20 Falacias Lógicas

Traducido por Ricardo Montania

Originalmente publicado en The Skeptic’s Guide to the Universe

¿Qué es una falacia lógica?
Todos los argumentos tienen la misma estructura: A por tanto B. Comienzan con una o más premisas (A) la cual es un hecho o verdad asumida en la cual se basa el argumento. Luego se aplican principios lógicos para llegar a una conclusión.(B) Un ejemplo de principio lógico es el de la equivalencia.Por ejemplo, si se comienza con las premisas de que A=B y B=C, se puede aplicar el principio de equivalencia para concluir que A=C. Una falacia lógica es un principio lógico falso o incorrecto.

Un argumento que esta basado en una falacia lógica por tanto no es válido. Es importante notar que si la lógica de un argumento es válida entonces la conclusión también debe ser válida, lo cual significa que si las premisas son todas verdaderas entonces la conclusión también debe ser verdadera.

La lógica correcta aplicada a una o más falsas premisas, sin embargo, conduce a un resultado no válido. También, si un argumento no es válido la conclusión, accidentalmente, todavía puede ser verdadera.

Las principales 20 falacias lógicas (por orden alfabético)

1. Ad hominem.
Un argumento ad hominem es cualquiera que intente mostrar otras verdades o conclusiones atacando a la persona, antes que ateniéndose al argumento en sí mismo. Los verdaderos creyentes cometen a menudo esta falacia, rechazando los argumentos de los escépticos diciendo que son de mente cerrada. Los escépticos, por su parte, pueden caer en la trampa de desechar las afirmaciones de los creyentes en Ovnis, por ej, afirmando que la gente que cree en eso es loca o estúpida.

2. Ad ignorantum.
El argumento de ignorancia básicamente establece que una creencia específica es verdad, porque no sabemos que no es verdad. Los defensores de la percepción extrasensorial por ej. A menudo enfatizan fuertemente lo mucho que ignoramos sobre el cerebro humano. Los creyentes en ovnis suelen argüir que los objetos avistados en el cielo son desconocidos, y por tanto, son naves extraterrestres.

3. Argumento de autoridad.
Establece que una afirmación es cierta porque una persona o grupo que ostenta autoridad dice que eso es verdad. A menudo este argumento es empleado enfatizando los muchos años de experiencia, o las calificaciones formales que posee el individuo que realiza una afirmación específica.

Es razonable dar mayor credibilidad a aquellas afirmaciones hechas por quienes posean el adecuado entorno, educación y credenciales, así como sospechar de las afirmaciones de alguien que realiza afirmaciones de autoridad en un área en la cual no puede demostrar competencia. Pero, la verdad de una afirmación, debe descansar finalmente en la lógica y la evidencia, no en la autoridad de la persona que la enuncia.

4. Argumento de consecuencias finales.
Tales argumentos (también llamados teleológicos) están basados en una reversión entre causa y efecto, porque se arguye que algo es causado por el efecto último que tiene, o propósito al cual sirve. Por ej. Dios debe existir, porque sino la vida no tendría sentido.

5. Argumento de incredulidad personal.
Yo no puedo entender esto, por tanto no puede ser verdad. Los creacionistas argumentan que no pueden imaginar que la complejidad de la vida resulte de la evolución ciega, esto no demuestra que la vida no evoluciona.

6. Confundir asociación con causación.
Esta es similar a la falacia post-hoc en la que se asume causa y efecto para dos variables por el simple hecho de estar correlacionadas, aunque aquí la relación no es estrictamente de una variable siguiendo a la otra en el tiempo.

Esta falacia a menudo es usada para dar correlación estadística, una interpretación causal. Por ej. Durante los 90 el culto religioso y las drogas ilegales han sido de alto consumo. Sería una falacia concluir que por tanto el culto religioso ocasiona el consumo de drogas.

También es posible que el uso de drogas conduzca a un incremento en el culto religioso, o también es posible que ambas variables, se incrementen debido a una tercera variable como la inestabilidad social. También es posible que ambas variables sean independientes y sea una mera coincidencia que ambas aumenten al mismo tiempo.

Un corolario de esto es la invocación de esta falacia lógica para argüir que una asociación no significa causación, pero que podría significarlo. También múltiples correlaciones independientes pueden apuntar a una causación y es una razonable línea argumental.

7. Confundir lo actualmente inexplicado con lo inexplicable.
Que actualmente no tengamos una explicación adecuada de un fenómeno no significa que quedará inexplicado para siempre, o que ello desafía las leyes de la naturaleza, o que se requiera una explicación paranormal. Un ej es el Dios tapagujeros en que aquello que no podemos explicar es por tanto un acto de Dios.

8. Falsa continuidad.
La idea por la cual debido a que no hay una definitiva demarcación entre dos extremos, la distinción entre los extremos no es real o significativa. Hay una difusa línea entre los cultos y la religión, por tanto, ambas son realmente la misma cosa.

9. Falsa dicotomía
Arbitrariamente reducir un grupo de muchas posibilidades a solo dos. Por ej, La evolución no es posible, por tanto, debimos haber sido creados (asume que hay sólo dos posibilidades). Esta falacia también puede ser usada para simplificar en exceso un conjunto de variables de elección de blanco o negro.

10. Inconsistencia.
Es aplicar ciertos criterios o reglas a algunas creencias, argumentos o posiciones pero no a otros. Por ejemplo, un consumidor argumenta que necesitamos regulaciones más fuertes en las prescripciones de las drogas para asegurar su efectividad y prevenir posibles efectos negativos, pero al mismo tiempo dice que las hierbas medicinales deben poder ser vendidas sin regulaciones relativas a su seguridad y/o efectividad.

11. Estándares aceptables móviles
Esto consiste en un método de negar una prueba cambiando arbitrariamente el criterio de prueba aceptable llevándolo más allá de cualquier evidencia existente hasta el momento.

12. Non-Sequitur
En Latín esto significa “no sigue”. Esto se refiere a un argumento en el cual la conclusión no se fundamente necesariamente en la premisa. En otras palabras, se implica una conexión lógica donde no la hay.

13. Post-hoc ergo propter hoc.
Esta falacia tiene el siguiente formato; el evento A precede al evento B por tanto el evento A ocasionó el evento B, es decir, se asume una relación de causa y efecto entre dos eventos por la sola razón de su ordenamiento temporal. (Del latín ” después de esto por tanto a causa de esto”.

14. Reductio ad absurdum.
En lógica formal la reducción al absurdo es un argumento legítimo. Sigue el formato de que si las premisas son asumidas como verdaderas esto necesariamente llevará a un absurdo o falsedad en conclusión una o más de las premisas deben ser falsas. El término es ahora usado a menudo para referirse al abuso de este tipo de argumento estrechando la lógica para forzar una conclusión absurda.

Por ejemplo un entusiasta de los Ovnis argumenta que si alguien es escéptico acerca de la existencia de los visitantes del espacio también debe serlo con relación a la existencia de la Gran muralla China, porque ambas no han sido vistas personalmente.

Esta es una falsa reducción al absurdo pues ignora toda evidencia mas que la de testigos presenciales, también es una falsa inferencia lógica. En forma breve, ser escéptico acerca de Ovnis no requiere rechazar la existencia de la gran muralla.

15. Cuesta resbaladiza.
esta falacia lógica es el argumento de que una posición es no-consistente porque aceptándola significa que la posición extrema también debe ser aceptada. Pero posiciones moderadas no necesariamente conducen la cuesta resbaladiza hasta el extremo.

Por ejemplo deducir que la registración de armas de fuego necesariamente conduzca a la incautación de las mismas. Esto no necesariamente es así, una posición moderada no es inconsistente con la lógica. Dar un poco mas de poder al gobierno no necesariamente implica que esto hará que la gente perciba mas favorablemente darle un poder que en otros tiempos parecía muy grande.

16. Hombre de paja, esto consiste en crear una posición falsa contra la cual argüir.
El formato que sigue es el siguiente; La persona A tiene una posición X, la B presenta una posición Y que es una versión torcida de la X, a continuación B argumenta contra Y para llegar a la conclusión de que X es incorrecto.

