciones que favorecerían a la existencia de Dios:

  1. Los sucesos puramente naturales serían incapaces de producir el universo, tal como lo conocemos, de la nada. Por ej., la densidad de la masa podría no haber sido la que es exactamente necesaria para para que el universo haya comenzado desde un estado de energía igual a cero, que asumimos es la energía de la nada. Hubiera implicado un milagro, la violación de la conservación de la energía sería precisa para crear el universo.
  2. Se podría probar que los procesos meramente naturales no podrían producir el orden en el universo.
  3. Se podría probar que los procesos meramente naturales no podrían producir la compleja estructura del mundo.
  4. Se podría encontrar evidencia que falsee la evolución. Algún fósil fuera de secuencia o no observarse especies transicionales.
  5. La memoria humana y los pensamientos darían evidencia de que no provienen a través de procesos físicos. La ciencia hubiera confirmado poderes excepcionales de la mente no explicables físicamente. Se hubiera encontrado evidencia de la vida después de la muerte.
  6. Un canal de comunicaciones no físico hubiera sido confirmado empíricamente por revelaciones conteniendo información no asequible por otros medios.
  7. Se hubieran encontrado evidencia histórica de los hechos de las escrituras. Por ej., registros romanos reportando un terremoto en el momento de la crucifixión.
  8. El vacío hubiera sido encontrado absolutamente estable requiriendo necesariamente una acción para traer algo de la nada a la existencia.
  9. El universo debería haber sido absolutamente agradable a la existencia humana. Ya que se lo creo con la vida humana en mente. Los humanos deberían poder moverse de planeta en planeta, capaces de vivir allí sin soporte vital.
  10. Los eventos naturales deberían seguir una ley moral, antes que una moral neutral de leyes matemáticas. Por ej., los rayos podrían caer más a menudo sobre gente malvada, la gente que actúa mal podría ser afectada por enfermedades con mas frecuencia. Las monjas deberían sobrevivir siempre a los accidentes aéreos.
  11. Los creyentes deberían tener un sentido moral superior que los no creyentes y otras cualidades superiores mensurables. Por ej., las cárceles deberían estar llenas de ateos mientras todos los creyentes viven sus felices vidas prósperos y conformes, rodeados de sus amantes familias y mascotas.

Desarrollaré a continuación las tres primeras observaciones mencionadas

1ª observación sobre la no existencia de Dios.

Origen

Una evidencia fuerte a favor de probar la existencia de un Dios creador sería una violación de las leyes de la naturaleza. Tradicionalmente, los teístas argumentaban que la materia debió haber sido creada por Dios, que no era posible que la materia haya sido originada de la nada.

Antes del siglo XX se creía que la materia no podía ser creada o destruida, sólo cambiada de un tipo a otro. La simple existencia de la materia parecía ser un milagro, una violación de la asumida ley de conservación de la masa que ocurrió una sola vez – durante la creación.

Sin embargo en su teoría especial de la relatividad de 1.905 el doctor Einstein mostró que la materia puede ser creada de energía y que puede convertirse en energía.

Todos conocen la tasa de cambio expresada en E=mC^2. Esto expresa que por ej., al aniquilar 1gr de masa obtenemos la energía que obtendríamos de quemar 5.000.000 kg de carbón vegetal. Entonces queda claro que la masa proviene de la energía y la ley de la conservación de la masa queda intacta. Ahora bien, ¿de dónde proviene la energía? La hipótesis de la creación divina quedaría confirmada por un requerimiento teórico de una violación de la ley de la conservación de la energía conocida como 1ª ley de la termodinámica 13.7 millones de años atrás en el momento del Big Bang.

Sin embargo ni las observaciones o la teoría indican que este haya sido el caso. La primera ley permite que la energía se convierta de un tipo a otro en un sistema cerrado mientras que el total de la energía del sistema permanezca constante.

Muy notablemente, la energía total del universo parece ser cero.

Como afirma Stephen Hawking en su libro de 1.988, “Una breve historia del tiempo”,

“En el caso de un universo que es aproximadamente uniforme en el espacio se puede mostrar que la energía gravitacional negativa cancela exactamente la energía positiva representada por la materia. Así la energía total del universo es cero. Específicamente , dentro de pequeños errores de medición, la densidad de energía promedio del universo”

es exactamente la que debería ser para un universo que apareció de un estado de energía cero dentro de una pequeña incertidumbre cuántica. Por tanto, la existencia tanto de la materia como de la energía en el universo no requirieron de la ruptura de ninguna ley en una supuesta creación. En efecto, los datos apoyan fuertemente la hipótesis de que tal milagro no ha ocurrido.

La hipótesis de la creación implica que debió haber ocurrido, es una de sus predicciones y constituye un criterio de falsabilidad, por tanto la predicción no es confirmada y la afirmación de la creación divina de la materia y la energía queda falsada. La hipótesis queda rechazada.

Aquí vemos claramente como la ciencia SI tiene algo que decir sobre Dios.

Imaginemos que el valor de la densidad de la masa del universo no haya sido igual a la necesaria para que la energía total del universo sea cero. Entonces, legítimamente se podría decir que un milagro, violación de las leyes de conservación, sería necesario para que el universo exista. Aunque no sea una prueba concluyente de la existencia de un creador a la satisfacción de todo el mundo, sería un fortísimo indicio a su favor. Pero tal no es el caso.

