Robert Ingersoll

Nació el 11 de agosto de 1833 en Dresden, estado de Nueva York, E.E.U.U.
Murió en 1899.

En una época en la cual no existían ni la radio ni la televisión, Robert G. Ingersoll era considerado por muchos, incluídos aquellos con los cuales debatía, el más grande orador de todo el mundo.
Mayormente olvidado hoy, Ingersoll fue un soldado, un abogado, un político y un hombre de familia. Los librepensadores lo recordamos como “El Gran Agnóstico”.

Peleó en la Guerra Civil norteamericana con el grado de Coronel.

Terminada la guerra abrió un bufete de abogado en Washington y otro en Nueva York.

Fue ampliamente conocido por las conferencias y lecturas que daba a través de todo el país. Hablaba por horas y la gente se retiraba satisfecha. Hablaba sobre muchos tópicos pero era principalmente conocido por sus ataques a la religión. Sus puntos de vista sobre el control de la natalidad, derechos de las mujeres, corrupción de la religión y debates con teólogos le hicieron perder cargos en el gobierno del presidente Garfield pero continuó hablando y debatiendo hasta su muerte en 1899.

Algunas de sus lecturas más conocidas son:

Algunos errores de Moisés
Los dioses
Los fantasmas
Libertad del Hombre, la Mujer y el Niño
Herejía y herejes
Blasfemia
Shakespeare
Robert Burns
Abraham Lincoln
Voltaire

“Mi siguiente idea es que, la única posible bondad en el universo es la felicidad. El momento de ser feliz es ahora. El lugar para ser feliz es aquí. La forma de ser feliz es haciendo feliz a alguien”.

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