17. Razonamiento ad-hoc o argumentos especiales;
este tipo de falacia, difícil de reconocer, es la introducción arbitraria de nuevos elementos en la argumentación para hacer que una afirmación aparezca como válida. Un buen ejemplo es el argumento ad-hoc utilizado para rechazar resultados negativos que utilizan los propugnadores de la percepción extrasensorial PE, entonces a la argumentación de que ” La PE nunca ha sido demostrada bajo condiciones adecuadas de estudio, por tanto la PE no es un fenómeno genuino.

A esto lo promotores de PE han introducido el argumento especial de que la PE no funciona en la presencia de escépticos. Esta falacia a veces es llevada hasta extremos ridículos y más y más elementos ad-hoc son añadidos para intentar explicar las fallas experimentales o inconsistencias lógicas.

18. Tautología.
Una tautología es un argumento que utiliza el razonamiento circular, lo cual significa que la conclusión a la que se llega es también la misma premisa. La estructura de tal argumento es A=B por tanto A=B, aunque la premisa y la conclusión pueden haber sido formuladas en forma diferente esto es solo aparente. Por ejemplo decir que el “toque terapéutico” funciona porque manipula la “fuerza de vida” es una tautología porque la definición de “toque terapéutico” es la alegada manipulación (sin tocar) de la fuerza de vida.

19. Tu quoque.
Literalmente, tu también. Este es un intento de justificar una mala acción porque “alguien más” también la realiza. ” Mi evidencia puede ser inválida, pero la tuya también”.

20. Premisa mayor no establecida.
Esta falacia ocurre cuando se asume una premisa que no ha sido explícitamente establecida. Por ejemplo cuando se argumenta que los alimentos deben ser etiquetados con su contenido de colesterol porque la gente tiene alto colesterol asume que;

  1. El colesterol en la comida produce colesterol en el cuerpo
  2. Etiquetando el producto se reducirá el consumo de colesterol y
  3. Que el alto colesterol no es saludable.Falacias

El Valor del Escepticismo

Por: Bertrand Russell

DE “LA VOLUNTAD DE DUDAR”

dudar

Deseo proponer una doctrina que puede, me temo, parecer violentamente paradójica y subversiva.

La doctrina en cuestión es ésta: que es indeseable creer en una proposicion cuando no hay razones fundadas para suponerla verdadera.

Debo, por supuesto, admitir que si tal opinión llegara a ser común transformaría totalmente nuestra vida social y nuestro sistema político; puesto que ambos son actualmente intachables, ésto debe pesar contra élla. Creo también (lo que es mas serio) que esto tendería a disminuir las rentas de clarividentes, de editores de libros, obispos, y de otros que viven de las esperanzas irracionales de los que no han hecho nada para merecer buena fortuna aquí o de aquí en adelante. Primero que todo, deseo guardarme contra el pensamiento de mantener una posicion extrema.

Soy Whig británico, con un amor británico del compromiso y la moderación. Una historia se cuenta de Pirro, el fundador del Pirronismo (tál era el viejo nombre del escepticismo). Él mantuvo que nunca sabemos bastante para estar seguros que una línea de conducta es más sabia que otra.

En su juventud vio a su profesor en filosofía (de quién él tomo sus principios) con su cabeza metida en una zanja, incapaz de salir. Después de contemplarlo un cierto tiempo, se marcho, diciendo que no habia suficiente fundamento para suponer que haría algún bien sacando al hombre.

Otros, menos escépticos, efectuaron un rescate, y culparon a Pirro por ser de corazon duro. Pero su profesor, fiel a sus principios, lo elogio por su consistencia. No abogo por un escepticismo heroico tal como ése. Estoy preparado para admitir la creencia ordinaria del sentido común, en la práctica si no en teoría.

Estoy preparado para admitir cualquier resultado bien establecido por la ciencia, no como verdad absoluta, sino como suficientemente probable para producir una base para la acción racional. Si se anuncia que habra un eclipse de luna en tal-y-tal fecha, creo méritorio mirar y ver si está ocurriendo. Pirro habría pensado de otra manera.

En este terreno, me siento justificado al afirmar que abogo una posición media. Hay materias acerca de las cuales convienen los que las han investigado; las fechas de eclipses pueden servir como ilustración. Hay otras materias sobre las cuales no convienen los expertos. Aun cuando los expertos coincidan, ellos bien pueden fallar. La opinión de Einstein en cuanto a la magnitud de la desviación de la luz por la gravitación habría sido rechazada por todos los expertos hace no muchos años, con todo se demostró correcta.

Sin embargo la opinión de expertos, cuando es unánime, se debe aceptar por los no expertos como más probablemente correcta que la opinión opuesta. El escepticismo que abogo refiere solamente a esto:

  1. que cuando convienen a los expertos, la opinión opuesta no puede ser sostenida con certeza;
  2. que cuando no convienen, ninguna opinión se pueden mirar como segura por un no-experto; y
  3. que cuando todos coinciden en que no hay bases para una opinión positiva, el hombre ordinario haría bien en no emitir juicio alguno.
Estos asuntos pueden parecer triviales, con todo, si fueran aceptados, revolucionarían absolutamente la vida humana. Las opiniones por las cuales la gente está dispuesta a luchar y a seguir pertenecen todas a una de las tres clases que este escepticismo condena.

Cuando hay argumentos racionales para una opinión, la gente esta contenta en establecerlas y esperan verlas funcionar. En tales casos, la gente no exterioriza sus opiniones con la pasión; las sostiene tranquilamente, y dispone sus razones en silencio. Las opiniones que están sostenidas con la pasión son siempre aquellas que no disponen de buenas bases que las sustenten; la pasión es de hecho la medida de la carencia de bases racionales del expositor.

Las opiniones en política y religión se llevan a cabo casi siempre en forma apasionada. Excepto en China, se cree que que un hombre es una pobre criatura a menos que tenga fuertes opiniones sobre tales materias; la gente odia a los escépticos mucho mas que a los abogados que sostienen ideas hostiles a las propias.

Se piensa que las demandas de la vida práctica exigen opiniones sobre tales cuestiones, y que, si nos volviéramos más racionales, la existencia social seria imposible.

Creo lo contrario de esto, e intentaré poner en claro porqué tengo esta creencia.

Imaginarias líneas sin razón

 

abortoEl artículo del doctor Moreno:

La razón y las líneas imaginarias

En inmortal definición de Boecio, el ser humano es “sustancia racional”. Y es que el rasgo que distingue al hombre del resto de la creación es precisamente su capacidad de razonar. Pero ocurre que en ocasiones otros factores como las emociones, los sentimientos e intereses subracionales, entorpecen su visión y lo desvían del camino de racionalidad, con resultados generalmente lamentables. 

Precisamente esta posibilidad de desviarse de su sustancia racional había llevado a Kant, en su momento sin dudas más pesimista, a acuñar su conocida frase “el hombre es de una madera tan torcida que nunca llega a enderezarse”. El objeto de esta breve nota es apuntar, particularmente, un caso de madera torcida causada por el alejamiento de cánones mínimos de la razón.

El caso se me plantea por la discusión en estos días, en la Cámara de los Comunes (Inglaterra), sobre una nueva ley que permitiría la utilización de embriones humanos para el avance científico, la experimentación, la creación de embriones para salvar a hermanos, etc. Y esto, claro está, presenta el problema del estatus jurídico del embrión humano. La postura tradicional, sin dudas, era que la persona humana es un ser único e irrepetible, y, como tal, posee una dignidad sagrada que no puede ser violada por ninguna ley humana, la cual, en tanto no la respete, carecerá de esa fuerza jurígena que caracteriza a las leyes justas. Preguntándose la razón respecto a desde qué momento puede decirse que esa persona humana posee una dignidad absoluta –y una consecuente protección jurídica integral– la respuesta era simple: en toda su vida, es decir, desde su concepción hasta su muerte física definitiva.

Pero he aquí que los avances médicos han desviado a muchos del camino de la racionalidad, pidiendo que se tracen líneas específicas para determinar el momento a partir del cual debe tutelar el ordenamiento jurídico a la vida humana. Algunos, como el filósofo John Rawls, señalan que esta línea debe ser trazada a partir del primer trimestre de vida; otros, a las 24 semanas; otros, todavía, como la legislación británica propuesta, a las 20 y así sucesivamente. De esta forma, se impediría la protección jurídica del embrión, facilitando la experimentación, etc. Pero ¡qué extraños somos los humanos cuando nos ponemos a trazar líneas así, en forma discrecional! ¿O no fueron hombres los que trazaron una línea arbitraria en la década del 30 en Alemania, determinando que algunos sujetos podían contar con la protección del derecho, condenando así a millones que no lo estaban a la más atroz fortuna?

