Bertrand Russell

Nació el 18 de mayo de 1872 en Gales, Gran Bretaña.
Murió el 2 de febrero de 1970 en Gales, Gran Bretaña.

Bertrand Russell fue uno de los más distinguidos filósofos y matemáticos del siglo XX. Escribió sobre una amplia gama de temas, desde los fundamentos de las matemáticas y la teoría de la relatividad al matrimonio, los derechos de las mujeres y el pacifismo. La vida de Russell fue apasionada, intensa y larga y se fraguó un nombre tanto en los círculos de especialistas como entre las multitudes que o lo seguían con fervor o lo odiaban con intensidad.

En matemáticas su gran contribución es la indudablemente importante Principia Mathematica con Alfred North Whitehead, libro en tres volúmenes en donde a partir de ciertas nociones básicas de la lógica y la Teoría de conjuntos se deduce la totalidad de las matemáticas. Mostrando así el poder de los lenguajes formales, la posibilidad de modelar las matemáticas y la fertilidad de la lógica.

Un libro profundamente influyente e importante que contribuyó al desarrollo de la lógica, la teoría de conjuntos, la inteligencia artificial y la computación así como la formación de pensadores de la talla de David Hilbert, Ludwig Wittgenstein, Alan Turing, Willard Van Orman Quine y Kurt Gödel. En filosofía contribuyó prácticamente en todas las áreas, desde la misma metodología abogando siempre por el análisis y alertando a los filósofos de las trampas del lenguaje, sentando así el método y las motivaciones de la filosofía analítica.

Sus contribuciones de contenido incluyen su innegable artículo maestro Sobre el Denotar y una serie de libros y artículos en problemas desde la filosofía de las matemáticas, la metafísica, la epistemología, la inferencia científica y la ética a una serie de enfoques interesantes y fértiles al problema mente-cuerpo, enfoques discutidos hoy en día por variedad de filósofos importantes como David Chalmers, Michael Lockwood, Thomas Nagel, Grover Maxwell, etc.

Russell fue un conocido pacifista durante la Primera Guerra Mundial, aunque se manifestó a favor de tomar acciones bélicas durante la Segunda Guerra Mundial, alegando que un mundo en donde el fascismo fuera la ideología reinante sería un mundo en donde lo mejor de la civilización habría muerto y no valdría la pena vivir. Estuvo en prisión dos veces, la primera conectada con sus actividades pacifistas durante la gran guerra y la segunda por participar en una manifestación contra la proliferación de armas nucleares.

Contrajo matrimonio cuatro veces. La última vez, con Edith Finch, pudo alcanzar la paz y entendimiento que siempre buscó. Tuvo tres hijos, John, Kate y Conrad. Conrad se convirtió en un importante político del Partido Liberal Demócrata en Inglaterra y en un historiador erudito, murió recientemente quinto conde de Russell.

Russell fue también además de activista y pensador de primera línea un soberbio polemicista que se convirtió en el ícono del racionalismo para toda una generación. Polemizó sobre el control de natalidad, los derechos de las mujeres, la inmoralidad de las armas nucleares, y sobre las deficiencias en los argumentos y razones esgrimidos a favor de la existencia de Dios. Siempre en sus escritos hizo gala no sólo de un magnífico estilo literario sino también de un excelente sentido del humor y una habilidad para sorprender y provocar con la ironía, el sarcasmo y la metáfora. Sin duda alguna Lord Russell fue uno de los pensadores más interesantes, profundos, mordaces y activos del siglo XX y dejó un enorme legado de escritos de los cuales podemos extraer importantes lecciones.

En 1962, a los 90 años, medió en la crisis de los misiles de Cuba para evitar que se desatara un ataque militar, escribiendo cartas tanto a Kruschev como al presidente Kennedy y siendo intermediario en sus respuestas mutuas. Organizó con Albert Einstein un manifiesto que dio vida a las Conferencias de Pugwash, ante la amenaza de una guerra nuclear y pasó los últimos quince años de su vida haciendo campaña en contra de la fabricación de armas nucleares.

En esto seguía el consejo que había dado a un entrevistador, diciéndole que el deber del filósofo en esos tiempos era evitar a toda costa un nuevo holocausto, la destrucción de la humanidad. Murió pacíficamente a los 98 años, en compañía de su última esposa, Edith Finch. Alejandro Tomasini Bassols, investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM nos dice de él: “El filósofo en cuestión es el hombre con el que, de hecho, se inicia el desarrollo moderno de la lógica, esto es, de la ciencia tradicionalmente vista como el prototipo de lo `a priori` y considerada por muchos (como por ejemplo Kant) como acabada en la forma que hace 2.000 años le dio Aristóteles, un pensador que revolucionó la metafísica y la teoría del conocimiento, un conocedor profundo de la ciencia de su tiempo y él mismo un matemático, un moralista importante y un gran humanista. De ahí que ocuparse de su pensamiento constituya una experiencia filosófica de valor incalculable.

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