2da observacion sobre la no existencia de Dios.

El orden.

La hipótesis teísta implica que el orden del universo fue instituido por Dios. Si el universo fue creado, entonces debería tener un cierto orden cuando lo creó, el orden que el Diseñador imprimió en él. Vale decir, en el momento de la creación Dios debería haber puesto el orden del universo. Observaciones que impliquen esa situación o necesidades teóricas de tal situación serían indicios a favor de la existencia de Dios.

Nuevamente nos encontramos con que no se observan tales “marcas de Dios”.

Esto se puede explicar en términos de la 2da ley de la termodinámica, que expresa que la entropía o desorden de un sistema cerrado debe permanecer constante o aumentar con el tiempo. De esto se sigue que como se puede considerar al universo como un sistema cerrado, en algún momento no fue así y alguien desde “afuera” introdujo cierto orden al mismo.

Hasta el descubrimiento por parte de Hubble de la expansión del universo, lo anterior era un fuerte argumento a favor de la posibilidad de la existencia de Dios.

Si imaginamos un cierto desorden en una habitación, digamos zapatos y juguetes tirados por todas partes, siempre podremos obtener un orden local si tenemos un patio donde poner esos zapatos y juguetes causantes del desorden, de otra forma, cuando disponemos de mayor espacio se puede tener más orden local.

Como el universo se expande, partes del universo pueden tener mayor orden a pesar del aumento de la entropía porque el aumento total de la entropía “disponible” es mayor que el aumento de la entropía al expandirse el universo.

Esto es así porque la máxima entropía de una esfera de cierto radio, es la de un agujero negro de ese radio. Pero el universo, que asumimos como una esfera, no es un agujero negro y por lo tanto tiene menos que la máxima entropía. Por tanto aunque volviéndose más desordenado a medida que pasa el tiempo, nuestro universo tiene cada vez más lugar para el desorden. Así también se explica que alguna vez no tuvo lugar para más desorden, es decir, el desorden era máximo. Extrapolando la expansión a 13.7 millones de años atrás cuando el universo estaba confinado a la más pequeña porción de espacio posible, una esfera de Planck que tiene un radio igual a 1.6x 10-35 metros. Como se deduce de la segunda ley, aunque la entropía en ese entonces era menor a la de hoy, sin embargo “llenaba” toda la esfera porque la esfera de Planck es equivalente a un agujero negro.

En el principio el desorden del universo era completo, no tenía estructura; hoy sí tiene estructura basada en el hecho que su entropía ya no es máxima. En el principio no se diseñó nada, era un estado de caos.
Una vez más se ve un resultado científico que de haber sido de otra manera hubiera proveído de una fuerte evidencia de un creador.

Estamos forzados a concluir que el orden complejo que observamos ahora no pudo haber sido el resultado de un diseño inicial de la llamada “creación”. El universo no posee registro de lo ocurrido antes del Big Bang. El creador, de existir, no dejó huellas. Podemos reputarlo como inexistente en cuanto a esto.

3era observación sobre la no-existencia de Dios.

Porqué hay “algo” en vez de “nada”.

Si las leyes de la física proceden, como es demostrable, del espacio-tiempo vacío, ¿de dónde es que viene ese espacio-tiempo?

Este es el último recurso del teísta que busca argumentar la existencia de Dios. ¿Por qué existe “algo” en vez de “nada”?, pregunta que consideran “ganadora”, cuando todos sus supuestos argumentos cosmológicos y físicos fallan.

Analizando la cuestión, una vez más nos topamos con el problema de etiquetación, ¿ a qué exactamente es que llamamos “nada”? ¿cuáles son sus propiedades? ¿Si tuviera propiedades, seguiría siendo “nada”?
Los teístas dicen esto y responden que Dios es la respuesta, pero ¿por qué debería haber Dios y no “nada”?

Asumiendo que podamos definir “nada”, ¿por qué esto es un estado de cosas más natural que “algo”?

La mejor ciencia del momento parece indicar que “algo” es un estado de cosas más plausible que “nada”.

Considérese la simpleza de “nada”; no es razonable esperar que permanezca en ese estado, que sea muy estable. Es muy probable que experimente una transición de fase a algo más complicado, como un universo conteniendo materia. La transición de “nada” hacia algo es natural y no requiere de ningún agente.

La respuesta a la antigua cuestión de porqué hay algo en vez de nada es que ‘nada’ es inestable”--Frank Wilczek, Premio Nobel de Fisica

Los científicos calculan que en un universo sin bordes propuesto por Hawking, la probabilidad para que haya algo en vez de nada está por encima del 60%, de hecho es el 68% (ver “The Comprehensible Cosmos”, por V. Stenger, apéndice H).

Se puede afirmar entonces que el estado natural de las cosas en el universo es de “algo” en vez de “nada”.

Un universo vacío requeriría intervención sobrenatural, no así uno como el que observamos. Solamente una constante intervención divina podría mantener un estado de vacío en el universo, algo así como el que pretenda tener su patio libre de yuyos. Un estado natural de un patio vacío es lleno de yuyos, un patio sin yuyos es uno que requiere constante intervención del dueño. El hecho de que haya “algo” en vez de “nada” es lo que se esperaría si no hubiera Dios.

El argumento teísta, una vez más se vuelve contra ellos.

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