Mi tesis es que estas líneas –20 semanas, 1 día, 3 meses– no son precisamente trazadas por la razón humana, sino más bien por otros factores, que bien pueden ser sentimientos o intereses personales o prejuicios o, en la mayoría de los casos, una conjunción de todo esto. Pero lo que estoy seguro es que no responden a estrictos cánones de racionalidad que, en este caso, debe provenir de los expertos, que son los médicos o embriólogos. Si recurrimos a los manuales más importantes sobre el tema, ellos nos dicen, por ejemplo que “el desarrollo humano comienza en la fertilización, cuando un gameto masculino o esperma (espermatozoide) se une a un gameto femenino u ovocito (huevo) para formar una única célula, un cigoto. Esta célula altamente especializada, totipotente, marcó el comienzo de cada uno de nosotros como un individuo único”. (Keith L. Moore and T. V. N. Persaud, The Developing Human: Clinically Oriented Embryology, Quinta Edición; también en este sentido William J. Larsen, Essentials of Human Embryology o Scott F. Gilbert, Developmental Biology, Séptima Edición).

Luego de leer este tipo de definiciones, científicas, racionales si se quiere, me parece francamente increíble, en el sentido prístino de la palabra, leer a quienes plantean, como se hace ahora en Inglaterra, que el embrión no necesariamente debe tener tutela del derecho, sino que puede trazarse una línea que diga “sólo a partir de las 20 semanas tendrá protección el feto” o similar. ¿Cuál es el fundamento racional para sustentar ello? ¿De dónde sale esta línea? ¿Por qué no trazarla a los 2 días, o las 8 meses y medio, y así sucesivamente?

Y es que, cuando otras cuestiones distintas a la razonabilidad del ser humano se imponen y empezamos a imaginar líneas que sencillamente no existen, parece que tenemos que terminar dándole la razón a Kant: “El hombre es de una madera tan torcida que nunca llega a enderezarse”.

Yo, por mi parte, y en homenaje a mi entrañable abuelo materno, prefiero terminar esta breve nota citando a uno de sus escritores preferidos: “Cuán difícil es explicarla, pero la vida humana es simplemente misteriosa e inviolable; por ello la protegemos con leyes y penalidades” (Ralph Waldo Emerson). Siempre.

José Antonio Moreno Ruffinelli

 

Mi respuesta:

En el artículo del doctor José Antonio Moreno Rufinelli publicado el día domingo 25-05-08 en el suplemento cultural de ABC Color, hay una acusación implícita por parte de éste hacia la ciencia en el sentido de desviar al hombre de su racionalidad. Esta es una extraña idea a los ojos de un racionalista. El doctor Moreno nos habla de una postura tradicional que “sin dudas, era que la persona humana es un ser único e irrepetible, y, como tal, posee una dignidad sagrada que no puede ser violada por ninguna ley humana.

Hagamos un breve repaso entonces de esta historia. La búsqueda de un criterio sólido, no ambiguo, acerca de si el aborto (usemos esta palabra como referencia) es admisible en algún momento, tiene profundas raíces históricas.

En la tradición Cristiana el punto era el momento en que el alma entra al cuerpo, tema no muy apropiado para la investigación científica. Aunque cada religión tiene su doctrina, usualmente no había prohibiciones; era corriente en Grecia y Roma antiguas, aunque los asirios empalaban a las mujeres que abortaban. El Talmud judío enseña que el feto no es una persona por tanto no tiene derechos. En la Biblia, tan abundante en prohibiciones sobre vestimenta, comidas y palabras apenas encontramos una vaga alusión al tema en Éxodo 21:22, diciendo que si una mujer resulta lesionada y en consecuencia aborta, el responsable debe pagar una multa. Los “Angélicos” Tomás de Aquino y Agustín no creían que el aborto sea homicidio, Tomás, porque el embrión no “parece” humano, postura adoptada por el Concilio de Viena en 1.312 y nunca repudiada. El derecho canónico sostenía que el aborto era homicidio sólo después que el feto estuviera “formado”, aproximadamente al final del primer trimestre. En el siglo XVII gracias a los “avances médicos” se examinaron los espermatozoides que parecían mostrar seres humanos plenamente formados. Esta mala interpretación, la de los “homúnculos” (*) convirtió al aborto en motivo de excomunión a partir de 1.869. En los EEUU, hasta 1.800 no había absolutamente ninguna legislación al respecto, lo que produjo el cambio fue el asalto de los médicos contra el aborto.

Como hasta mediado el siglo XIX la medicina no estaba controlada, la elite médica ansiosa por obtener rango e influencia constituyeron la AMA (**). Los médicos afirmaban que el feto era humano aún antes que la madre sintiera su presencia, había que ser médico para saber cuando resultaba moralmente aceptable practicar un aborto.

Así fue la ley hasta los años 60 del siglo pasado.Vemos entonces que las líneas delimitadoras de las que nos habla el doctor Moreno eran ya comunes antes que “los avances médicos” produzcan el supuesto desvío de la racionalidad.

Analicemos ahora la tesis propuesta de que “estas líneas –20 semanas, 1 día, 3 meses– no son precisamente trazadas por la razón humana, sino más bien por otros factores, que bien pueden ser sentimientos o intereses personales o prejuicios o, en la mayoría de los casos, una conjunción de todo esto” ¿Cuándo accede un feto a la personalidad? Este debe ser el criterio ya que solamente una persona puede ser asesinada. ¿Cuándo la cara se torna humana?, ¿cuándo reacciona a los estímulos externos?, ¿cuándo se pone activo como para que la madre lo sienta?, ¿cuándo puede respirar por si sólo? Evidentemente todos estos criterios son arbitrarios y ninguno implica características exclusivamente humanas al margen de la cuestión facial.

También los animales reaccionan al estímulo, respiran y se mueven, sin que eso impida que los matemos de a millones. Reflejos, movimiento o respiración no nos hacen humanos. Lo único que nos hace tales, lo que marca la diferencia fundamental, es esa capacidad de imaginar acontecimientos que todavía no han ocurrido, de concebir cosas, el pensamiento.

El pensamiento, bendición y perdición nuestra, nos hace ser humanos. El pensamiento tiene lugar en el cerebro y unas 100.000 millones de neuronas conectándose entre sí sirven de plataforma a esta maravilla del universo.

Pero la conexión a gran escala comienza recién a los seis meses del embarazo. La actividad cerebral se puede medir mediante electrodos colocados en la cabeza. Las pautas regulares de un cerebro humano no aparecen hasta cerca de los 7 meses y medio del embarazo. Hasta ese momento, el feto por vivo que se nos muestre no posee el suficiente “equipo” para producir pensamientos. Ese es un criterio racional que nos permite trazar la línea que inquieta al doctor Moreno. Esto es, cuando se hace posible un mínimo asomo de pensamiento característicamente humano. Es ampliamente aceptado en nuestra sociedad que la muerte de una persona está asociada con la cesación de toda actividad cerebral aunque sus demás órganos aún funcionen. En el caso que consideramos, tal actividad aún no tiene visos de existencia. Un criterio más estricto, previendo algún desarrollo fetal precoz, sería trazar la línea a los seis meses.

Si decidimos asegurarnos que el embrión no sufra, tracemos la línea cuando aún no posea ninguna célula nerviosa, aunque no es costumbre humana tener en cuenta el sufrimiento para no matar. Obviamente, cuando uno escoge llamar “humano” a una agrupación microscópica de células, no habrá argumento, por racional que sea, que lo convenza en otro sentido. Palabras como “sagrado” provenientes de las creencias religiosas particulares, comienzan a aparecer junto con ataques, ya que no argumentos, que intentan satanizar el aborto como el de relacionar su práctica con las matanzas de judíos por parte de los nazis .La razón nos dice claramente que un humano está caracterizado por su capacidad de de generar pensamientos, el carácter humano se adquiere con esta capacidad. Luego no existe la “arbitrariedad” alegada.

Si se alega la “potencialidad humana” del embrión podemos caer en la pendiente resbaladiza de considerar un delito impedir cualquier coito, que también tiene tal potencialidad. La mayoría de los coitos no producen embarazos de la misma manera en que la mayoría de los embriones abortan espontáneamente antes de originar humanos. Pero ambos tienen tal potencialidad.

Por supuesto que aun teniendo en cuenta lo expuesto, al menos en mi caso, me siento renuente a aceptar la practica de ningún aborto; lo humano entendido en los términos expuestos, me parece maravilloso. No obstante, puesto a decidir entre una persona con su sistema nervioso plenamente desarrollado generando pensamientos y una agrupación de células en la que ninguna de ellas es capaz de sentir o pensar, optaré siempre por lo humano.

(*) Homúnculo: creencia que el espermatozoide era un humano completamente formado que contenía en su interior otros seres humanos completos y así ad- infinitum.

(**) A.M.A: Asociación Médica Americana.

Dios, como hipótesis científica

 

10df9be814bc1e442620de32a47e541e_articleLa creencia tradicional de que “no es posible demostrar la inexistencia de Dios” es solo cierta cuando se define a Dios en la categoría de “irrefutables” que menciona Popper, refiriéndose a conceptos de tal amplitud que no hay forma de rebatir. No es tal, sin embargo, la condición del dios Cristiano-Judeo-Musulmán. Este dios se encuentra en cada nanómetro cúbico del universo,  participando nanosegundo a nanosegundo de los avatares de su creación, conociendo (¡vaya ancho de banda!) los pensamientos de todas sus criaturas.

La existencia de tal dios es una afirmación de orden natural-empírico y como tal es susceptible de ser analizada como cualquier otra hipótesis del campo científico.

El método consiste en observar si las consecuencias derivadas de la existencia de un dios que posea las tres Oes con que se describe al dios mencionado (a saber Omnisciente, Omnipotente y Omnibenevolente) son consistentes con las observaciones y concuerdan o no con las predicciones del modelo científico estándar.

Primero citaré las observaciones que favorecerían a la existencia de Dios:

  1. Los sucesos puramente naturales serían incapaces de producir el universo, tal como lo conocemos, de la nada. Por ej., la densidad de la masa podría no haber sido la que es exactamente necesaria para para que el universo haya comenzado desde un estado de energía igual a cero, que asumimos es la energía de la nada. Hubiera implicado un milagro, la violación de la conservación de la energía sería precisa para crear el universo.
  2. Se podría probar que los procesos meramente naturales no podrían producir el orden en el universo.
  3. Se podría probar que los procesos meramente naturales no podrían producir la compleja estructura del mundo.
  4. Se podría encontrar evidencia que falsee la evolución. Algún fósil fuera de secuencia o no observarse especies transicionales.
  5. La memoria humana y los pensamientos darían evidencia de que no provienen a través de procesos físicos. La ciencia hubiera confirmado poderes excepcionales de la mente no explicables físicamente. Se hubiera encontrado evidencia de la vida después de la muerte.
  6. Un canal de comunicaciones no físico hubiera sido confirmado empíricamente por revelaciones conteniendo información no asequible por otros medios.
  7. Se hubieran encontrado evidencia histórica de los hechos de las escrituras. Por ej., registros romanos reportando un terremoto en el momento de la crucifixión.
  8. El vacío hubiera sido encontrado absolutamente estable requiriendo necesariamente una acción para traer algo de la nada a la existencia.
  9. El universo debería haber sido absolutamente agradable a la existencia humana. Ya que se lo creo con la vida humana en mente. Los humanos deberían poder moverse de planeta en planeta, capaces de vivir allí sin soporte vital.
  10. Los eventos naturales deberían seguir una ley moral, antes que una moral neutral de leyes matemáticas. Por ej., los rayos podrían caer más a menudo sobre gente malvada, la gente que actúa mal podría ser afectada por enfermedades con mas frecuencia. Las monjas deberían sobrevivir siempre a los accidentes aéreos.
  11. Los creyentes deberían tener un sentido moral superior que los no creyentes y otras cualidades superiores mensurables. Por ej., las cárceles deberían estar llenas de ateos mientras todos los creyentes viven sus felices vidas prósperos y conformes, rodeados de sus amantes familias y mascotas.

Desarrollaré a continuación las tres primeras observaciones mencionadas

1ª observación sobre la no existencia de Dios.

Origen

Una evidencia fuerte a favor de probar la existencia de un Dios creador sería una violación de las leyes de la naturaleza. Tradicionalmente, los teístas argumentaban que la materia debió haber sido creada por Dios, que no era posible que la materia haya sido originada de la nada.

Antes del siglo XX se creía que la materia no podía ser creada o destruida, sólo cambiada de un tipo a otro. La simple existencia de la materia parecía ser un milagro, una violación de la asumida ley de conservación de la masa que ocurrió una sola vez – durante la creación.

Sin embargo en su teoría especial de la relatividad de 1.905 el doctor Einstein mostró que la materia puede ser creada de energía y que puede convertirse en energía.

Todos conocen la tasa de cambio expresada en E=mC^2. Esto expresa que por ej., al aniquilar 1gr de masa obtenemos la energía que obtendríamos de quemar 5.000.000 kg de carbón vegetal. Entonces queda claro que la masa proviene de la energía y la ley de la conservación de la masa queda intacta. Ahora bien, ¿de dónde proviene la energía? La hipótesis de la creación divina quedaría confirmada por un requerimiento teórico de una violación de la ley de la conservación de la energía conocida como 1ª ley de la termodinámica 13.7 millones de años atrás en el momento del Big Bang.

Sin embargo ni las observaciones o la teoría indican que este haya sido el caso. La primera ley permite que la energía se convierta de un tipo a otro en un sistema cerrado mientras que el total de la energía del sistema permanezca constante.

Muy notablemente, la energía total del universo parece ser cero.

Como afirma Stephen Hawking en su libro de 1.988, “Una breve historia del tiempo”,

“En el caso de un universo que es aproximadamente uniforme en el espacio se puede mostrar que la energía gravitacional negativa cancela exactamente la energía positiva representada por la materia. Así la energía total del universo es cero. Específicamente , dentro de pequeños errores de medición, la densidad de energía promedio del universo”

es exactamente la que debería ser para un universo que apareció de un estado de energía cero dentro de una pequeña incertidumbre cuántica. Por tanto, la existencia tanto de la materia como de la energía en el universo no requirieron de la ruptura de ninguna ley en una supuesta creación. En efecto, los datos apoyan fuertemente la hipótesis de que tal milagro no ha ocurrido.

La hipótesis de la creación implica que debió haber ocurrido, es una de sus predicciones y constituye un criterio de falsabilidad, por tanto la predicción no es confirmada y la afirmación de la creación divina de la materia y la energía queda falsada. La hipótesis queda rechazada.

Aquí vemos claramente como la ciencia SI tiene algo que decir sobre Dios.

Imaginemos que el valor de la densidad de la masa del universo no haya sido igual a la necesaria para que la energía total del universo sea cero. Entonces, legítimamente se podría decir que un milagro, violación de las leyes de conservación, sería necesario para que el universo exista. Aunque no sea una prueba concluyente de la existencia de un creador a la satisfacción de todo el mundo, sería un fortísimo indicio a su favor. Pero tal no es el caso.

2da observacion sobre la no existencia de Dios.

El orden.

La hipótesis teísta implica que el orden del universo fue instituido por Dios. Si el universo fue creado, entonces debería tener un cierto orden cuando lo creó, el orden que el Diseñador imprimió en él. Vale decir, en el momento de la creación Dios debería haber puesto el orden del universo. Observaciones que impliquen esa situación o necesidades teóricas de tal situación serían indicios a favor de la existencia de Dios.

Nuevamente nos encontramos con que no se observan tales “marcas de Dios”.

Esto se puede explicar en términos de la 2da ley de la termodinámica, que expresa que la entropía o desorden de un sistema cerrado debe permanecer constante o aumentar con el tiempo. De esto se sigue que como se puede considerar al universo como un sistema cerrado, en algún momento no fue así y alguien desde “afuera” introdujo cierto orden al mismo.

Hasta el descubrimiento por parte de Hubble de la expansión del universo, lo anterior era un fuerte argumento a favor de la posibilidad de la existencia de Dios.

Si imaginamos un cierto desorden en una habitación, digamos zapatos y juguetes tirados por todas partes, siempre podremos obtener un orden local si tenemos un patio donde poner esos zapatos y juguetes causantes del desorden, de otra forma, cuando disponemos de mayor espacio se puede tener más orden local.

Como el universo se expande, partes del universo pueden tener mayor orden a pesar del aumento de la entropía porque el aumento total de la entropía “disponible” es mayor que el aumento de la entropía al expandirse el universo.

Esto es así porque la máxima entropía de una esfera de cierto radio, es la de un agujero negro de ese radio. Pero el universo, que asumimos como una esfera, no es un agujero negro y por lo tanto tiene menos que la máxima entropía. Por tanto aunque volviéndose más desordenado a medida que pasa el tiempo, nuestro universo tiene cada vez más lugar para el desorden. Así también se explica que alguna vez no tuvo lugar para más desorden, es decir, el desorden era máximo. Extrapolando la expansión a 13.7 millones de años atrás cuando el universo estaba confinado a la más pequeña porción de espacio posible, una esfera de Planck que tiene un radio igual a 1.6x 10-35 metros. Como se deduce de la segunda ley, aunque la entropía en ese entonces era menor a la de hoy, sin embargo “llenaba” toda la esfera porque la esfera de Planck es equivalente a un agujero negro.

En el principio el desorden del universo era completo, no tenía estructura; hoy sí tiene estructura basada en el hecho que su entropía ya no es máxima. En el principio no se diseñó nada, era un estado de caos.
Una vez más se ve un resultado científico que de haber sido de otra manera hubiera proveído de una fuerte evidencia de un creador.

Estamos forzados a concluir que el orden complejo que observamos ahora no pudo haber sido el resultado de un diseño inicial de la llamada “creación”. El universo no posee registro de lo ocurrido antes del Big Bang. El creador, de existir, no dejó huellas. Podemos reputarlo como inexistente en cuanto a esto.

3era observación sobre la no-existencia de Dios.

Porqué hay “algo” en vez de “nada”.

Si las leyes de la física proceden, como es demostrable, del espacio-tiempo vacío, ¿de dónde es que viene ese espacio-tiempo?

Este es el último recurso del teísta que busca argumentar la existencia de Dios. ¿Por qué existe “algo” en vez de “nada”?, pregunta que consideran “ganadora”, cuando todos sus supuestos argumentos cosmológicos y físicos fallan.

Analizando la cuestión, una vez más nos topamos con el problema de etiquetación, ¿ a qué exactamente es que llamamos “nada”? ¿cuáles son sus propiedades? ¿Si tuviera propiedades, seguiría siendo “nada”?
Los teístas dicen esto y responden que Dios es la respuesta, pero ¿por qué debería haber Dios y no “nada”?

Asumiendo que podamos definir “nada”, ¿por qué esto es un estado de cosas más natural que “algo”?

La mejor ciencia del momento parece indicar que “algo” es un estado de cosas más plausible que “nada”.

Considérese la simpleza de “nada”; no es razonable esperar que permanezca en ese estado, que sea muy estable. Es muy probable que experimente una transición de fase a algo más complicado, como un universo conteniendo materia. La transición de “nada” hacia algo es natural y no requiere de ningún agente.

La respuesta a la antigua cuestión de porqué hay algo en vez de nada es que ‘nada’ es inestable”--Frank Wilczek, Premio Nobel de Fisica

Los científicos calculan que en un universo sin bordes propuesto por Hawking, la probabilidad para que haya algo en vez de nada está por encima del 60%, de hecho es el 68% (ver “The Comprehensible Cosmos”, por V. Stenger, apéndice H).

Se puede afirmar entonces que el estado natural de las cosas en el universo es de “algo” en vez de “nada”.

Un universo vacío requeriría intervención sobrenatural, no así uno como el que observamos. Solamente una constante intervención divina podría mantener un estado de vacío en el universo, algo así como el que pretenda tener su patio libre de yuyos. Un estado natural de un patio vacío es lleno de yuyos, un patio sin yuyos es uno que requiere constante intervención del dueño. El hecho de que haya “algo” en vez de “nada” es lo que se esperaría si no hubiera Dios.

El argumento teísta, una vez más se vuelve contra ellos.

Ciencia VS Religión (Dawkins Vs Collins)

Por: David Van Biema

Traducido por Ricardo Montanía

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Hay dos grandes discusiones bajo el amplio título de la ciencia contra dios. El más familiar durante los últimos años es el más estrecho de los dos: ¿Puede la evolución darvinista soportar las críticas de los cristianos que creen que contradice la historia de la creación del libro del génesis? Estos últimos años, el creacionismo adquirió nueva modernidad como el progenitor espiritual del “diseño inteligente” (D.I), una tentativa científicamente redactada de demostrar que los espacios en blanco en la narrativa evolutiva son más significativos que lo convincente de su totalidad. El DI perdió algo de su calor periodístico el pasado mes de diciembre en que un juez federal la calificó como pseudo ciencia inadecuada para ser enseñada en las escuelas de Pennsylvania.Pero de hecho el creacionismo y el DI se relacionan íntimamente con una interrogante sin resolver más grande, en la cual se invierte el papel del agresor:

¿Puede la religión sostenerse ante el progreso de la ciencia?

Esta discusión la hizo Darwin, pero la posición de la antireligión está siendo promovida con insistencia por los científicos encolerizados por el diseño inteligente y excitados, quizás intoxicados, por el aumento de la capacidad de sus disciplinas de trazar, de cuantificar y de cambiar la naturaleza de la experiencia humana. La proyección de las imágenes del cerebro ilustradas–¡en color!  el asiento físico de la voluntad y de las pasiones, desafían el concepto religioso de una independencia del alma de las glándulas. Los químicos del cerebro indican los desequilibrios que podrían explicar los estados de éxtasis de santos visionarios o, algunos sugieren, de Jesús.
Como el Freudianismo antes, el campo de la sicología evolutiva genera  teorías del altruismo y de la religión que no incluyen a dios. Algo llamado la hipótesis de los multiversos, en cosmología, especula que el nuestro puede ser solamente uno en una cascada de universos, mejorando repentinamente las probabilidades que la vida habría podido generarse accidentalmente, sin la intervención divina. (Si las probabilidades eran 1 en mil millones, y tienes 300 mil millones de universos, ¿porqué no?)

Christoph Schönborn cardenal del Catolicismo romano ha puesto el apelativo de “cientificista” o “evolucionista” a los mas fervientes científicos desafiantes de la fe, puesto que esperan que la ciencia, más allá de ser una medida, sustituya a la religión como  cosmovisión y criterio moral. No es un epíteto apropiado para todos los que manejan un tubo de prueba. Pero una proporción cada vez mayor de profesionales está experimentando, lo que un investigador importante llama “ultraje sin precedentes”, a los insultos percibidos por la investigación y la racionalidad, extendiendo  la influencia  de la derecha del cristianismo en la política científica de la administración  Bush a la fe fanática de los terroristas de 9/11 a las demandas en curso del diseño inteligente.
Algunos son suficientemente radicalizados para hacer pública una Antigua cuestión, la idea que la ciencia y la religión, lejos de ser respuestas complementarias a lo Desconocido, son contradicciones completas–o, como el sicólogo de Yale  Paul Bloom con falta de finura  ha escrito, la “religión y la ciencia chocan siempre.”

El mercado esta inundado con los libros de científicos que describen  la muerte del debate entre la ciencia y  dios–con la ciencia que gana, o por lo menos superando de  lejos a las verdades subyacentes de la fe.Encontrar a un portavoz para este lado no era difícil, desde que Richard Dawkins, quizás su primer polemista, acaba de salir con el “The God´s Delusion (Houghton Mifflin), raro ejemplar cuyo título es tan claro que no amerita un subtítulo. El  best-seller por cinco semanas del The New York Times (ahora en N° 8) ataca la fe filosófica, histórica  y científicamente, pero se apoya pesadamente en la teoría darvinista, que fue la maestría de Dawkins como científico joven y más recientemente como portavoz de la sicología evolutiva, tan lúcido, que ocupa la cátedra de Charles Simonyi para la comprensión pública de la ciencia en la universidad de Oxford.Dawkins está montando la cresta de una onda literaria atea.
En 2004, The End of Faith, una afilada  acusación de SAM Harris estudiante graduado de neurología, fue publicado (más de 400.000 copias  impresas). Harris ha escrito una carta recordativa de 96 páginas, Letter to a Christian Nation, que ahora es N° 14 en la lista del Times. El pasado mes de febrero, el filósofo Daniel Dennett de la universidad Tufts produjo Breaking the Spell: La religión como fenómeno natural, que ha vendido menos copias pero ha ayudado a la discusión en la arena pública. Si Dennett y Harris son casi-científicos (Dennett trabaja en  un programa científico-filosófico multidisciplinario), los autores de la media docena de agresivos volúmenes  seculares son portaestandartes: Mentes Morales, Marc Hauser  biólogo de Harvard explora los –no divinos–orígenes de nuestro sentido de lo correcto y de lo incorrecto (septiembre); en Six imposible things before Breakfast (lanzado en enero) por el biólogo auto descrito como “ateo-reduccionista-materialista” Lewis Wolpert, la religión es una de esas cosas imposibles; Victor Stenger, físico-astrónomo, tiene un libro  God; The Failed Hypothesis  . Mientras tanto, Ana Druyan, viuda del astrofísico archi escéptico Carl Sagan, ha corregido las conferencias inéditas de Sagan sobre la ausencia de dios en un libro, The Varietes of Scientific Experience, que se publicará hacia fin de mes.   Dawkins y su ejército tienen un enjambre de opositores teológicos articulados, por supuesto. Pero los más ardientes de éstos realmente no tienen mayor interés en la ciencia, y una discusión en la cual una parte se apoya inamovible en las escrituras y la otra  en la tabla periódica no lleva muy lejos.
La mayoría de los americanos ocupan la tierra de en medio: lo  queremos todo. Deseamos participar en los grandes pasos de la ciencia y todavía humillarnos en el Sabbath. Deseamos el acceso a MRIs y a los milagros. Deseamos discusiones sobre asuntos como las células madre sin la concesión de que las posiciones sean tan intrínsecamente hostiles que hacen la discusión infructuosa.
Para balancear a los formidables porta estandartes científicos como Dawkins, buscamos a los que posean la convicción religiosa pero también los logros científicos suficientes para argumentar con credibilidad la diseminada opinión de  que la ciencia y  dios están en armonía, que, de hecho, la ciencia es de Dios.Los conciliadores informados se han hecho  recientemente más locuaces. La biólogo Joan Roughgarden de la universidad de Stanford acaba de salir con Evolution and Christian Faith, que proporciona lo que ella llama una “defensa cristiana fuerte” de la biología evolutiva, ilustrando los conceptos principales de la disciplina con pasajes bíblicos. El entomólogo Edward O. Wilson, escéptico pero de fé común, ha escrito The creation: An Appeal to Save Life on Earth   urgiendo  a creyentes y no creyentes a  unirse en pro de la conservación. Pero el primero de éstos en este campo es Francis Collins.La dedicación de Collins a la genética es, si eso fuera posible, mayor a la de Dawkins. Director del instituto de nacional de investigación del genoma humano, desde 1993, dirigió al equipo de 2.400 científicos que mapeó las 3 mil millones de letras bioquímicas de nuestro modelo genético, un jalón científico que el entonces presidente Bill Clinton honró en el 2.000 con ceremonias en la casa blanca, comparando la carta del genoma al mapa de Meriwether Lewis de su exploración continental.
Collins continúa conduciendo a su instituto en estudiar el genoma y prepararlo para cuestiones médicas.Él es también un cristiano, al cual se convirtió del ateismo a la edad 27 años y ahora encuentra tiempo para aconsejar a los científicos evangélicos jóvenes en cómo declarar su fe ante los logros en su mayor parte agnósticos de la ciencia.
En su best seller del verano, The Language of God: A Scientist Presents Evidence for Belief (Free Press), presenta algunas de las discusiones que él mantuvo en un debate de 90 minutos que la revista TIME arregló entre Collins y Dawkins en nuestras oficinas en el edificio Time and Life Building de la ciudad de Nueva York el 30 de setiembre de 2.006.
Algunos extractos de su interesante  intercambio se dan a continuación:
TIME: ¿Profesor Dawkins, si uno entiende realmente la  ciencia, es entonces Dios una ilusión, como el título de su libro sugiere?

DAWKINS: La cuestión de si existe un creador supernatural, un dios, es una de las más importantes que tenemos que contestar. Pienso que es una pregunta científica. Mi respuesta es no.

TIME: Dr. Collins, usted cree que la ciencia es compatible con la fe cristiana.

COLLINS: Sí. La existencia de Dios puede ser verdad o no. Pero llamarla una pregunta científica implica que las herramientas de la ciencia pueden proporcionar la respuesta. Desde mi perspectiva, dios no puede ser contenido totalmente dentro de la naturaleza, y por lo tanto la existencia de dios está fuera de la capacidad de la ciencia de sopesarlo.

TIME: Stephen Jay Gould, paleontólogo de Harvard, ha hecho una famosa argumentación acerca de que la religión y la ciencia puedan coexistir, porque ocupan cátedras  separadas herméticamente. Ambos parecen discrepar.

COLLINS: Gould instala una valla artificial entre las dos que no existe en mi vida. Porque creo que la energía creativa de dios ha dado origen a todo en primer lugar. Encuentro que estudiar el mundo natural es una oportunidad de observar la majestad, la elegancia, lo intrincado de la creación de dios.

DAWKINS: Pienso que los compartimientos separados de Gould eran un trabajo puramente político para ganar a gente religiosa del medio camino al campo de la ciencia. Pero es una idea muy vacía. Hay un montón de lugares en donde la religión pisa el césped científico. Cualquier creencia en milagros no es solo contradictoria a los hechos de la ciencia sino al espíritu de la ciencia.

TIME: Profesor Dawkins, usted piensa que la teoría de Darwin de la evolución hace más que simplemente contradecir la historia del génesis.

DAWKINS: Sí. Por siglos la argumentación de mayor peso acerca de  la existencia del dios del mundo físico era la llamada argumentación del diseño: Las cosas vivas son tan  hermosas y elegantes y al parecer tan útiles, que solamente habrían podido ser hechas  por un diseñador inteligente. Pero Darwin proporcionó una explicación más simple. Su manera es una mejora gradual, incremental a partir de principios muy simples y trabajando paso a paso incrementar minúsculamente a más complejidad, más elegancia, más perfección adaptiva. Cada paso, es poco significativo pero cuando los vas agregando  acumulando pasos durante millones de años, llegas a estos monstruos de improbabilidad, como el cerebro humano y la selva tropical. Esto debería advertirnos acerca de asumir que, porque algo es complicado, dios debe haberlo hecho.

COLLINS: No veo que la idea básica del profesor Dawkins acerca de la evolución sea incompatible conque dios la haya diseñado.

TIME: ¿Cuándo habría ocurrido esto?

COLLINS: Estando fuera de la naturaleza, dios está también fuera del espacio y del tiempo. Por lo tanto, en el momento de la creación del universo, dios habría podido también activar la evolución, con conocimiento completo de cómo resultaría, quizás incluyendo, nosotros teniendo esta conversación. La idea que él podría prever el futuro y también darnos espíritu y libre albedrío para realizar nuestros propios deseos llega a ser enteramente aceptable.

DAWKINS: Pienso que eso es una enorme falta de responsabilidad. Si dios deseara crear vida y crear seres humanos, sería absurdo que decida  esperar 10 mil millones años antes del comienzo de la vida y entonces esperar otros 4 mil millones años hasta conseguir seres humanos capaces de adorarlo y de pecar  y de todas las cosas en las que la gente religiosa está interesada.

COLLINS: ¿Quiénes somos nosotros para decir que esa es una manera absurda de hacerlo? Pienso que dios no tiene el propósito de hacer que sus intenciones sean absolutamente obvias para nosotros. Si le satisface ser una deidad  a la cual debemos buscar sin ser forzados, ¿no habría sido lógico que utilice el mecanismo de la evolución sin la fijación de marcas obvias en el camino, para revelar su papel en la creación?

TIME: Ambos libros suyos sugieren que si las constantes universales, las seis o más características de nuestro universo, hubieran variado, esto hubiera hecho la vida imposible. Dr. Collins, ¿puede proporcionar un ejemplo?

COLLINS: La constante gravitatoria, si fuera menor por una fracción en  cientos de millones de millones, entonces la expansión del universo después del Big Bang no hubiera ocurrido en la manera que era necesaria para que ocurra la vida. Cuando miras esa evidencia, es muy difícil adoptar la idea de que fue solo casualidad. Pero si estás dispuesto a considerar la posibilidad de un diseñador, esto se convierte en una explicación plausible para algo que de otra manera es un acontecimiento excesivamente improbable–a saber– nuestra existencia.

DAWKINS: La gente que cree en dios concluye que debe haber sido un divino manipulador el que giró las perillas de esta media docena de constantes para hacerlas correctas. El problema es que esto implica que, porque algo es altamente improbable, necesitamos a dios para explicarlo. Pero ese dios sería aún más improbable. Los físicos han creado otras explicaciones. Una es que estas seis constantes no pueden variar. Una teoría unificada demostrará eventualmente que están tan relacionadas  como la circunferencia al diámetro de su círculo. Eso reduce las probabilidades que tienen de variar independientemente y ajustarse sólo para “pagar la cuenta”. La otra manera es la del multiverso. Esto dice que quizá el universo en que estamos es uno más de un número muy grande de universos. La gran mayoría no contendrá vida porque tienen la constante gravitatoria incorrecta, o mal esta o aquella constante. Pero como el número de universos aumenta, las probabilidades aumentan de manera  que una minoría minúscula de universos podrá tener la constante correcta.

COLLINS: Esa es una opción interesante. Salvo una resolución teórica, que pienso es inverosímil, todavía tienes que decir que hay chorro cientos universos paralelos por ahí que no podemos observar actualmente, o tienes que decir, había un plan. Encuentro realmente más aceptable la existencia de un dios que planeó todo antes que el burbujear de todos estos multiversos. El rasero de Occam dice que debes elegir la explicación que es la más simple y directa, lo que me conduce más a creer en dios que en el multiverso, que se parece a un forzamiento de la imaginación.

DAWKINS: Acepto que puede haber cosas, de lejos, más magníficas y más incomprensibles que las que podemos imaginar. Lo que no puedo entender es porqué invoca la improbabilidad pero no admite que socava su argumento al postular  algo tan  improbable, estableciendo por arte de magia la palabra dios.

COLLINS: Mi dios no me es improbable. Él no tiene ninguna necesidad de una historia de la creación de sí mismo o de ser ajustado por  algo más. Dios es la respuesta a todos los  “¿cómo habrá sido?”.

DAWKINS: Pienso que eso es la madre y el padre de todas las irresponsabilidades. Es una búsqueda científicamente honesta descubrir de dónde proviene esta aparente improbabilidad. Ahora el Dr. Collins dice, “bien, dios lo hizo. Y dios no necesita ninguna explicación porque dios es exterior a todo esto.” Bien,  qué evasión increíble de la responsabilidad de explicar. Los científicos no hacen eso. Los científicos dicen, “estamos trabajando en ello. Estamos luchando para entender.”

COLLINS: La ciencia debe continuar ciertamente considerando si podemos encontrar la evidencia para los multiversos que pudieran explicar porqué nuestro propio universo parece estar finamente ajustado. Pero me opongo a la asunción de que cualquier cosa que pueda estar fuera de naturaleza debe ser sacada de la conversación. Eso es una visión empobrecida de las clases de preguntas que los seres humanos pueden hacer,  por ejemplo “¿por qué estoy aquí? ”, “¿qué sucede después de que muramos? ”, “¿hay un dios?” Si rechazas reconocer su conveniencia, terminas  con una probabilidad cero de  dios después de examinar el mundo natural porque no te convence sobre las bases de la     prueba. Pero si tu mente está abierta a la posibilidad de dios, puedes señalar  los aspectos del universo que son consistentes con esa conclusión.

DAWKINS: Para mí, la aproximación correcta es decir que somos profundamente ignorantes de estas materias. Necesitamos trabajar en ellas. Pero decir repentinamente — la respuesta es dios—eso me parece cerrarse a la discusión.

TIME: ¿Podría ser la respuesta  dios?

DAWKINS: Podría haber algo increíblemente magnífico e incomprensible y más allá de nuestra actual comprensión.

COLLINS: Ése es dios.

DAWKINS: Sí. Pero podría ser cualquiera de mil millones de dioses. Podía ser el dios de los marcianos o de los habitantes de alfa-centauri. La posibilidad de ser un dios particular, Yahvé, el dios de Jesús, es tan pequeña que se desvanece–, cuando menos, la responsabilidad está en ud. de demostrar porqué piensa que ese es el caso.

TIME: El libro del génesis ha conducido a muchos Protestantes conservadores a oponerse a la evolución y a otros a insistir en que la tierra tiene solo 6.000 años.

COLLINS: Existen creyentes sinceros que interpretan el génesis 1 y 2 de una manera muy literal que contraría francamente nuestro conocimiento de la edad del universo o de cómo los organismos vivos se relacionan unos con otros. San Agustín escribió que básicamente  no es posible entender qué está descrito en el génesis. No fue pensado como libro de texto de   ciencias. Fue pensado como descripción de quién era  dios, de quienes somos y lo que se supone debe ser nuestra relación para estar con dios. Agustín advierte explícitamente contra una perspectiva muy estrecha que ponga nuestra fe en riesgo de parecer ridícula. Si aceptas esa interpretación, lo que la biblia describe es muy consistente con el big bang

DAWKINS: Los físicos están estudiando el big bang, y un día pueden o no resolverlo. Sin embargo, lo que el doctor Collins ha –¿puedo llamarte Francis?

COLLINS: Oh, por favor, Richard, hazlo.

DAWKINS: Lo que Francis ha dicho acerca del génesis es, por supuesto, una pequeña batalla entre él y sus colegas fundamentalistas…

COLLINS: No es tan privado. Es algo público. [Risas.]

DAWKINS: … Sería inapropiado para mí sugerirle que se ahorraría un desagradable problema si simplemente dejara de darles la hora. ¿Por qué incomodarse con estos payasos?

COLLINS: Richard, pienso que no hacemos un servicio al diálogo entre la ciencia y la fe al caracterizar negativamente a gente sincera. Eso inspira una posición aún más cerrada. Los ateos son a veces un poco arrogantes en este aspecto, y caracterizar la fe como algo a lo que solamente un idiota se uniría es poco probable que ayude a tu caso.

TIME: ¿Dr. Collins, la resurrección es un argumento esencial de la fe cristiana, pero acaso esto, junto con el nacimiento virginal y algunos milagros, no invalida fatalmente el método científico, que depende de la constancia de las leyes naturales?

COLLINS: Si estás dispuesto a contestar sí a un dios fuera de la naturaleza, entonces no hay nada contrario a dios en las raras ocasiones que elige invadir el mundo natural de una manera que aparezca milagrosa. ¿Si dios hizo las leyes naturales, por qué no podría él violarlas cuando es un momento particularmente significativo para él que lo haga así? Y si aceptas la idea que Cristo era también divino, como es mi caso, entonces su resurrección no es en sí misma un gran salto lógico.

TIME: ¿La misma noción de los milagros, no invalida la ciencia?

COLLINS: En absoluto. Si estás en mi campo, un lugar en donde la ciencia y la fe podrían tocarse está en la investigación de acontecimientos supuestamente milagrosos.

DAWKINS: Siempre que se cierran las puertas en la cara para la investigación constructiva, la palabra es milagro. A un campesino medieval, una radio se le habría parecido a un milagro. Toda clase de cosas pueden suceder, que, debido las luces de la ciencia de hoy, clasificaríamos como milagro tal y cual como la ciencia medieval calificaría a un Boeing 747. Francis dice cosas como “desde la perspectiva de un creyente”. Una vez que te sitúas en una posición de fé pierdes repentinamente  todo tu natural escepticismo  y credibilidad, tu verdadera credibilidad científica. Lamento ser tan áspero.

COLLINS: Richard, convengo realmente con la primera parte de lo que dijiste. Pero desafiaría la declaración que mis instintos científicos son menos rigurosos que los tuyos. La diferencia es que mi presunción de la posibilidad de dios y por lo tanto de lo supernatural no es cero, y la tuya lo es.

TIME: Dr. Collins, ha descrito el sentido moral de la humanidad no sólo como un regalo de dios sino como indicador de su existencia.

COLLINS: Hay un campo entero de la investigación que ha surgido en los últimos 30 o 40 años–algunos lo llaman sociobiología o sicología evolutiva–que concierne a de donde proviene nuestro sentido moral y porqué valoramos la idea del altruismo, y ha localizado ambas respuestas en las adaptaciones del comportamiento para la preservación de nuestros genes. Pero si crees, y Richard ha articulado esto, que la selección natural funciona de individuo a individuo, no en un grupo, entonces ¿por qué el individuo arriesgaría su propia ADN, haciendo algo desprendido,  para ayudar a alguien de una manera que pudo disminuir sus posibilidades de reproducción? Concedido, podemos intentar ayudar a nuestros propios miembros de la familia porque comparten nuestro ADN. O ayudar a algún otro con la expectativa de que nos ayudarán más adelante. Pero si te fijas  en las más admiradas manifestaciones del altruismo, éste no se basa en la selección o la reciprocidad de los parentescos. Un ejemplo extremo pudo ser Oscar Schindler que arriesgaba su vida para salvar a más de mil judíos de las cámaras de gas. Esto es lo contrario de cuidar los genes. Vemos versiones menos dramáticas diariamente. Muchos de nosotros pensamos que estas cualidades pueden venir de dios–especialmente debido a que la justicia y la moralidad son dos de las cualidades que identificamos más rápidamente con dios.

DAWKINS: ¿Puedo empezar con una analogía? La mayoría de la gente entiende que la lujuria sexual tiene que ver con propagar genes. La copulación en la naturaleza conduce a la reproducción y así a más copias genéticas. Pero en la sociedad moderna, la mayoría de los cópulas implican la contracepción, diseñada exactamente para evitar la reproducción. El altruismo tiene probablemente orígenes como los de la lujuria. En nuestro pasado prehistórico, habríamos vivido en familias extendidas, rodeadas por los parentescos cuyos intereses podríamos haber querido promover porque compartían nuestros genes. Ahora vivimos en ciudades grandes. No estamos rodeados de parientes ni de gente que tratará nuestras buenas acciones con reciprocidad. No importa. Justamente igual que la gente involucrada en el sexo con contracepción no es conciente de su motivación  por un impulso de tener bebés, no pasa por nuestra imaginación la razón por la cual hacer buenas cosas está basada en el hecho de que nuestros ancestros primitivos vivían en grupos pequeños. Esa, me parece que es una razón altamente plausible para explicar de donde proviene el deseo de moralidad, el deseo del bien.

COLLINS: Para ti argumentar que nuestros actos más nobles sean un fallo del comportamiento darvinista no hace justicia al sentido que todos tenemos sobre los absolutos que están implicados aquí de bueno y de malvado. La evolución puede explicar algunas características de la ley moral, pero no puede explicar porqué debe tener una significación real. Si es solamente una conveniencia evolutiva, no hay realmente cosa tal como bueno o malvado. Pero para mí, es mucho más que eso. La ley moral es una razón de pensar en dios como plausible–no apenas un dios que pone el mundo en  movimiento sino un dios que cuida de los seres humanos, porque parecemos ser las únicas criaturas en el planeta en tener este sentido, de lejos, desarrollado de la moralidad. Lo que has dicho implica que fuera de la mente humana, ajustado por los procesos evolutivos, el bien y el mal no tienen ningún significado. ¿Estás de acuerdo?

DAWKINS: Incluso la pregunta que estás haciendo no tiene ningún significado para mí. Bueno y malvado–No creo que está colgando allí afuera, en ningún lado, algo llamado bueno y algo llamado malo. Pienso que hay buenas cosas que suceden y malas cosas que suceden.

COLLINS: Pienso que esa es una diferencia fundamental entre nosotros. Estoy contento de que la hayamos identificado.

TIME: Dr. Collins, sé que favorece la apertura de nuevas líneas de experimentación con células-madre. Pero el hecho de que la fe ha hecho que se legisle en contra de ello ¿no arriesga que se cree una opinión acerca de que la religión impide a la ciencia salvar vidas?

COLLINS: Permítame primeramente decir, como descargo, que hablo como ciudadano privado y no como representante de ninguna rama ejecutiva del gobierno de los Estados Unidos. La impresión de que la gente de fe se opone uniformemente a la investigación de las células-madre no está documentadamente establecida. De hecho, mucha gente de fuerte convicción religiosa, piensa que esto puede ser una aproximación moral aceptable.

TIME: ¿Pero hasta el punto de que una persona argumente  la fe o las Escrituras antes que  la razón, cómo podrían responder los científicos?

COLLINS: La fe no es contraria a la razón. La fe se apoya en ángulo recto sobre la razón, pero con el componente agregado de la revelación. Por tanto  tales discusiones entre   científicos y creyentes ocurren muy fácilmente. Pero ni los científicos ni los creyentes incorporan siempre los principios exactos. Los científicos pueden tener su juicio nublado por sus aspiraciones profesionales. Y la verdad pura de la fe, en la que puedes pensar  como en esta agua espiritual clara, se vierte en los recipientes oxidados llamados seres humanos, y así a veces los principios benévolos de la fe pueden ser quedar distorsionados cuando las posiciones se endurecen.

DAWKINS: Para mí, las preguntas morales tales como investigación de las células-madre giran acerca de si se causa algún sufrimiento. En este caso, claramente no se causa ninguno. Los embriones no tienen ningún sistema nervioso. Pero eso no es discutido por el público. ¿La discusión es, son humanos? Si eres un absolutista moral dices, “estas células son humanas, y por lo tanto merecen una cierta clase de tratamiento moral especial.” El absolutismo moral no siempre proviene de la religión pero usualmente así es.Matamos animales no humanos en granjas, y tienen sistemas nerviosos y sufren. La gente de fe no está muy interesada en su sufrimiento.

COLLINS: ¿Los seres humanos tienen una distinta significación moral que las vacas en general?

DAWKINS: Los seres humanos tienen quizás más responsabilidad moral, porque son capaces de razonar.

TIME: ¿Algún pensamiento conclusivo de ambos?

COLLINS: Sólo quiero decir  que después de  más que un cuarto de siglo como científico y creyente, no encuentro absolutamente nada en conflicto en convenir con Richard en prácticamente todas sus conclusiones sobre el mundo natural, y también decir que todavía puedo aceptar y abrazar la posibilidad que hay respuestas que la ciencia no puede proporcionar sobre el mundo natural–las preguntas sobre porqué en vez de las preguntas sobre cómo. Estoy interesado en los porqués. Encuentro muchas de esas respuestas en el reino espiritual. Eso no compromete de ninguna manera mi capacidad de pensamiento riguroso como científico.

DAWKINS: Mi mente no es cerrada, como has sugerido ocasionalmente, Francis.
Mi mente está abierta a la gama más maravillosa de posibilidades futuras, sobre las cuales ni siquiera puedo soñar, ni tú puedes, ni nadie puede. De lo que soy escéptico es acerca de la idea de que alguna revelación maravillosa en la ciencia del futuro, resultará ser una de las religiones históricas particulares con que algunos pueblos han soñado. Cuando comenzamos  y hablábamos de los orígenes del universo y de las constantes físicas, proporcioné lo que pensé eran argumentos fuertes contra un diseñador inteligente supernatural. Sin embargo me parece una idea digna. Refutable–pero sin embargo magnífica y bastante digna de respeto. No veo a los dioses Olímpicos o a Jesús  bajando a tierra y muriendo en la cruz como digno de esa grandeza.
Si hay un dios, va a ser algo mucho más grande y mucho más incomprensible  que cualquier cosa que cualquier teólogo de cualquier religión haya propuesto alguna vez.

Este artículo se encuentra (en inglés) en:

http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,1555132,00.html